Danzón Habana 2019. Un homenaje al género rey de la música cubana

Alejandra Brito Blanco
4/4/2019

El danzón constituye una de las principales manifestaciones de cultura cubana. Para promover y homenajear la alta expresión artística, la capital acogerá entre los días 18 y 28 de abril la XI edición del Festival Internacional Danzón Habana. El acontecimiento comprenderá la realización de conciertos, el Concurso Internacional de Baile del Danzón y un encuentro teórico.

Conferencia de prensa Danzón Habana 2019: José Loyola junto a otros miembros del comité organizador
de Danzón Habana 2019. Fotos de la autora

 

Conversar con José Loyola Fernández, presidente de la cita desde su fundación, es caminar por una partitura musical, recrearse en cada nota. El también investigador de la música, flautista y director de orquesta recorre con sus palabras la historia del centenario género, y nos comenta las principales características que distinguirán al evento este año.

¿Cuáles novedades trae Danzón Habana 2019?

La presencia de los jóvenes representará un aspecto fundamental. Participarán las escuelas de arte, fragua musical del país. Otras veces hemos contado con orquestas de reciente creación, pero no en tan elevado número. Esta presencia nutre la savia nueva del danzón para continuar su larga trayectoria en Cuba y el mundo.

Es muy importante el vínculo con las Casas de Cultura y el trabajo comunitario de los instructores de arte para integrar a personas no vinculadas directamente a la enseñanza artística. Ellos enseñan a bailar, y promueven peñas donde también participan muchachos y muchachas. Esta constituye una tarea fundamental. Ahí se define todo. Queremos que Danzón Habana sea eso, sumar a las nuevas generaciones.

¿Qué antecedentes posee el evento?

Cuando comenzó, en 2004, tenía carácter anual. Pero a partir de 2008 comenzó a celebrarse un año sí y otro no, alternando con el Festival Boleros de Oro. Lo antecedió Cubadanzón, primer certamen de este tipo, el cual realizamos desde 1989. Como el género nació en Matanzas, tuvimos la idea de hacerlo allí, en el marco del 110 aniversario de su creación. Conté con el apoyo de un gran músico, Ildelfonso Acosta, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en la provincia. Recibimos apoyo de muchísimas instituciones y logramos hacer un gigantesco festejo.

Durante tres años lideramos el comité artístico del encuentro. Cuando  dejó de hacerse, con el fin de mantener la iniciativa del danzón anteriormente proyectada, fundé aquí Danzón Habana. Tiene este nombre porque, aunque el danzón surgió en Matanzas, alcanzó muchísimo desarrollo en La Habana por su condición de capital del país. Aquí también hubo creadores significativos: José Pablo y Raimundo Valenzuela, Antonio María Romeu, José Urfé… A partir de ahí hemos realizado la convocatoria de forma regular. Esta sistematización contribuyó a la declaratoria del danzón como Patrimonio Nacional Inmaterial de Cuba.

La vanguardia artística de la UNEAC organiza este evento con una visión muy cercana la creación. A veces existen limitaciones logísticas y financieras, pero el talento se impone al final. Lo organizamos en sinergia con el Ministerio de Cultura y otras instituciones.

José Loyola Fernández preside los festivales Danzón Habana y Boleros de Oro desde la fundación de ambos.
 

¿Cómo caracterizaría al danzón, en pocas palabras?

Es una de las formas más importantes y definitorias de la música cubana, un género rey, diría yo. Tiene su antecedente en la danza y la contradanza, pero de él derivan otros ritmos, como el mambo. El son nació independientemente del danzón y se imbricó más tarde. Te menciono también el bolero, presente cuando el canto empieza a sustituir a la parte concertante del danzón clásico. Eso hacía Barbarito Diez, Paulina Álvarez, cantar un bolero dentro del danzón.

El reguetón y otras composiciones urbanas ganan popularidad diariamente, no solo en la juventud. ¿Qué costo tiene esto para la tradición cultural de nuestro país?

Habría que hacer un estudio más profundo. Yo no diría aceptación generalizada, porque la población tiene segmentos. Un sector muy joven, incluso de niños, acepta estos productos debido a la divulgación, por moda, acríticamente. Pero ellos mismos también aprecian conjuntos populares más cercanos, por ejemplo, Los Van Van, Alexander Abreu y Habana de primera, NG La Banda. Estas agrupaciones no tienen nada en común con expresiones poco elaboradas. Menos con esas “pseudomúsicas” banales, totalmente desvinculadas del desarrollo armónico nacional. Y si a eso le sumas unos textos terribles. Por suerte, el danzón no ha muerto, está vivo. Nuestro festival pretende llamar la atención sobre su existencia.

¿Por qué ha perdido popularidad el danzón entre las nuevas generaciones?

Es un problema de evolución en el tiempo. En determinado momento, los medios de comunicación prestaron más atención a otras expresiones, y se subestimó la continuidad del ritmo. Hasta la década de 1960, la influencia del danzón fue muy fuerte, pero a partir del 70 empieza su declive. En un tiempo, las orquestas dejaron de tocarlo porque “no era comercial”. Todo eso conspira contra su existencia, porque la música que no se practica es como un idioma no hablado, letra muerta. Claro, la presencia actual del danzón nunca igualará a la de décadas anteriores. Pero necesitamos alimentar su continuidad. Ir contra eso significa rechazar tus raíces, tu identidad, tus propios valores. La cultura forma y consolida la conciencia de los cubanos. Patria y música ostentan una íntima relación. Maceo utilizaba los himnos para levantar el espíritu de combate de las tropas. Y eso mismo hizo Fidel en la Sierra Maestra, con el Quinteto Rebelde

Según su criterio, ¿cuánto camino nos queda por recorrer para colocar nuevamente la música tradicional cubana en el lugar merecido?

En algunos momentos hicimos cambios necesarios para aligerar la carga docente. Antes, desde los inicios en la escuela, la maestra enseñaba música cubana, la tocaba en el piano. Debemos regresar a la apreciación de otros ritmos. La escuela tiene la misión de retomarla, y luego tú lo llevas a la familia. Eso precisa el trabajo mancomunado de todos. De lo contrario estamos regalando el presente y el futuro. El hombre sin conciencia es vulnerable a cualquier cosa. Cuando desmontas la cultura, lo desmontas todo.