De amores y esperanzas: el arte está ligado al ser, su evolución y su entorno

Kenia Méndez Mederos / Fotos: Cortesía de la autora
31/10/2018

Si de pronto te descubres al tanto de la programación de la televisión cubana; si compartes las reflexiones de cada capítulo con tus amigos, en tu trabajo o en la facultad; si en Facebook encuentras una publicación de tu decano sobre buenos guiones y directores; si te sorprendes llorando ante una escena en la que Patricio Wood habla de la abnegación y el compromiso que conlleva la paternidad, entonces no hay duda: se trata de un programa que todos deberíamos ver. Eso es precisamente De amores y esperanzas. 

Las series de televisión son algo que venimos extrañando los cubanos en los últimos años y, justo cuando parecía que solo los policíacos encontrarían su espacio, llegó De amores y esperanzas, una propuesta de la directora Raquel González producida por RTV Comercial. Raquel, que durante su carrera artística se ha desempeñado como actriz, docente, directora de doblaje y ahora también como directora general, es alguien que hemos podido disfrutar en numerosos espacios de la radio, la televisión y el teatro. Las aventuras Rebelión —con su famoso personaje de Trapitos— y Los comandos del silencio, así como las telenovelas Muchachas, Misericordia y A pesar de todo son algunas de las propuestas en las que tomó parte. Sobre las motivaciones esenciales que la llevaron a este proyecto, comenta:

“La idea surge porque siempre me han inquietado mucho los conflictos entre seres humanos, especialmente con los niños. El maltrato infantil es algo que me conmueve desde muy pequeña. Increíblemente, la gente llama a De amores y esperanzas la serie de los abogados. Es cierto que hay abogados, pero mi objetivo fundamental siempre fue hablar de los conflictos familiares”.

Un reparto que incluía a primerísimos actores y actrices como Coralita Veloz, Irela Bravo, Corina Mestre, Félix Pérez, Rogelio Blaín, Fernando Echevarría, Jorge Martínez y también a jóvenes talentos como Denys Ramos y Jorge Enrique Caballero, junto a la música de Silvio Rodríguez resaltan entre los privilegios de la serie. Raquel reconoce que fue una fortaleza: “Fue un deleite, un placer tremendo trabajar con todos ellos. Muchos son compañeros de toda la vida, para los que escribí. Yo escribí para Irela, escribí para Coralita y para Corina. Los roles de Jorge Enrique y de Denys fueron escritos para esos actores, porque en mi vida yo representé personajes que escribieron para mí, y sé cuánto uno los valora. También tuve el placer de llamar a muchos de mis alumnos y trabajar con ellos, ya como actores”.

Un bufete de abogados, su cotidianidad y sus profesionales sirvieron como eje articulador de las historias, que se acercaron a temas contemporáneos y universales como la violencia de género e intrafamiliar, el racismo, la adopción, la prostitución, la emigración, la homofobia, la patria potestad, entre otros.

Jorge Enrique Caballero, actor, profesor e integrante del grupo de teatro Buendía, a quien hemos visto en películas como Kangamba, Sumbe y Larga distancia, así como en televisión con la serie LCB La otra guerra y la telenovela A pesar de todo, entre otras propuestas, asumió el personaje de Ernesto en la serie. Este personaje nos acerca a las complejidades de las problemáticas interraciales y a los múltiples prejuicios y estereotipos que las rodean. Cuando conversé con Jorge Enrique sobre este tipo de situaciones discriminatorias me habló con un sentir casi autobiográfico, pleno de sinceridad:

Jorge Enrique Caballero

“Las afectaciones en estos casos suelen ser profundas, hasta el punto de negarte a ti mismo. Te puedo confesar (y desde ahora será público) que he pasado por momentos como los del personaje, donde sabemos que la realidad siempre supera la ficción. Este es un tema necesario, pero el ‘cómo tratarlo’ es lo más difícil, ya que un mal manejo podría tener una reacción adversa. Hay tantas historias (reales o de ficción) que servirían de soporte, pero repito, el tratamiento del mismo debe ser muy cuidadoso e ingenioso. Y te hablo con conocimiento de causa, pues trabajo sobre el tema con un proyecto teatral llamado Ritual Cubano, y créeme, es muy complicado. Por otro lado, debemos evitar que nos vean como algo exótico o folklórico porque somos más que eso —me refiero al hecho de ser negro. Te puedo reproducir frases que he recibido durante mi carrera —y no a modo de crítica, sino como argumento de lo que vengo explicando. Por ejemplo: ‘si te doy este personaje, la gente va a pensar que todo le pasa por negro’; ‘tú como actor, en este personaje y con tus características, me creas un tema racial que no es de mi interés’; ‘es que si te pongo en este rol, después se me complica el casting para la creación de la familia’, etc. Con estos ejemplos —que podrían ser más— te hablo de estereotipos, vagancia, falta de confianza en el artista, prejuicios en el inconsciente y otros tantos rasgos que imposibilitan la real intención de superar el conflicto. Aunque tampoco debe ser una obligación, ley o decreto. No debe intermediar la pena o la lástima. Todo a golpe de talento, compromiso y trabajo”.

Aunque algunos creen que la serie abordó las problemáticas desde una perspectiva demasiado feliz, lo cierto es que nos emocionó y logró traernos personajes con matices, que van desde el optimismo de Pavel (Denys Ramos) hasta la firmeza de Nancy (Irela Bravo), dibujados desde el principio básico de lo humano, que es, a su vez, diverso, complejo y perfectible. De eso pude conversar con Denys, quien es actualmente uno de los actores jóvenes más queridos por el público cubano y a quien comenzamos a admirar con el Shidarta de Aquí estamos, aunque lo hemos disfrutado también en Los tres Villalobos, LCB La otra guerra y Zoológico, entre otros espacios. “Desde que Raquel me empezó a hablar del personaje me fascinó, me encantó su sensibilidad, su manera de ver el mundo, su proyección positiva ante todas sus situaciones, su optimismo. Y me fascinó porque realmente es bastante complicado encontrar personajes (y personas) de ese tipo, que no se dejen caer por sus conflictos, sus problemas existenciales”.

Denys Ramos

De amores y esperanzas nos muestra a las familias en su diversidad, al tiempo que reflexiona sobre valores, discriminaciones y justicia. Raquel me reafirma una y otra vez durante la entrevista la función social del arte, con esta serie reafirma su compromiso y el precepto de que “un mundo mejor es posible”. Por su parte, Denys no deja de hablarme de humanismo: “Yo creo que debemos estar muy comprometidos con la sociedad, pero también con los conflictos existenciales. El arte es para entretener, pero también enseña, crea valores. Necesitamos productos que sean atractivos, y que, aunque no constituyan una crítica social, tengan una visión humana de lo que somos y de lo que queremos llegar a ser. Esta es una propuesta humanista que llega a las personas a través de la sensibilidad”.

Aunque parecía que no, tendremos una tercera temporada para esta serie. Su directora ha accedido, ante el cariño y las solicitudes de todos los que queremos más de la justicia y la diversidad que nos mostró. Así que dentro de no mucho —eso esperamos— estaremos hablando otra vez de amor y de esperanza.

*Gracias a Jorge Enrique Caballero, pues su entrevista fue el camino hacia este título.