Eduardo Galeano: aquí, siempre

Liliana Molina Carbonell
15/2/2016

No era difícil preverlo. Así como decenas de personas ocuparon alguna vez la Sala Che Guevara de Casa de las Américas, para escuchar a Eduardo Galeano, muchos de sus lectores volvieron a reunirse este sábado en un homenaje al autor de Memorias del fuego.

Como parte de la Feria Internacional del Libro, la Sala que lleva el nombre del narrador y periodista uruguayo, en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, nos devolvió a través de historias e imágenes un universo creativo vital asido, permanentemente, a las esencias latinoamericanas.

“Eduardo Galeano está con nosotros. No se irá nunca de este pueblo que tanto lo quiso”, aseguró el escritor cubano Eduardo Heras León, quien destacó el impacto y trascendencia de la obra de Galeano para la historia de la literatura en el continente.

Durante el encuentro, Heras presentó el volumen El tigre azul y otros artículos, publicado por la Editorial Nuevo Milenio. Según explicó, este libro del autor uruguayo reúne un conjunto de textos que abordan temas fundamentales relacionados con América Latina. Aun cuando fueron escritos hace varias décadas, son artículos que, en su mayoría, conservan actualidad, señaló.

El Premio Nacional de Literatura 2014 hizo referencia, asimismo, a la calidad de esta propuesta editorial y a la belleza de su prosa. Es un libro que ayuda a pensar, dijo. “Leerlo es una fiesta”.

Jóvenes escritores cubanos egresados del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso compartieron en el homenaje textos de Galeano relacionados con la Isla, y revelaron influencias, descubrimientos y afectos emergidos de las aproximaciones a su obra. Desde el recuerdo de la primera vez que leyeron un texto suyo, hasta el intento por explicar el modo en que interpretan su literatura, la idea de “estar para siempre chiflados por Galeano” articuló múltiples acercamientos a su poética del mundo.

Los paneles “Galeano y la vida” y “Galeano y yo”, complementaron esta mirada plural al quehacer del escritor uruguayo y a su extraordinaria dimensión humana. Diversas revisitaciones a sus vínculos con el periodismo, las mujeres y el fútbol; además del intercambio de anécdotas contadas por amigos uruguayos y cubanos, nos pusieron, otra vez, frente al autor que en tiempos de amor y guerra fue capaz de escribir —y hablar— sin estridencias, sobre los hijos de los días. Pero también, sobre las historias que somos y vivimos.