I

El júbilo que despertó este año el Día Internacional del Teatro entre nosotros y a lo largo de la Isla no tiene precedentes en mi larga memoria de espectadora teatral, y es que luego de dos años pandémicos en que la celebración tuvo que pasar “por debajo de la mesa”, limitada a la circulación del mensaje del ITI desde algunos días antes del 27 de marzo, la gente de teatro finalmente pudo desatar la creatividad y consumar el festejo. La coincidencia con el regreso a los aforos completos, que ojalá puedan mantenerse, fue una suerte de reafirmación esperanzadora que permitió a los espectadores corresponder a las numerosas convocatorias.

La primera lectura pública en la Isla del mensaje de Peter Sellars que llama a examinar, a la luz del teatro y con él,
la banalidad reinante a causa del dominio mediático, resonó en la voz de Alexis Díaz de Villegas.

El caso es que las salas se movieron a plena energía; se invitó a públicos de todas las edades y desde variadas alternativas temáticas y de lenguajes, y la gente respondió de buena gana; se reactivaron eventos y se fundaron otros, y quienes nos movemos regularmente entre las plateas, tomando el pulso de la vida sobre los escenarios, debimos elegir entre varias alternativas y lamentarnos por nuestra imposibilidad de ser ubicuos.

Algunos, inclusive, con previsión a sabiendas de lo que podría avecinarse, nos adelantamos al calendario. Con su acostumbrada hiperquinesis, Rubén Darío Salazar lanzó desde el Centro Cubano de la Unión Internacional de la Marioneta (Unima) una novedad: la Temporada Cazando Mariposas, inspirada en un verso martiano y prevista entre el 5 de marzo y el 3 de abril, para ponerse en fase con los festejos globales por el Día Internacional del Teatro para Niños y Jóvenes el 20 de marzo, y del Títere, el 21. Así involucró a una veintena de agrupaciones de toda la isla, de Pinar del Río a Guantánamo, y organizó un coloquio titulado “Dramaturgia, niñez y retablo”, que reunió en la Casa de la Memoria Escénica de Matanzas a destacados dramaturgos.

Desde la Casa de las Américas lanzamos el jueves 24 de marzo la “Primera Llamada” para la edición oncena de la Temporada de Teatro Latinoamericano y Caribeño Mayo Teatral 2022, que será realidad del 6 al 15 de mayo gracias a la persistencia de figuras y grupos de Argentina, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Perú y Cuba, a los que se ha sumado otro de la República Dominicana, en colaboración con el FESTITIM de Matanzas, y convocamos a la prensa y a los artistas que integran la cartelera con avances artísticos incluidos. Fue un anticipo de lujo con la primera lectura pública en la Isla del mensaje de Peter Sellars que llama a examinar, a la luz del teatro y con él, la banalidad reinante a causa del dominio mediático, resonante en la voz de Alexis Díaz de Villegas, y la Comunidad Creativa Oficio de Isla propició un “cierre final para toda la compañía”, con el regalo de cuarenta minutos de Luz.

Luz es un espectáculo sui géneris que recrea la impronta del poeta, productor musical e ilustrador
iluminado que fuera Sigfredo Ariel.

Pero a medida que se acercó el fin de semana, subió el ritmo de las acciones. En Santiago de Cuba, la edición XXI del festival Máscara de Caoba convocó a colectivos locales y de la región oriental del país con espectáculos de sala y para los espacios en la calle, valoró el rescate del teatro de relaciones y celebró el evento teórico “Memoria y presencia”, en el cual se estrecharon vínculos con instituciones académicas. La ciudad de los tinajones, que habitualmente acoge el evento más abarcador del teatro cubano, celebró la Jornada “El Teatro que habito”, del 24 al 27, y cada una de las agrupaciones locales sumó muestras de su labor y hubo conferencias, presentaciones de publicaciones, apertura de espacios, lo que nos hace suponer que, si la economía nos acompaña, el próximo Festival de Camagüey significará un salto en su propia historia.

Con los habituales auspicios de la Asociación Hermanos Saíz, Holguín reeditó la Muestra de Teatro Joven y allá se fueron numerosas agrupaciones para confrontarse y medir el pulso de las nuevas propuestas.

En la capital, con varias salas en temporadas de estreno, el centro de la fiesta estuvo en la Nave Oficio de Isla con todo un día en el que los integrantes de la Comunidad Creativa que lidera Osvaldo Doimeadiós fueron anfitriones de grupos de distintos perfiles y formatos: La Proa, El Mirón Cubano, que llegó desde Matanzas, estudiantes de la Escuela Nacional de Teatro, músicos y emprendedores que apoyaron la fiesta. Allí se entregaron los Premios Villanueva de la Crítica a los mejores espectáculos teatrales y danzarios del 2021. Fue una intervención que salió de la nave teatral e invadió el recinto completo de la planta alta de los Almacenes San José, para concluir con su propia programación, en medio de la temporada de Luz, ese espectáculo sui géneris, musical y teatralmente lírico, que recrea la impronta del poeta, productor musical e ilustrador iluminado que fuera Sigfredo Ariel, y que ha mantenido a tope las capacidades del nuevo espacio.

