Nunca nadie imaginó que un pequeño virus sería capaz de detener la tremenda vorágine de hipermovilidad ya arraigada en la naturaleza común de las sociedades contemporáneas. En un abrir y cerrar de ojos los sistemas productivos quedaron reducidos prácticamente a cero movimiento con serias y progresivas afectaciones en los sectores económico y político, en su mayoría a escala mundial. Primero el confinamiento obligatorio, y luego el aislamiento colectivo con el uso de medidas restrictivas mientras reiniciaban de forma gradual las actividades presenciales en el último trimestre de 2020, fueron alternativas para disminuir la transmisión de la COVID-19, ya convertida en pandemia. Mas toda prevención se hizo insuficiente debido al aumento diario de casos positivos, graves, críticos, fallecidos, así como sus sucesivas cadenas de contactos, lo cual se traduce al presente en números alarmantes para las estadísticas de cualquier país y finalmente para las de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En medio de la crisis total de la que Cuba no escapa, la cultura, y dentro de esta todo lo relativo a las artes visuales (crítica de arte, curaduría, exposiciones y encuentros de especialistas) —tema que nos ocupa[1]—, se vio impulsada a insertarse de una vez en el ciberespacio para fomentar la promoción y circulación de las acciones generadas por las instituciones estatales o de proyectos coexistentes desde la iniciativa privada. Los objetivos propuestos tuvieron amplia repercusión a través de las redes sociales; los perfiles de Facebook, Instagram, Twitter y Telegram conformaron un puente entre creadores y públicos participantes en presentaciones para plataformas digitales a las cuales acceder vía online mediante computadoras o dispositivos móviles.

Llegados a este punto, tomaremos como modelos para nuestra valoración una serie de eventos relacionados con la esfera artística en el contexto nacional durante el 2020, con valiosos resultados en los dominios de Internet.

Cartel de la octava exposición del Salón de Arte Cubano Contemporáneo.
Imgane: Tomada de behart.net

En el período de un año (febrero, 2020 — febrero, 2021) se ideó la octava edición del Salón de Arte Cubano Contemporáneo (SACC). En principio la exhibición no distaría mucho de las anteriores, es decir, que los artistas inscritos pudiesen visibilizar sus obras en los predios del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales (CDAV), acompañados de mecanismos publicitarios para su mayor reconocimiento. Pero las circunstancias obligaron a sus organizadores a cambiar las estrategias y proponer soluciones diferentes manteniendo los mismos fines.

Bajo la etiqueta de Experimento #8,el SACC ha sido una entrega atípica, mutable en el sentido de la adecuación a los tiempos presentes. Más de un centenar de artistas emergentes de todas las provincias, entre los veinte y treinta y cinco años de edad, tuvieron la posibilidad de dejar su huella por varios meses en los espacios promocionales de la web y los medios masivos (presentaciones, cápsulas de video, noticias, etc.). Nombres, obras, conceptos, estilos y dinámicas propias junto a otros datos de interés complementan un directorio denominado La Pesquisa(por la acción de investigar a conjuntos poblacionales) para facilitar el conocimiento, estudio y rastreo de contenidos a curadores, galeristas, críticos y demás profesionales del gremio. Disponible por un mes en la Red Colaborativa Behart.net Universo 8. La Pesquisa,descargable también del sitio en formato pdf, se presentó a modo de time lapse como una constelación que ostenta el caudal de información recopilado durante esta etapa. Por su parte el artista Yusnier Mentado, invitado como curador del SACC, generó un software que interconecta el desarrollo de los distintos métodos creativos utilizados por los participantes. La experiencia resultó sorprendente al dejar explícitos los procesos de trabajo que llevaron a cabo los curadores del CDAV.

Como dato relevante podemos acotar que apenas a las dos horas de iniciarse este espacio de intercambio virtual ya la plataforma de Behart había contabilizado seiscientas cuarenta y seis visitas. En el futuro continuarán creciendo las páginas del Directorio de Jóvenes Artistas, pero sin dudas ya este 8vo Salón ha sentado un precedente en el arte contemporáneo.

Cartel de la IV Jornada de Teoría y Crítica de Arte Un disparo en el hueco. Imagen: Tomada de la página web de la AHS.

Significativa también fue la IV Jornada de Teoría y Crítica de Arte Un disparo en el hueco, auspiciada con carácter bienal por el Centro Provincial de Artes Plásticas de Holguín a inicios de septiembre. Con la premisa de “La hiperconectividad actual y el ejercicio de la crítica de arte, ¿positivo o negativo?” se generó un interesante momento de reflexión sobre las potencialidades v/s dificultades que influyen en las nuevas tecnologías vinculadas a las prácticas artísticas y al ejercicio del criterio responsable, justo cuando los flujos de información (fidedigna o no) viajan hoy más rápido que la velocidad de la luz alterando los modos de producción, recepción y difusión de mensajes.

