…mi futuro es también mi presente, / es este ahora radiante, / esta luz inaplazable, / esta delicia del aquí.
Carilda Oliver Labra

No creo que exista mejor pretexto para volver sobre la obra de la autora de Al sur de mi garganta (1949) ―ese poemario referencial no solo en la bibliografía de la escritora, sino también en el panorama de la lírica cubana contemporánea― que este mes de julio, en que se recuerda el centenario de su natalicio.

Es esta, incuestionablemente, una excelente oportunidad para revisar el legado de Carilda Oliver Labra (Matanzas, 1922-2018), para leer sus libros y llegar a comprobar el real alcance, trascendencia y permanencia de varias décadas de fecundo ejercicio intelectual.

Carilda (…) más que una poeta erótica, es una poeta del amor. Imagen: Tomada de Juventud Rebelde

Pudiera, por ello, comentar, a partir de la lectura de sus poemarios, los rasgos que identifican su discurso lírico, develado en las páginas de títulos como Memoria de la fiebre (1958), Tú eres mañana (1979), Desaparece el polvo (1984), Se me ha perdido un hombre (1991)…

Sería obligado aclarar que Carilda Oliver Labra ―como han señalado los estudiosos de su obra― más que una poeta erótica, es una poeta del amor, con versos que, desde el amor, reflexionan sobre la familia, la ciudad, la patria, el hombre, el mundo.

No es mi propósito, sin embargo, analizar, estudiar, profundizar, en la conocida ―y reconocida― obra lírica de quien, entre otros galardones, recibió, en el año 1997, el Premio Nacional de Literatura por el conjunto de su producción literaria.

Me interesa acercarme a otra zona de su obra, una zona quizás menos conocida por quienes, de generación en generación, han leído ―y hasta repetido de memoria― sus versos, pero no por ello desdeñable si se pretende una mirada totalizadora a su labor intelectual.

Les propongo, ahora que el centenario de su natalicio convoca a lectores y críticos a hojear de nuevo sus libros, visitar ―o tal vez revisitar― su olvidada obra narrativa, esos textos en prosa que también entregan lecciones y enseñanzas a quienes se aventuren en sus páginas.

Les propongo, ahora que el centenario de su natalicio convoca a lectores y críticos a hojear de nuevo sus libros, visitar ―o tal vez revisitar― su olvidada obra narrativa, esos textos en prosa que también entregan lecciones y enseñanzas a quienes se aventuren en sus páginas.

En solo dos libros se reúne la narrativa que, a lo largo de los años, escribió la autora: Con tinta de ayer (Editorial Capiro, Colección Margen Apasionado, Santa Clara, 1997 y 2003, 128 pp.) y A la una de la tarde (Editorial Letras Cubanas, Colección El Cuento, La Habana, 2004, 74 pp.). 

Artículos, semblanzas, conferencias, cuentos, cartas, se reproducen en las páginas de Con tinta de ayer, el primer libro de Oliver Labra con textos narrativos, entre prosa reflexiva y de ficción, escritos durante cuatro décadas, entre los años 1955 y 1995.

“La prosa ―aseguraba Carilda en una entrevista publicada en el año 2020 [1]― me ha permitido expresar ideas intensas. De cualquier manera, tanto la actividad netamente poética o la narración requieren de mucha disciplina, y esa es una virtud que he cultivado”.

Dos textos que evocan, desde el recuerdo y la devoción, al poeta Rolando Escardó abren y cierran esta entrega: “Escardó, corazón inconcluso”, fechado en noviembre de 1985, y “Aventura y muerte de Rolando Escardó”, firmado en el año 1961.

Otras valoraciones de figuras de las letras de dentro y fuera de la Isla ―como Gertrudis Gómez de Avellaneda, Gabriela Mistral, Nicolás Guillén, María Villar Buceta, Mario Benedetti, Dulce María Loynaz, Medardo Vitier…― también enriquecen el volumen.

Lo realmente novedoso de la compilación resultan los tres cuentos incluidos ―“Incesto”, “La tarjeta” y “La ropa está tendida”― y las seis cartas de amor publicadas, a las que la autora eliminó destinatarios y fechas, para así preservar la identidad de quienes las recibieron.

En una de esas misivas ―la cuarta―, puede leerse:

Tengo el tocadiscos andando y el corazón también, de modo que no sé lo que me digo. Mala suerte que coleccionas mis disparates. Influenciados por la abulia provinciana, tan llena de sugerencias imposibles de resistir.

Te escribo por recomendación de este papel amarillo que vi sobre la mesa y para que me perdones el incumplimiento de la amenaza: el Director tropieza con todos los sueños, así que dispuso sin mi permiso que trabajara hoy de noche. Como te encantan las sorpresas estarás muy contento de ver a otra mujer y no a la que pronosticó el telegrama. Pues bien, deseo con todos los humores negros de mi venganza que solo caiga en tus brazos una soprano calva de ciento noventa libras.

No puedo seguir escribiéndote porque la Campanella de Liszt me conduce a un estado verdaderamente inmoral.

Para tu solapa todo el perfume que aún no exhala la dama de noche que acabo de sembrar ahora en el cantero del patio. Oye que te ofrezco lo más hermoso: la flor por venir.

Aunque en Con tinta de ayer aparecen tres cuentos suyos, no es hasta la aparición, siete años más tarde, del libro A la una de la tarde, que el público lector y la crítica especializada descubren la obra narrativa escrita por la creadora.

En solo dos libros se reúne la narrativa que, a lo largo de los años, escribió la autora: Con tinta de ayer y A la una de la tarde. Imagen: Tomada de Internet

“El cuento ―comentaba en la entrevista ya citada― es un ejercicio que he realizado como complemento de mi actividad literaria. Los últimos sesenta años me han planteado grandes retos, y tuve que hacer elecciones: ganó la poesía. El cuento es la síntesis de una experiencia vitalísima…”.

Un total de ocho cuentos ―concebidos entre fines de los años 40 del siglo XX e inicios del actual milenio― integran el cuaderno, relatos que se caracterizan por sus evidentes vasos comunicantes con la poesía, por el tono testimonial presente en algunos textos y por el tratamiento del tema amoroso.  

Esclarecedor resulta el breve texto titulado “Preliminar” en que, a manera de prólogo, el poeta, narrador, ensayista y dramaturgo Antón Arrufat explica la génesis de estos relatos y valora su significación en el contexto de la producción literaria de la poeta.

Se detiene el autor de la novela La caja está cerrada a comentar algunos de los textos del cuaderno y afirma que, en su opinión, las narraciones “Mini”, “Palomo verde” y “A la una de la tarde”, constituyen la “trilogía de excelencia” de toda la colección.

“Es una lástima ―cierra sus reflexiones Antón Arrufat― que Carilda Oliver Labra haya escrito, hasta ahora, tan pocos cuentos” y agrega que “si ella insistiera y a estos cuentos agregara un puñado más, tendríamos en la historia de la literatura cubana una cuentista excelente”.

Volvamos ahora a Con tinta de ayer y A la una de la tarde. Dos libros que, al presentar un universo insospechado, invitan a conocer, a pensar, a aprender… Páginas que descubren, más allá de la poesía, a esa otra Carilda Oliver Labra que siempre nos espera con el encanto, el sortilegio, la magia de su palabra.


Notas:

[1] https://www.trabajadores.cu/20200706/carilda-oliver-labra-no-hay-nada-mas-importante-que-el-tiempo-de-nuestras-vidas/