La Comunidad Creativa Oficio de Isla, que lidera Osvaldo Doimeadiós, propició un “cierre final para toda la compañía”,
con el regalo de cuarenta minutos de Luz.

II

Entre tantas alternativas, elegí irme al Jovero, al enclave del Teatro de los Elementos que lidera el infatigable Oriol González —galardonado con el Premio de Cultura Comunitaria en diciembre pasado—, para saldar una deuda con el grupo, pues antes, dos tentativas se habían visto frustradas. Entramos por Cumanayagua para asistir al estreno más reciente del grupo, que tuvo lugar en la Sala Ateneo Armando Suárez del Villar del Teatro Terry. El veterano actor de la agrupación Isnoel Yanes González y uno de los miembros más jóvenes del grupo, el graduado del ISA Omar Torres, recrearon Yepeto, del argentino Tito Cossa, guiados por Eloy Ganuza, de regreso a Cuba después de treinta años de andanzas por México y los Estados Unidos, donde se hizo director y productor, luego de una intensa carrera cubana con Teatro a Cuestas y el Ballet Teatro de La Habana.

En la sede del Jovero, finalmente el grupo pudo festejar 31 años de trabajo con un coloquio en el cual intervinieron varios de sus integrantes actuales junto con algunos de sus fundadores. Incitadas por las palabras iniciales de Oriol, más de una docena de voces rememoraron las raíces e innumerables acciones, vistas desde la perspectiva de un fundador, como el actor Danilo Aguilar Guada, o de la directora teatral Daysi Martínez, que ha introducido un componente distinto al amplio repertorio, y el artista de la plástica Nelson Domínguez, quien insertó en la comunidad su labor al establecer allí su casa-taller-estudio, que incluye la que es, desde 2013, primera galería rural de artes plásticas del país. También ofrecieron sus testimonios el profesor belga Yvan Verdonk, que con un grupo de estudiantes de horticultura de visita en Cuba, hace veinticinco años, construyó el precioso anfiteatro natural enclavado en la sede, y desde entonces no ha dejado de visitar al grupo y de propiciarle importantes acciones en Europa; el realizador audiovisual Rigoberto Jiménez, que dirigió un documental sobre la vida del Teatro de los Elementos hace más de una década, y Gray González Chacón, especialista de la Oficina de Proyectos de Desarrollo Local, adjunta al gobierno local, que resaltó que la agrupación que lidera Oriol González impulsa el proyecto con mejores resultados de la zona. Cerró las intervenciones Luis Mesa, el actor de más reciente incorporación al grupo, de vuelta luego de varios años durante los cuales realizó un periplo sudamericano en el que hizo juglaría y títeres en las calles de Bogotá, Lima, Quito, La Paz y Santiago de Chile.

Isnoel Yanes y Omar Torres en Yepeto, el más reciente estreno del Teatro de los Elementos.

Además, otros artistas y dirigentes locales exaltaron la labor del grupo y ponderaron el respeto que se ha ganado con su labor. Se abordó la trayectoria en sus diversas proyecciones, al llevar el teatro a rincones donde no es una práctica artística habitual; al investigar las problemáticas locales en función de una nueva dramaturgia para contribuir a transformar la realidad, como ocurrió con el montaje de Montañeses, creado desde el propio entorno rural y a partir de acontecimientos reales, para ser representada allí, con el objetivo de poner a debate contradicciones históricas que han impactado negativamente la cultura tradicional de la zona.

Se reconocieron también los antecedentes de lo que es hoy el Teatro de los Elementos con los proyectos desarrollados en el municipio minero de Moa en Holguín, los poblados de Jacksonville en la Isla de la Juventud, o Barranca en Santiago de Cuba, y en el barrio de El Romerillo, cercano al Instituto Superior de Arte, en el que se formaron algunos estudiantes de la Escuela de Instructores de Arte de entonces, algunos que aún hoy son sus integrantes, y proyectos como El Jovero Verde o los talleres de playback que impulsa el grupo desde hace varios años.

El espíritu de creatividad que exaltó Eloy Ganuza a partir de la experiencia de dirigir al grupo, pudo verse en la función de estreno de Yepeto, una obra muy representada en toda Latinoamérica, que combina teatro de tesis, humor irónico y debate sentimental.

“La coincidencia con el regreso a los aforos completos, que ojalá puedan mantenerse, fue una suerte de reafirmación esperanzadora que permitió a los espectadores corresponder a las numerosas convocatorias”.

