Danza por Ramiro

Marilyn Garbey Oquendo
7/5/2019

Recibimos, Lázaro [1] y yo, la llamada de un amigo colombiano, conmovido por la partida del maestro Ramiro Guerra. Nos cuenta que, en su comunidad originaria [2], la vida comienza después de la muerte. Íbamos camino a la función de Danza Contemporánea con una mezcla de tristeza y dolor, de alegría por haber compartido con el maestro su sabiduría y su peculiar sentido del humor, sabedores de que fue un privilegio asistir al tiempo de vida y de creación de un hombre excepcional.

Danzas de amor que se fue, por Danza Contemporánea de Cuba. Fotos: Tomadas de ACN

Anunciaban el estreno de Danzas de amor que se fue, del británico Billie Cowie, y la reposición de Mambo3XXI, del cubano George Céspedes. Como es habitual en los programas de la compañía, que celebra sus 60 años de labor fecunda e intensa y que dirige Miguel Iglesias, no faltó la amplitud creativa.  

La colaboración con Billie Cowie siempre es un reto para los bailarines cubanos, porque les propone una manera diferente de explorar el  cuerpo, de interactuar en el espacio escénico. En esta ocasión, son los versos de amor del poeta Federico García Lorca los motivos inspiradores para propiciar el diálogo entre un ejército de mujeres (un universo tan entrañable para el autor de Yerma) y un hombre, preocupados todos por la desaparición de Amor.

Se escuchan, de forma apenas audible, versos lorquianos, y se proyectan imágenes de la artista visual Silke Mansholt. El cuerpo de baile está integrado solo por mujeres, excelentes intérpretes, quienes recrean pasos típicos de las danzas de origen ibérico, desde el lenguaje de la danza contemporánea.

La estructura coreográfica se anuncia provocadora, dada la irrupción del entrevistador, que pregunta con énfasis: ¿por qué se fue Amor? Pero se vuelve reiterativa por exceso, y porque no siempre las respuestas llevan la carga simbólica que exige la ocasión. Son bellísimas las imágenes de la hilera de bailarinas sobre el fondo pictórico que proyecta flores y cisnes, y la obra llega al clímax con el solo de Leyna González, sentada en una silla expresando, con el lenguaje corporal, su honda tristeza por la partida de Amor.

Lorca nació en Granada, España, pero su poesía y su duende calaron hondo en esta isla. Aún se recuerdan los montajes de Berta Martínez de Bodas de Sangre y el de Carlos Díaz de Teatro El Público. Rubén Darío Salazar ha narrado con los títeres La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón. Roberto Blanco subió al  Teatro Mella su Yerma, en una puesta en escena en la cual actores y bailarines asumían los roles protagónicos. Miguel Iglesias recibió el Premio de Actuación esa vez, compartiendo escena con la extraordinaria Idalia Anreus. 

Es decir, Lorca es uno de los nuestros. Se recordará que, por muchos años, el Gran Teatro de La Habana, hoy bautizado con el nombre de Alicia Alonso, llevaba el nombre del poeta, y así todavía lo llamamos los de mi generación que, en este 2109, todavía vamos al “Lorca”.

Loc@s por el mambo

Ramiro Guerra quedó fascinado cuando vio Mambo3XXI. Tanto, que lo expresó:

Luminosa y transparente, Mambo3XXI es una coreografía que posee la simplicidad y el poder de las grandes obras danzarias. Identitariamente cubana, presenta con talento, una nacional y universal frescura y profundidad conceptual significativa, casi perdida hace tiempo en nuestra danza. [3]

Puesta de Mambo3XXI, por Danza Contemporánea de Cuba.
 

Había mucha expectación ahora por ver a los jóvenes intérpretes asumiendo una obra que bailaron algunos que hoy son referencias en nuestro panorama danzario, como Osnel Delgado, Abel Rojo, Thais Suárez y Aymara Vila. Esta vez, la coreografía de George Céspedes, tomó otros matices y se diferenció el ritmo de cada uno de los cuadros de la composición. De menos, fue a más, la temperatura subió in crescendo, hasta llegar a la explosión final de fuerza y energía.

Locos por el mambo se declararon los bailadores de los años 50 del pasado siglo. Aquel ritmo frenético, interpretado por Pérez Prado, le dio la vuelta al mundo. Es una manera de los más jóvenes de conocer la identidad nacional. Los compases de Nacional Electrónica dialogan con el rico mambo, ambos sostienen un contrapunteo sonoro, hasta que suena el bolero en la voz inconmensurable de Benny Moré, conmovedor hasta las lágrimas.

Parejas de hombres y mujeres, hombre con hombres, mujeres con mujeres, bailan mientras susurran: “… para querer no necesito una razón, me sobra mucho, pero mucho corazón”.

Traza líneas geométricas la coreografía, que se rompen con entradas y salidas por los laterales del escenario, todo el cuerpo del intérprete se compromete: brazos y piernas en cargadas y contactos corporales que exigen fuerza y precisión.

Mambo3XXI va camino a convertirse en un clásico de la danza cubana. Si bien la crítica le escatimó el Villanueva que merecía en la fecha de su estreno, las sucesivas generaciones de bailarines han encontrado en sus trazos nuevas razones para bailarlo, impregnándole sus motivaciones para dialogar con el devenir del país en que nacieron.

Danza Contemporánea de Cuba es la heredera del Conjunto Nacional de Danza Moderna, fundado por el maestro Ramiro Guerra, en septiembre de 1959, hace ya 60 años. Quiso el azar que su partida de este mundo coincidiera con una temporada de la agrupación. Fue la manera más amable de despedirlo, desde la escena que, gracias a su osado gesto, hoy puede acoger a bailarines de tan alto nivel técnico e interpretativo.

Cierta vez a Ramiro se le preguntó, ¿por qué bailamos? y propuso: “Para comunicar a nuestra época las inquietudes y el cambiante modo de vivir del hombre, en una búsqueda de logro de perfección, tanto espiritual como material”. [4]

A la memoria del maestro Ramiro Guerra fue dedicada la función de Danza Contemporánea de Cuba, del 2 de mayo, en el Gran Teatro de La Habana, la ciudad que lo vio nacer y fundar. Bailaron para un  amor que se fue.

 

Notas:
 
[1] Lázaro Benítez, estudiante de Danzología en la Universidad de las Artes ISA, es uno de los coordinadores del evento “De la memoria fragmentada”, de creación e investigación danzaria, cuyo nombre fue tomado de una coreografía del maestro Ramiro Guerra.
[2] Astergio Pinto es bailarín, coreógrafo y profesor colombiano que participó en la 1era edición del evento “De laa memoria fragmentada”. Es miembro de la comunidad de indios wayu.
[3] Tomado del programa de mano.
[4] Ramiro Guerra. “Por qué se baila”, en La Gaceta de Cuba, año 1, no 10, edición especial, diciembre de 1962.