El deber de seguir el legado de Lenin

Karima Oliva Bello
21/4/2020

En su presentación titulada “Octubre amplió los límites de lo posible”, Fernando Martínez Heredia nos recuerda que:

(…) el capitalismo simplemente ya no promete nada. Solo exige que no desafiemos su dominio, expresado, sobre todo, en la vida cotidiana; que renunciemos a la idea misma de que es posible otra vida que la vida bajo el capitalismo. A partir de ahí, dicen, usted puede ser diverso y hablar de cualquier cosa. Puede hasta hablar de la Revolución de Octubre, si le parece, aunque ya eso no es de buen gusto, porque nadie habla de ella.[1]

Vladímir Ilich. Lenin. Foto: Tomada de La Jiribilla

La Revolución de Octubre, tal como sentencia Martínez Heredia, hizo estallar los límites de lo posible. Y ese estallido, por más que hayan deseado silenciarlo, aún retumba en la historia. Las resistencias al orden establecido, desde entonces, han existido, aunque no sea fácil verlas y menos aún conectarlas unas con otras. La Revolución Cubana ha sido una de las más bellas. Excelsa y sufriente en su resistencia. Las estrategias para vencerla están en curso, nos corresponde a nosotros defenderla. Tal vez, lo mejor que podemos hacer con el legado de Lenin sea no claudicar nunca en el empeño de seguir forzando los límites de lo posible, para que los históricamente explotados consigamos, por fin, quebrar para siempre el destino que el capital, en su caótico devenir, nos intenta imponer.


Nota:
[1] Martínez Heredia, F: El corrimiento hacia el rojo, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 2001.