Los especialistas, académicos y artistas convocados expusieron sus notas desde el uso de disímiles soportes de comunicación apelando a la novedosa, y necesaria, modalidad del distanciamiento físico. Videoconferencias y archivos de audio de quienes residen o trabajan fuera de la región, o en otras partes del mundo, alternaron con intervenciones presenciales. En este último caso —y lo expreso en sentido general— la asistencia de público suele ser muy limitada por lo que debe prevalecer en este tipo de encuentros la inserción de la doble experiencia real/virtual para conseguir un mayor poder de convocatoria y circulación de conocimientos, además de estimular un diálogo productivo, colegiado esta vez en un forodebate desde el perfil Artistas holguineros en Telegram y Facebook, a partir de una idea esbozada a modo de gancho por el profesor Julio César Aguilera: “El factor tiempo, desde la concepción de la obra hasta su consumo y fruición, es cada vez más acelerado. Es la época de la inmediatez radical. Las redes sociales son el mejor impulso para la difusión. A la vez, se democratiza el criterio. Cualquiera opina desde un dispositivo conectado. Habrá que replantearse la función clasificatoria y preceptiva de la crítica en tiempos de la comunicación 3.0”.[2]

En buena medida los testimonios estuvieron dirigidos a reflejar el cambio de paradigma que se impone en pleno siglo xxi, donde la viabilidad entre la oferta y la demanda, de cualquier producto que exista en el mercado, se alcanza a través de una pantalla, enviando un e-mail, un SMS, mensajes de voz y con solo presionar el ícono adecuado en la aplicación correcta. El acceso a los servicios en países desarrollados se generalizó a tal extremo durante la cuarentena que los museos, galerías, tiendas y hasta subastas tuvieron que posicionar sus trabajos en la nube como primera opción y pasar por completo a la modalidad online con entregas de productos en la sala, el cuarto o la cama de cada consumidor, ya implantada una cibercomunidad a distancia. Esta será la meta a trazarse en todos los aspectos, pero es primordial ante todo una infraestructura eficiente y no partir a la inversa, pensando en solucionar los problemas sobre la marcha.

“A nuestro juicio, los principales acontecimientos que protagonizaron las artes visuales en el marco temporal analizado (…) demuestran con creces la redirección hacia el soporte virtual que ya adoptan cuantiosas actividades, instituidas o no”.

Si las anteriores cuestiones aún nos quedan un tanto distantes más allá de la geografía, me detengo en las palabras del curador, investigador y especialista del Centro Provincial de Artes Visuales de Villa Clara Danilo Vega Cabrera, pues alertan sobre la profunda crisis poligráfica que albergaba nuestro sistema editorial años antes de que llegara esta crisis sanitaria, con notable decadencia del libro o la revista en versión impresa, más cuando su contenido es bien específico como aquel que explora los terrenos del arte. Cierto es que el camino apunta hacia otra dirección, motivar el auge de las publicaciones electrónicas, sin embargo creo que existen ejemplos más certeros que Lenguaje sucio, compilación y selección de Andrés Isaac Santana, para ilustrar la magnitud del trasiego de bibliografía digitalizada a nivel global. Con una vasta temática de contenidos, el Colectivo Transdisciplinario de Ciencias Sociales, liderado en México por profesionales muy jóvenes, desde su página de Facebook comparte a diario los links para descargar gratuitamente volúmenes imprescindibles para los estudios afines al campo de las humanidades. También la editorial argentina ASPO —iniciales de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio— coordinó dos obras en pdf con textos reveladores sobre pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemia: Sopa de Wuhan y La fiebre con selecciones de expertos de los cinco continentes, publicados casi todos con antelación en blogs y sitios web. Claro, el referente que propone Vega Cabrera está dirigido en particular al arte de factura nacional y la “masa crítica” que integran ambos tomos de Lenguaje sucio, con libre traspaso digital una vez que fueron presentados, aunque hasta donde conozco ello no sucedió desde la interconexión en su concepto más moderno, sino a partir de la copia directa computadora/memoria flash, método igual de efectivo, gracias a la iniciativa socializadora de su compilador. Además, pudiéramos citar en nuestro ámbito otras publicaciones culturales de tradición impresa que pasaron por fuerza mayor al escenario virtual como las revistas Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, Revolución y Cultura (mencionada por Danilo) o los artículos sobre artes visuales que habitualmente se colocan en La Jiribilla. Y entre las privadas subrayo el desempeño que han tenido Artcrónica, fundada y coordinada por David Mateo (circulación en la web); el Sr. Corchea, dirigida por Elvia Rosa Castro y la revista Negra, de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana (editada en pdf y con altísima promoción en las redes). Si bien estas no son las únicas propuestas que evidencian el salto cubano a una nueva dimensión, establecen las pautas para que editoriales, bibliotecas, centros de información y restantes instituciones decidan sumarse a la aventura.

