Egrem cumple años en Cubadisco

Ivón Peñalver
27/5/2019

Bajo la dirección artística de Lester Hamlet, la casa discográfica Egrem celebró su 55 cumpleaños en el teatro Karl Marx.

Cincuenta y cinco años mostrando al mundo lo más auténtico de la música cubana, posicionando nuevos compositores, instrumentistas, arreglistas y, por supuesto, intérpretes; alejando del “acostumbrado” olvido generacional nombres que conforman el pentagrama musical de una Isla que no por casualidad ha sido llamada la Isla de la música.

A propósito del Cubadisco, la Egrem, la más veterana casa discográfica de Cuba, encontró escenario oportuno para reunir a sus primeros hijos junto a los nuevos que llegan. Cancioneras, baladistas, rumberos, orquestas de pequeño, mediano y gran formato de música clásica y popular, componen la diversa y reconocida nómina de artistas cuyo primer compromiso es la defensa de la música que nace y se fortalece en casa.

Fotos: Roberto Ruiz
 

En total comunión confluyeron en la gala, entre otros artistas, el maestro Frank Fernández, que transitó con su acostumbrado lirismo desde el Ave María hasta la colosal pieza Perla Marina interpretada por Luna Manzanares, que además dejó su acostumbrado sabor de buen gusto junto a un Buena Fe que regresó a escena con los aires trovadorescos de sus primeros tiempos.

 

Por su parte, Cucurucho puso nuevamente “los pies en la tierra” con su probado virtuosismo; el grupo Frasis y Waldo Mendoza dieron muestra de una química lograda. Emilio Frías, el Niño, ganador del premio Cubadisco de música popular bailable, se mostró en toda su amplitud, mientras Ivette Cepeda regresó al teatro para recibir los aplausos que el público siempre le tiene reservados. Como colofón, el Premio Nacional de la Música José Luis Cortés, el Tosco, homenajeó con una variada descarga a la institución donde ha grabado veintinueve fonogramas, y a la que llegó con los Van Van y luego con Irakere. El resto del camino lo ha recorrido con su NG La Banda.

 
 

Haila nuevamente le cantó a Manzanero, la orquesta Faílde, como ya nos tiene acostumbrados, bebió de la fuente genuina del danzón. Mientras Raúl Paz enamoró a tiempo de guitarra.

 

En medio de la música que define a la mayor casa discográfica cubana, le fue entregada a Mario Escalona, de manos de la presidenta del Instituto de la Música, Marta Bonet, una de las piezas más preciadas de la nación: una réplica de la partitura original del Himno Nacional. De igual manera el Museo de la Música, representado por su director el Premio Nacional de la Música Gómez Cairo, otorgó su reconocimiento a la Egrem por su destacada labor de preservación de la música cubana.

En ambos casos Escalona se hizo acompañar de un hombre que es historia viva, el productor musical y compilador Jorge Rodríguez.

 

Lamentablemente no estuvieron presentes en la gala talentos previamente anunciados, pero ello no empañó una fiesta que fue diseñada justamente desde el sentir del pueblo. Y eso es la Egrem, alma musical de un país que junto a ella celebró sus primeros cincuenta y cinco años en Cubadisco.