Me encantaría tratar de coreografiar esas lecturas que alrededor de la práctica de la danza han diagramado una suerte de cartografía como ruta posible de un espacio (real o imaginario), depósito de coordenadas que nos permiten conocer y orientarnos en él. Y así ajustar ciertas aproximaciones teóricas al campo de los estudios danzológicos que, a modo de piloto automático, guíen en ese espacio (ficcional o indiscutible) los intentos por describir y dilucidar lugares donde otorgarles un logos a aquellas alineaciones culturales, históricas, sociales o simbólicas en la danza; con ello, trataríamos de bocetar, mapear, atrapar, poner en (re)acción nuestras permanencias o evasiones dentro de esta área del conocimiento.

“Los textos sobre danza, bajo atención editorial desde las primeras décadas del proceso revolucionario cubano, nos acercan a la más variada literatura”. Imagen: Tomada de Internet

Y es que, tratando de coreografiar esas lecturas, la danza no puede renunciar a ver en el cuerpo, el centro de sus análisis, ocupaciones y operatorias expresivas. De este modo, y más allá de las opciones opuestas de lo efímero o perdurable asociado el fenómeno del body functioning, la intención lectora regresaría para soflamar la eterna discusión sobre esa franja coreográfica donde tenemos cosas que decir que aún no han sido dichas o no encontramos cómo decir. Ahí radica la importancia de la lectura teórica para quien se proponga, afectada o afectado por sus propias preguntas, coreografiar la dynamis de su pensamiento. Sí, lo presupongo, toda lectura está mediada por las experiencias y obsesiones más personales, aun cuando presumamos cierta apariencia descentralizadora de nuestro capital simbólico. Solo que esta coreografía demanda mucha voluntad para intentar instalar la cavilación generosa sobre un “problema” que, en varios sentidos, debería al menos expropiar el centralismo ciego y autocomplaciente de nuestras zonas de confort para analizar la danza y sus modos pensantes.

Entonces, situándonos en contexto, los textos sobre danza, bajo atención editorial desde las primeras décadas del proceso revolucionario cubano, nos acercan a la más variada literatura. Entendible el peso de la vertiente historicista, debíamos entrar en materia. Aun, desde esta perspectiva, fue notable el acercamiento al común lector de textos universales que todavía mantienen una relevante valía informacional. De El Ballet, de la autoría de Boris Kochno, publicado en 1962 por la Editorial Nacional de Cuba o Anatomía y Ballet, de Celia Spanger, con notas a primera edición del maestro Fernando Alonso (también en 1962), se aprecia el apego a temáticas muy específicas (encauzados al ballet), comprensible por el interés que recobraría esta manifestación en el país.

Al presente, cuando el impasse pandémico nos ha llevado a guarecernos en nuestras bibliotecas, a la actualización y trueque de muchos archivos, oportuno viene siendo el regreso a textos de autoras y autores nuestros, publicados por distintas editoriales cubanas. Textos resultantes de serias investigaciones alrededor de la danza y sus diferentes modos de comportamiento. Retornar a algunos libros (ya casi reliquias) y procurar extraer de las implicancias históricas que contienen, otros asomos, alcances, extensiones y asociaciones temáticas, desde la configuración en la que la actualidad de la pandemia, todavía inmanente, acciona sobre nuestras atenciones y desvelos hacia la danza, ha sido disfrute importante. Ir al estante, desempolvar con un lente de aumento y advertir en las hojas de los libros, asuntos y zonas que la danza ha venido indagando mucho antes de que las pantallas de los móviles, tabletas y computadoras se erigieran salvación imprescindible ante el requerido encierro, es movilización pertinente.

“Toda lectura está mediada por las experiencias y obsesiones más personales, aun cuando presumamos cierta apariencia descentralizadora de nuestro capital simbólico”. Imagen: Tomada de Internet

Recorrer las aportaciones fundacionales de María del Carmen Hernández en su magistral guía de estudio para Historia de la Danza en Cuba; los diseños de vestuario, pasos básicos, figuras y simbologías espaciales en Bailes Populares Cubanos, de María Antonia Fernández; las diversas guías de estudio de Folklore Latino y Cubano de Graciela Chao; los manuales, relatorías e indicaciones metodológicas para la enseñanza del folklore de Sara Lamerán, entre otros ejemplos centrales, ha despertado muchas atenciones. Notorio en ellos es el rol del cuerpo danzante como vector (evidente o supuesto) de transformaciones y acumulaciones para dialogar en espacio con el tiempo de las danzas.