Fake News, exposición personal de Wilfredo Prieto. Foto: Internet

En otras líneas experimentales artistas, curadores independientes o que responden al sector estatal no renunciaron a las exhibiciones personales y colectivas, algunas emplazadas en galerías con límite de visitantes y otras pensadas concretamente para las redes. De las físicas, al disponerse el cierre temporal de los lugares públicos, varias continuaron visibles gracias a su acción virtual. Entre ellas Fake News, personal de Wilfredo Prieto en Galería Habana y con asistencia diaria en los perfiles oficiales del creador y la institución en Instagram por el propio dinamismo que generaron la curaduría y la producción; Distancias conectadas I y II, colectivas organizadas por el artista Sandor González y su Galería Transeúntes desde Instagram y Facebook; Compás de espera, representación subjetiva de los fotógrafos convocados por La Nave, de Génesis Galerías de Arte, en los meses de confinamiento, perfilada en tercera dimensión. Infinitud de imágenes y comentarios abarrotaron las redes con la puesta en escena de un gran número de proyectos.

Post-it 7 es quizás el ejemplo más notorio para demostrar que cuando se quiere se puede. Este concurso, de carácter comercial y promocional para jóvenes creadores que impulsan las galerías del Fondo Cubano de Bienes Culturales, registra ya su séptima entrega de forma consecutiva. Después de lanzada la convocatoria a inicios de 2020 y reajustadas sus bases por la situación epidemiológica, por primera vez la Dirección de Artes Plásticas Collage Habana decidió adecuarse a los nuevos retos que imponen los nuevos tiempos y realizar dos exposiciones virtuales con los veintisiete artistas seleccionados hasta que fuera permisible una inauguración presencial en las galerías Galiano y 23 y 12. En septiembre, desde las plataformas de arte cubano Behart —Red Colaborativa de Artes Visuales a la que dedicaremos un segmento de estas páginas— y de ArteMorfosis, operada desde Zúrich, Suiza, simultanearon, como nunca antes en Cuba, dichas muestras de forma tridimensional y con la tecnología VR (Realidad Virtual), propiciando interacción con las obras, vista en 360° e intercambio por medio de un chat en vivo. Nunca se valoró suspender o posponer este valioso certamen para el arte emergente de toda la Isla, en su lugar se pretendió ofrecer una experiencia distinta, partiendo del modelo en planta de las galerías implicadas con curaduría y museografía específicas para cada espacio (Behart) y una simulación museográfica creada por ArteMorfosis.

Cartel del evento Post-it 7. Imagen: Tomada del sitio behart.net

Para la noche inaugural de Post-it 7, en el tiempo comprendido entre 9:00 pm a las 00 horas se registraron en Behart más de dos mil visitas y de cien comentarios. En total alcanzó seis mil cuarenta y siete visitas y fue replicada unas doscientas veces por los mismos usuarios en los diferentes medios y redes sociales. Los datos de ArteMorfosis, aunque los desconocemos, deben ser muy similares.

Brevemente trataremos de definir qué es Behart

Surgido en Cuba el 12 de febrero de 2020, tan solo un mes antes de que se notificara la entrada de los primeros casos extranjeros de COVID-19, constituye una herramienta multidisciplinar para el apoyo a la visualización, promoción y comercialización de las artes visuales cubanas. Establece una extensa red digital de intercambio entre los creadores, galeristas, curadores, críticos de arte, coleccionistas y aficionados que se agrupan por categorías e intereses en la plataforma. Cuenta con un banco de imágenes optimizadas, inclusivo de todas las manifestaciones, que beneficia el bajo consumo de datos móviles para los usuarios cubanos y la velocidad de carga aceptable desde cualquier dispositivo conectado a Internet, lo cual se traduce en un alcance global con mayor presencia en el continente americano (EE.UU., México, Costa Rica, Chile, Argentina, Canadá, etc.) y en Europa (España, Italia, Reino Unido y Alemania). Por supuesto, nuestro país lleva la vanguardia con seiscientos cincuenta y seis suscriptores solamente en los primeros meses de actividad. Sin dudas una cifra general que seguirá en ascenso.La máxima que identifica a Behart: ¡El arte sana!

Behart. Red Colaborativa de las Artes Visuales en línea. Imagen: Internet

Como colofón del año llegó Noviembre Fotográfico, evento que promueve la Fototeca de Cuba. Para la ocasión el tema escogido fue Los usos de la fotografía, idea relacionada con el 180 aniversario del arribo de la “primera cámara de daguerrotipos al país a comienzos de 1840”,[3] al poco tiempo de que el Estado francés liberara la patente del invento inscrito por Louis Daguerre en la Academia de Ciencias de París, convirtiéndonos en una de las naciones pioneras en acoger la novedosa práctica. Desde ese instante la disciplina ganó adeptos entre foráneos y naturales, hombres y mujeres,[4] con el auge de los estudios fotográficos y los fotógrafos ambulantes, así como su inclusión integradora de cara al progreso, valorada en la medicina, la criminalística, la historia, el periodismo, la moda y el arte, entre numerosas ramas del conocimiento.