III

Escrita en 1999, Yepeto aborda la historia de un prestigioso maestro de literatura que se enamora de una estudiante, Cecilia, quien a pesar de tener novio, juega a corresponderle y se complica sentimentalmente entre dos atracciones masculinas. Los dos únicos personajes son el maestro y el joven, y la trama pone en juego la dialéctica entre lo físico y lo intelectual, la sabiduría y la belleza, la juventud y la vejez, la presencia y la ausencia. Cargada de fino humor y de aguda ironía, propicia un duelo entre dos actores, en el cual cada uno pierde y gana alternativamente. El viejo profesor es un sabio en temas literarios, pero se aburre en los intentos por crear un texto ficcional a la altura de sus expectativas, por lo que se debate entre imponerse la tarea o escapar de algo que sabe que no lo conducirá a la gloria. Su cuerpo ha perdido facultades, y bebe con frecuencia, lo que le que obliga a tomar medicamentos que le ocasionan otros problemas.

El joven, por su parte, apasionado por la muchacha se recome de celos, pues el viejo le lleva gran ventaja en el camino profesional recorrido y en experiencia de vida, y no puede seguirle el paso en sus ingeniosas conversaciones con las que entiende la fascinación de la muchacha. Se defiende al saberse poseedor de un cuerpo joven y en óptimas condiciones físicas que ella admira, y se jacta de esa ventaja frente al otro.

En las visitas regulares que el joven hace al profesor se va fraguando una hermosa relación entre ambos, hasta el punto de que la pareja propone que un día salgan juntos a cenar y a compartir una velada agradable.

Cargada de fino humor y de aguda ironía, Yepeto propicia un duelo entre dos actores,
en el cual cada uno pierde y gana alternativamente.

En escena, Isnoel Yanes hace gala de la astucia y de la experiencia profesional y de vida, y Omar Torres derrocha muestras del ímpetu de los instintos e irreflexión del joven. El juego entre los personajes sedimenta también una dinámica de transferencias y relevo entre un actor maduro y un actor novel, muy disfrutable para los espectadores.

El estreno cerró la Temporada Marzo en Escena organizada por el Consejo Provincial de las Artes Escénicas por el mes del teatro mundial, y se repondrá en abril, luego de lo cual espero que podamos verla en la capital.

IV

Parecía que las jornadas por el Día Internacional del Teatro concluirían el martes 29 con la entrega del Premio Nacional de Teatro de este año a la actriz y pedagoga Corina Mestre, en un hermoso agasajo de sus colegas y discípulos, pero no.

Por si fuera poco, en este renacer de la escena, Argos Teatro estrenó el montaje de la pieza Como si fuera esta noche, de la española Gracia Morales, bajo la dirección de Yailin Coppola, interpretada por ella misma y por Mariana Valdés. Con ella, la primera sigue fomentando su carrera como directora y vuelve sobre las problemáticas femeninas y, en particular, acerca del efecto de la violencia de género, que ya venía explorando desde antes.

“Desde la Casa de las Américas ya remontamos la recta final de cara a la oncena edición de la Temporada de Teatro Latinoamericano y Caribeño Mayo Teatral, del 6 al 15 de mayo”.                  

Impulso Teatro se movió por la ciudad con su Balada del pobre Bertolt Brecht, en el escenario de la sala del Museo de Bellas Artes y en un espacio del proyecto comunitario en Regla. Dos grupos preparan montajes de La señorita Julia: Icarón en Matanzas bajo la guía de Miriam Muñoz, que ha cedido la dirección escénica a su hija, la actriz Lucrecia Estévez, y Buendía, en La Habana, como continuidad a un camino incipiente de Sandra Lorenzo como directora. En la cuerda femenina, también la actriz y directora Eva González da los toques finales en su Espacio Irreverente a Lo mío no es tuyo, que declara como una obra suya en controversia con Antes del desayuno, de O’Neill. Y en Matanzas, el irreductible Ulises Rodríguez Febles, desde la Casa de la Memoria Escénica que ejemplarmente lidera, ha promovido un nuevo espacio de promoción para la escritura escénica, en colaboración con el grupo capitalino Vital Teatro. Se llama Dramaturgia Vital y cada dos meses los actores del grupo que dirige Alejandro Palomino revivirán escenas de autores cubanos y se promoverá una tertulia vespertina en la sede matancera. Ya empezó el ciclo con fragmentos de piezas de Amado del Pino, y muy pronto tendrá a Morir del cuento y Ni un sí ni un no, de Abelardo Estorino, como atrayente motivación. Bayamo trabaja intensamente por las redes en la organización de su Primavera Teatral.

Desde la Casa de las Américas ya remontamos la recta final de cara a la oncena edición de la Temporada de Teatro Latinoamericano y Caribeño Mayo Teatral, que reunirá más de una docena de espectáculos de la región en torno al tema Escena y desafío. Pero esas serán otras Didascalias.

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