Del estadounidense Dashiell Hammett (1894-1961), los lectores cubanos conocen, sobre todo, su obra novelística. Sus libros dieron cuerpo a un nuevo subgénero literario: la novela negra, que tuvo sus derivaciones en el cine y dio un vuelco a la literatura policiaca. Autor de cuentos y guiones cinematográficos, y activista político, Hammett influyó a escritores como Ernest Hemingway, Raymond Chandler y George Simenon, y creó personajes tan recordados como Sam Spade (El halcón maltés), la pareja de detectives Nick y Nora Charles (El hombre delgado) y el agente de la Continental (Cosecha roja). Estos libros, junto a La llave de cristal, que se ha publicado más de una vez en Cuba, son clásicos de la literatura universal, y no solo para el lector amante del policiaco.

Dashiell Hammett. Foto: Internet

Precisamente este último agente es el protagonista de El detective de la Continental, publicado por Ediciones Holguín en 2019, presentado en la reciente edición de la Feria Internacional del Libro y que reúne siete cuentos de Hammett que sintetizan, de manera magistral, las características de los relatos que caracterizaron no solo su obra, sino un periodo y un subgénero literario cuyas ramificaciones han llegado con fuerza a nuestros días.

¿Qué distingue a la novela negra e imanta al resto de sus subgéneros? Leemos a Dashiell Hammett sabiendo que la resolución del misterio no es el objetivo principal, sino la dilucidación no explícita de su motivación moral; que los argumentos son habitualmente violentos y la acción se desarrolla de forma rápida; que la clásica división entre buenos y malos se difumina, pues ambos cruzan a menudo la barrera entre el bien y el mal; y que los detectives (incluso este) son personajes fracasados y cínicos, que terminan mezclándose con los hechos y salvándose a costa, muchas veces, de violencia y suerte, y un rudimentario sentido del honor y el deber cumplido para con la agencia.

Leemos a Dashiell Hammett conociendo que las historias policiacas ocurren, en su mayoría, en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión, en los tiempos de la ley seca y el subsiguiente desarrollo del crimen organizado y el gansterismo en Estados Unidos; y que el móvil de los crímenes es casi siempre alguna “debilidad humana”: rabia, ansia de poder, envidia, odio, codicia, lujuria… Leemos a Dashiell Hammett porque estamos seguros de que no faltará, pues él le dio forma, la femme fatale: esa mujer hermosa, ambiciosa, por la cual se produce el crimen, es la causa directa o incluso la asesina, y cuya presencia marca la novela negra (y el cine negro) y la obra de Hammett. Estos temas van a caracterizar la obra novelística de Dashiell Hammett y también los cuentos recogidos en El detective de la Continental, traducidos por Aida Bahr.

En estos relatos, aparecidos por primera vez en la revista pulp Black Mask y publicados como libro en 1945 (“La décima pista”, “La herradura dorada”, “La casa de Turk Street”, “La muchacha de los ojos plateados”, “Kid Cualquiera”, “La muerte de Main” y “Asesinato en Farewell”) el detective es el verdadero protagonista. Pero poco sabemos de él: solo que es un profesional privado que trabaja para la Agencia Continental de Investigaciones de San Francisco, cuyo nombre no conocemos ni conoceremos y ؙ—algo que mientras leemos los cuentos vamos notando— que posee una moral ambigua, pues no duda en intervenir en los casos a los que se enfrenta manipulando la situación, dando lugar a que se precipiten los hechos y utilizando métodos tan cuestionables como los de los criminales a los que persigue (fue con este personaje que nació el subgénero hard boiled).

Hammett creó la mayoría de las representaciones, personajes y esquemas argumentales del género. Su estilo lacónico e impresionista, que selecciona pocos pero significativos detalles para que el lector construya su propia imagen de personajes y ambientes, y al que, a diferencia de otros novelistas policiacos, como los de la escuela inglesa, no le interesan las argucias del crimen, sino lo ético, lo humano y lo social que se ve comprometido, toma forma de una realidad que conoce —Hammett trabajó en la Agencia de Detectives Pinkerton, a la que renuncia en 1922 para dedicarse a su carrera literaria—: la corrupción latente en el interior de la sociedad estadounidense en los años del crack de 1929 y la Gran Depresión; por eso el realismo y el fuerte pesimismo que invade a sus personajes.

Ediciones Holguín entrega una novedad literaria que el lector sabrá agradecer: una selección de siete cuentos de Hammett, realizada por el crítico estadounidense Steven Marcus en 1974 y que muestra una visión representativa de lo mejor de su narrativa corta.

¿Qué distinguió el trabajo de traducción de El detective de la Continental? Según la narradora Aida Bahr, al traducir estos cuentos de quien es considerado el padre de la novela negra procuró “aferrarse al estilo de Hammett, con su prosa ágil, directa, entrecortada. En aras de una mayor naturalidad, y de preservar el ambiente de la época reflejada, que estos relatos captan de forma muy efectiva, se decidió no traducir los nombres de lugares y personajes, excepto los de aquellas locaciones que tuvieran incidencia directa en la trama, o los sobrenombres que contribuyeran a caracterizar a sus portadores. En muchos casos se prefirió no traducir los giros coloquiales propios de aquel contexto con expresiones equivalentes en español que, necesariamente, remiten a otro entorno, sino utilizar un léxico que, además de transmitir el sentido, permita al lector ubicarse en el estatus y ámbito social del narrador y los restantes personajes” del libro.

Ediciones Holguín entrega una novedad literaria que el lector sabrá agradecer: una selección de siete cuentos de Hammett, realizada por el crítico estadounidense Steven Marcus en 1974 y que muestra una visión representativa de lo mejor de su narrativa corta.

Con edición de José Luis Serrano, diseño de Roddier Mouso y portada a partir de un fotograma de la película de cine negro The Big Combo, de Joseph H. Lewis, de 1955, El detective de la Continental ofrece atractivos relatos policiacos que —si bien son reflejo de las características del género en su plenitud— guardan muchas sorpresas al amante no solo del policiaco, sino a todo el lector que se deje atrapar por historias donde los detectives, las femmes fatales y los asesinos acaban dándose cita, y en los que “la habilidad en la construcción de las tramas, el eficaz trazado de los personajes y, sobre todo, el atractivo de una prosa ágil, directa, salpicada de coloquialismo y humor, tan efectiva que consigue transportarnos al lugar de los hechos, harán de la lectura una confirmación del talento de Hammett”, como uno de los autores importantes del siglo XX.