Este año el concurso convocado desde Cuba, que lleva el nombre del gran escritor argentino Julio Cortázar, contó con la mayor participación de su existencia: casi mil cien relatos, que fueron enviados desde cualquier rincón del planeta donde vivan autores que escriben en español. Entre ellos estuvo una joven colombiana, quien se alzó con el premio, y tiene curiosamente el mismo nombre de una compatriota suya, que ha alcanzado justa fama por su excelencia literaria, Laura Restrepo.

Este año el concurso que recuerda al gran escritor argentino contó con casi mil cien relatos. Foto: Internet

De su cuento “Mangos” expresó en su Acta el Jurado que la galardonó: “expone de modo magistral la violencia y la crueldad que marcan trágicamente a la región”.

Cuéntanos un poco sobre ti, dónde naciste, qué estudiaste, qué trabajo o profesión tienes y, si quieres, por qué vives en la Argentina y si proyectas seguir viviendo allí por ahora.

Aunque mi nombre es Laura prefiero que me llamen Laya, nací en Bogotá y migré a la Argentina hace poco más de diez años con la idea de estudiar y después volver a mi tierra, pero pasó el tiempo, la ciudad y su gente me cautivaron, me enamoré y ahora tengo una hija colomboargentina que me encantaría criar aquí. Estudié Artes visuales y soy tatuadora.

Te presentas a ti misma como artista plástica e ilustradora. Sin embargo, el cuento que has mandado y por el que has ganado el Premio Julio Cortázar, ha revelado que posees un indudable talento literario y un excelente manejo de la escritura. ¿Cómo te mueves entonces entre las diversas formas de creación que ejerces?, ¿qué predomina en ti?, ¿qué prefieres como medio de expresión artística?

Escribo desde muy pequeña, pero dejé de tomarlo en serio en algún momento de la vida. Con la pandemia y el encierro las ganas de escribir se hicieron fuertes y decidí sumarme a un taller de escritura que me diera herramientas para poder plasmar lo que sentía. Escribir es una de mis actividades de reflexión y desconexión o más bien de conexión con una parte de mí que no encuentra cauce en el arte plástico sino en las letras. Un espacio para los recuerdos intraducibles en imágenes, pero reproducibles a través de la palabra.

“Escribir es una de mis actividades de reflexión y desconexión o más bien de conexión con una parte de mí que no encuentra cauce en el arte plástico”.

Sobre lo literario, cuéntanos tus planes a futuro y si estás preparando algún libro en el que figuraría también “Mangos”.

Tengo algunos cuentos en proceso, algunos casi terminados, muy cerca de ver la luz y otros en un proceso de gestación más crudo. Sueño reunirlos en un libro, acompañar cada cuento con una ilustración y cruzar así los caminos de mis pasiones.

¿Incursionas también en otros géneros o sólo en la narrativa?

En la narrativa me siento más cómoda, pero coqueteo con la poesía, trato de conectarme con ella y hacerla fluir.

¿Qué es para ti, qué buscas o intentas en la expresión literaria? ¿Es, sobre todo, un modo de comunicar o de comunicarte o un placer estético?

La fauna, la flora y la cultura que me rodean me cautivan, con la escritura intento plasmar lo cotidiano del recuerdo, el fruto del paisaje y las imágenes imborrables que hablan solas. La escritura y la oralidad del recuerdo me permiten plasmar y transmitir las imágenes que no encuentran camino en las artes plásticas. Hay algo en el transmitir memorias que me enamora y fue en la escritura donde encontré el espacio para hacerlo.

“Hay algo en el transmitir memorias que me enamora”.