No obstante a la “apertura” cultural propiciada a finales del 2020, con exposiciones en galerías y en la sede de la institución, la solidez del programa estuvo en las redes y las páginas de Facebook e Instagram que esta administra. Los bloques temáticos determinados para legitimar casi dos siglos de fotografía cubana se estructuraron en seis semanas: del 2 al 6 de noviembre (Antropología); del 9 al 13 de noviembre (Fotografía policial y criminalística); del 16 al 20 de noviembre (Fundación de la Fototeca de Cuba y sus exposiciones en la reciente edición del evento); del 23 al 27 de noviembre (Publicidad); del 30 de noviembre al 4 de diciembre (Álbum familiar y objetos) y del 7 al 11 de diciembre (Entretenimiento y pedagogía).

Las referencias visuales que conforman álbumes, expedientes y archivos dispuestos en nuestras entidades fueron un considerable aporte de conjunto con los expertos convidados en todas las áreas; en la era del homo videns, fácil de hechizar por el mundo de las imágenes —al decir del politólogo y sociólogo italiano Giovanni Sartori.[5]

La fotografía sostiene entonces el enorme peso de la “memoria histórica”, de ahí la importancia que adquiere siempre Noviembre…

Para quienes no somos por definición nativos digitales, sino inmigrantes en un reino poco explorado, no ha sido sencillo llegar y adecuarse a su lenguaje contemporáneo, pletórico de ventajas. Tal vez la única diferencia, conquista y legado de las generaciones pasadas, es que sabían muy bien que no todo es viable solo en los nuevos medios, como ya hay que tenerlos en cuenta.

A nuestro juicio, los principales acontecimientos que protagonizaron las artes visuales en el marco temporal analizado —expuestos aquí— demuestran con creces la redirección hacia el soporte virtual que ya adoptan cuantiosas actividades, instituidas o no.

En términos de calidad, ya que ello determina lógicamente en los gustos, desde ahora los equipos técnicos deberán ser multifacéticos y estar cada vez más cohesionados. Curadores, museógrafos, historiadores del arte, comunicadores, críticos, editores, correctores, periodistas, gestores culturales, diseñadores, arquitectos, ingenieros, informáticos, programadores, web master y tantos otros como sea posible, asesoría especializada incluida, se hacen indispensables para avalar un proyecto de acabada factura.

Asistimos por antonomasia al nacimiento de un cambio de perspectivas que habrá que agradecerlo además a un virus, un murciélago, una pandemia.


Notas:
[1] Estrategias del arte, la crítica, la curaduría y la gestión cultural en la ´nueva circunstancia de aislamiento social´”. Ponencia que integra el panel Imaginarios y roles de las artes visuales cubanas en tiempos de pandemia, propuesta del colectivo de Artecubano para el 39 Congreso Internacional de Estudios Latinoamericanos LASA 2021, a celebrarse de forma virtual del 26 al 29 de mayo.
[2] Dossier sobre la cuarta jornada de Teoría y Crítica de Arte Un disparo en el hueco. En revista de la cultura holguinera La luz. Publicado el 28 de septiembre de 2020.
[3] Pedro Téllez Girón, hijo del entonces Capitán General de la Isla, recibió en el puerto habanero la cámara de daguerrotipos con que se realizó lo que recoge la bibliografía como la imagen inicial de la ciudad desde el extremo superior derecho del Palacio de Gobierno hacia la Plaza de Armas. El periódico El Noticioso y Lucero, en fecha tan temprana como el 5 de abril de 1840, publicó un artículo dando a conocer el acontecimiento. Sin embargo, una investigación no verificada del doctor Ramón Cabrales Rosabal da cuenta que en 1839, durante un viaje rumbo a México con brevísima estancia en La Habana, el diplomático argentino-español Ángel Calderón de la Barca hizo algunos daguerrotipos según apuntes en su diario. De confirmarse, estas se legitimarían como las primeras imágenes tomadas en Cuba, pero del suceso no existen más referencias que sus palabras escritas.
[4] Para profundizar en el tema consultar: Grethel Morell Otero: Damas, esfinges y mambisas: mujeres en la fotografía cubana (1840-1902) y O´Reilly. Calle de los fotógrafos, coautoría de Grethel Morell Otero y Arturo A. Pedroso Alés. Publicados por Ediciones Boloña, 2015 y 2018 respectivamente.
[5] Giovanni Sartori: Homo videns. La sociedad teledirigida, 1997.