“El canto coral infanto-juvenil. Logros y retos del coro comunitario en el Ecuador y sus diferentes contextos” fue el nombre del coloquio celebrado este martes en el salón principal de la Casa del Alba Cultural de La Habana. Los presupuestos del canto coral en tempranas edades, los retos fundamentales en la región y las reflexiones para estimular los grupos dedicados a esa manifestación artística fueron algunas de las ideas abordadas en el encuentro.

El maestro José Criollo Miranda, director ejecutivo de la fundación ecuatoriana Vive en Arte, estuvo al frente del conversatorio, al cual asistieron otros profesores y organizadores vinculados a esa manifestación artística.

“El canto coral puede ser un vehículo para formar seres humanos”.

En la cita, coordinada por el Consejo Nacional de Casas de Cultura, se discutieron los aspectos relacionados con la formación de la niñez, los beneficios del canto coral y la impronta de las agrupaciones como cantera para formar a los profesionales del futuro.

José Criollo hizo referencia al impacto de la pandemia y a la disminución del número de coros infantiles en el continente. El especialista reseñó el impacto de la formación promovida por esos grupos no solo para promover el talento, sino también como herramienta capaz de desarrollar la personalidad, la creatividad y la autonomía de los propios niños. El pedagogo, además, compartió la necesidad de romper las barreras comunicacionales y enfatizó en la responsabilidad de los padres y la educación en el hogar. Entre los beneficios del canto coral el especialista señaló el fomento de la responsabilidad, el crecimiento social y artístico, el liderazgo y los diversos medios de expresión.

“Herramienta capaz de desarrollar la personalidad, la creatividad y la autonomía de los propios niños”.

Miranda también abordó las realidades sociales en Ecuador y en otros escenarios latinoamericanos, y comentó el papel de la educación para superar los obstáculos y complementar el desarrollo de los niños. Asimismo, resaltó la existencia de directores que se abstienen del trabajo coral infantil y la necesidad de adoptar percepciones y metodologías basadas en el trabajo emocional para motivar a las nuevas generaciones. “Sigo teniendo fe en que el canto coral puede ser un vehículo para formar seres humanos”, afirmó.