El Brutal Fest sobre la plaza donde tocará Suicidal Tendencies

Miriela Fernández
21/2/2018

Desde el pasado viernes, el festival más importante de la música extrema en Cuba ya se ha movido por Bayamo y Holguín, el sitio que espera a la legendaria banda estadounidense junto al drummer Dave Lombardo. El grupo local Espoleta será el encargado de abrir el concierto en el Centro Cultural Bariay de la EGREM durante las Romerías de Mayo.

Enérgico, aéreo, sensorial. Esos podrían ser los rasgos que le han dado las bandas internacionales al Brutal Fest en esta edición, la cual se encuentra en pleno viaje al centro de plazas del metal de la Isla desde su inicio el pasado viernes en Bayamo, Granma, y su paso por Holguín, donde ha tomado el pulso a la escena que primero acogerá a Suicidal Tendencies junto a Dave Lombardo en mayo próximo. Vitalidad pudiera ser otra característica para estos días, aportada por un público amplio y sumamente joven, que ha palpado cada resonancia, intentando definirla o reconocerla a partir de sus experiencias musicales. Ello muestra una cultura, la continuidad de las huellas de quienes a lo largo de décadas han mantenido vibrando aquí géneros como el rock, el metal, el punk y el hardcore.

 
 
Convulsif en Holguín. Fotos: Cortesía de la autora
 

El pasado agosto “no hubo Brutal Fest”. En sus seguidores la expresión pasó de una boca a otra con el mismo tono de añoranza, y parecía ser arrancada también, en el caso de La Habana, por la ausencia del Maxim Rock. Tras el impasse, el cartel de esta edición itinerante por Granma, Holguín, Camagüey, Santa Clara, Cienfuegos y la capital del país —donde será su cierre con un concierto el día 25 de febrero en la Madriguera como espacio alternativo mientras sigue la espera por la sede habitual del festival— ha logrado una diversidad que ha puesto a quienes llegan no solo a thrashear o entrar en la danza del hardcore, sino a conectarse sensitivamente para atravesar por otros caminos la música extrema.

Desde antes del evento, Convulsif era un enigma. Las presentaciones de la banda suiza en Bayamo y Holguín han venido descifrándola técnica, sensorial y filosóficamente. Podría decirse que se trata de un grupo con referencias musicales, aunque no lo “digan” explícitamente al tocar, provenientes de la música clásica; creaciones contemporáneas experimentales como los proyectos de John Zorn; el punk; el black metal de los 90, y alineaciones que van desde Melvins hasta Fantomas y Meshugga. El coro poderoso del metal se quiebra para establecer un diálogo distorsionado y profundo entre el violín, el clarinete, el bajo y el drum. Claro, las palabras no han servido de mucho para revelar la expresión de sus integrantes, lo que sí ha logrado la introducción en vivo en sus progresiones, cambios sonoros, juegos temporales y psicodélicos.

Por otra parte, Man´n Sin y Point Mort, ambos ensambles de Francia, han conquistado también al público. El primero, a partir del dinámico performance de su cantante, respaldado por la energía y la estridencia del hardcore, y el segundo, a través de la metamorfosis escénica de su vocalista. Sam casi nunca está en primera línea como una típica frontwoman, pero pone a todos con su voz en estado de alerta. Parece que se rompe, se desgarra y conduce a un caos expresivo junto al resto de los instrumentistas. Aun cuando vuelve, melódica, cálida y etérea, no deja de hipnotizar, y quienes escuchan siguen por las ondas sonoras y visuales, declarativas del posthardcore.

El sábado, en Holguín, la banda local Espoleta también subió al escenario, lo que pudo servirle como una suerte de entrenamiento al ser la alineación que abrirá durante las Romerías de Mayo el concierto de Suicidal Tendencies en el Centro Cultural Bariay de la EGREM, que antecede al de La Habana. Durante su performance no solo volvió a convencer a quienes ya han chocado con su espíritu, sino a integrantes de las bandas extranjeras, sobre todo los cultores del hardcore y del llamado metal moderno.

Brutal Fest
Las mujeres también dominan el hardcore durante el festival
 

En ese sentido, el comienzo del Brutal Fest ha estado influenciado por las ansias de descubrimiento de la creación metalera de más allá de las fronteras nacionales y por la fuerza de la escena local. Desde una esquina del Caligari, un sitio acostumbrado a recibir a grupos como Mephisto y Jeffrey Dahmer, que también se presentó este domingo, podían captarse los diferentes momentos vividos por quienes acudían a los rugidos de la noche. Una se preguntaba cómo era posible este movimiento donde primaba la fraternidad, la necesidad de tener un puesto en el primer cuadrante para escuchar y ver el perfomance de una alineación, o donde el centro del lugar hervía a ritmo de un hardcore, dominado también por mujeres que iban llegando al mosh. A través de conversaciones con promotores y amigos metaleros puede asegurarse que se debe a una actitud viva ante esta música, con la generación de bandas desde hace décadas, fanzines, peñas y esfuerzos para que tengan lugar allí encuentros nacionales y de dimensión internacional.

El Brutal Fest, organizado por el sello Brutal Beatdown con David Chapet a la cabeza, la Agencia Cubana de Rock y la Asociación Hermanos Saíz, también ha tenido un rol en la consolidación de ese circuito. Es cierto que cada vez resulta más complejo hacer conectar un cartel con las pertenencias musicales que se amplían en la medida que también la cultura metalera va creciendo, produciendo nuevas ramas, lo cual siempre quedará como reto para el festival. Pero quienes han apoyado sus ediciones por más de una década no solo han estado abriendo una puerta a lo que sucede en escenarios más distantes, sino que han aportado un espacio en la evolución del metal y el hardcore en Cuba. En medio de sus provocaciones sonoras el encuentro ha hecho que algunos pongan los pies sobre terrenos musicales menos transitados, mientras consigue potenciarse a sí mismo cuando aterrizan aquí bandas como las que ahora giran por la Isla.