Obvio, no pretende este primer acercamiento dar un enfoque unitario ni categórico, mucho menos, cubrir todas las líneas temáticas ni autores que desde los confines insulares han visto en la praxis danzaria una motivación para la escritura en Cuba. Asimismo, el trabajo editorial que en tantos años de tránsitos ha ocupado su producción poligráfica sobre asuntos muy propios de la danza; ahí, donde la firma de imprescindibles nombres son huella narrante del peso de los cuerpos en sus dimensiones expresivas. No obstante, registrar el hacer de Ramiro Guerra, Miguel Cabrera, Francisco Rey Alfonso, Fidel Pajares, Graciela Chao, Roberto Méndez, Bárbara Balbuena, Pedro Simón, por citar ejemplos con publicaciones considerables. Entre ellos, la obra de Ramiro Guerra me sirve como eje para signar el sentido reflexivo más centrado en el “campo” de la teoría de la danza.

Y en él, en Ramiro y su obra “textual”, el propósito de coreografiar esas lecturas que alrededor de la práctica artística nos permiten viajar en el adentro y en el afuera con marcada intención fundacional de un modus teorético desafiante entre lo efímero o perdurable de la danza misma. Me refiero a su empeño inaugural por generar procesos de activación tanto prácticos como teóricos, alrededor de la reflexión y la producción artística y bibliográfica que develara el quehacer dancístico desde los primeros años de la fundante danza moderna cubana. Su propia obra coreográfica es indicadora de esa capacidad y voluntad investigativa seria y de alto valor cultural. Sus numerosos textos publicados, que mixturan historia, semiótica, erótica, antropología, apreciación y crítica, fundamentos coreográficos y principios metodológicos, seguirán siendo mira y diana. 

Con el primer número de los “Cuadernos Arte Danzario–ISA”, regresa la huella de Ramiro y su permanente vocación de despertar el interés investigativo desde y hacia la danza.

Hoy, próximos al centenario del natalicio de Ramiro Guerra y como reafirmación del legado de aquellos cuadernos (“Colección Estudios Teóricos”) que él comienza en el Instituto Superior de Arte cuando se creara la Facultad Arte Danzario, nos regresan la oscilación “Danza: ¿efímera o perdurable?” para hilvanar una ruta deseable y cierta e insistir en “posicionar un pensamiento”, el de quienes hoy formamos parte del claustro docente de la Facultad de Arte Danzario de la Universidad de las Artes.

Si bien la producción teórica sobre danza miró hacia la figura de Ramiro Guerra como uno de los autores principales, hecho que no tiene discusión, el contexto durante las dos primeras décadas de este siglo, en la medida que las investigaciones resultantes de los estudios de pre y postgrado en dicha Facultad, tributan a una zona necesaria que construye en presente, el mirar teórico, crítico, metodológico para debatir en torno a cuestiones tan importantes de danza en Cuba.

Los “Cuadernos Arte Danzario-ISA” tienen el cometido de hacer visible esa gran producción teórica de la Facultad de Arte Danzario que, en treinta años, se encuentra dispersa, fragmentada. Como insistiera Ramiro en sus inicios, serán objeto de publicación aquellas razones que actualicen el lugar de la teoría en la práctica de la danza. Ahí, el trabajo editorial de la profesora Mercedes Borges, junto al diseñador gráfico Jorge Méndez, da unidad conceptual, temática y visual a un conjunto selectivo de textos que, agrupados, clasificados, son muestra del importante valor epistémico contenido en sus páginas, parte de esa producción de conocimientos que en materia de danza se origina cada día en Cuba.

La propia obra coreográfica de Ramiro Guerra es indicadora de esa capacidad y voluntad investigativa seria y de alto valor cultural. Foto: Tomada de Cubaescena

Con el primer número de los “Cuadernos Arte Danzario–ISA”, regresa la huella de Ramiro y su permanente vocación de despertar el interés investigativo desde y hacia la danza. Son los Cuadernos parte de ese gran legado, y creemos que es el mejor de los homenajes a las celebraciones por su pronto cumpleaños en el venidero mes de mayo.

Efímera o perdurable, bienvenida sea siempre la escritura sobre danza para coreografiar las lecturas más diversas. Lecturas in extensa, parte de esos nexos que seguirán acompañando la revisitación y desempolve de los estantes, las bibliotecas y los archivos atesorados de quienes apuestan por la escritura sobre/de/acerca de la danza como trazo vivido y vívido de sus gentes. Del ayer, el hoy y del mañana de nuestras danzas todas, y en ellas, anclar miradas para posicionar un pensamiento.

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