El Diseñador y las hojas secas

Pedro García-Espinosa Carrasco
10/6/2016

Antes de comenzar a compartir algunas ideas sobre el diseño, quisiera hacer tres acotaciones introductorias.

Primero, abordaré temas específicos del diseño, la economía y la realidad cubana que aunque puedan parecer temas vernáculos, exclusivos de nuestra sociedad, creo que aportarán ideas e información interesantes no solo para mis coterráneos, sino también para los colegas que nos visitan de otros países. Muchas de las ideas que se expresen estarán abordadas desde reflexiones universales, por tanto, comprensibles para todos.

Con la segunda acotación, quiero agradecer al Comité Organizador de la Primera Bienal de Diseño por ofrecerme esta oportunidad de diálogo. La Bienal es una idea que soñamos y modelamos un grupo de compañeros, y ha sido gracias a las instituciones y profesionales que se montaron en tal empeño que logramos llegar hasta aquí. Especialmente quiero congratular al pequeño equipo de la ONDi por asumir con su profesionalidad una de las funciones que el Estado y el Gobierno le encomendó: promover el diseño en Cuba.

A pesar de hacer este énfasis institucional en la coordinación de la ONDi, destaco que la Bienal ha logrado aunar el esfuerzo y el interés no solo de buena parte de las empresas, escuelas, instituciones presentes, sino de la comunidad de diseñadores, que provenientes o no de estas instituciones hacen realidad el diseño.

Otra valoración que se agradece es que la Bienal también está en la calle, ha salido de los muros del debate técnico, para compartir una muestra del potencial de diseño con la gente, nuestra gente. Ese es un valor que debemos mantener y cuidar siempre.

Como última acotación, quisiera recordar a todos los que nos han permitido llegar hasta aquí, en especial a aquellos que ya no están, pero que dejaron su marca en el camino tortuoso de un diseño para y por Cuba. Desde Clara Porset y sus trabajos pre y post Revolución, con tareas proyectuales dadas por Fidel, el Che Guevara y su preocupación por el Diseño en el Ministerio de Industrias; Iván Espín y la creación de la ONDi, el IPDI (Instituto Politécnico para el Diseño) y el ISDi (Instituto Superior de Diseño); Pepe Cuendias, Director de la Oficina y rector del ISDi hasta años recientes, y jóvenes diseñadores como Marcialito Dacal, que dejaron su impronta a pesar de su rápido paso por la vida.


Foto: Kike

Precisamente quiero comenzar a hilvanar algunas ideas retomando aquellas palabras de Marcialito que nos recordaba hace unos días Gisela Herrero, presidenta de la ONDi, asociadas a su tesis de grado “Diseño y Poesía”. Todo comenzaba con un poema del gran poeta cubano Luis Rogelio Nogueras:

La poesía se parece a la censura
porque también la poesía es el arte de quitar
lo que molesta.
Pero el poeta
es el reverso del censor:
el poeta quita las hojas
secas
y el censor corta las raíces

A continuación, Marcial escribía:

“…sustitúyase, a modo de experimento, la palabra poesía por Diseño y la palabra poeta por Diseñador.”

El Diseño se parece a la censura
porque también el Diseño es el arte de quitar
lo que molesta.
Pero el Diseñador
es el reverso del censor:
el Diseñador quita las hojas
secas
y el censor corta las raíces

La ignorancia y la prosperidad

Siguiendo esta línea argumental, prefiero entender que el Diseñador es el reverso de la ignorancia. La ignorancia corta lo esencial, la idea central, el concepto, para juguetear muchas veces con lo cómodo, lo fácil, lo simplón, estimular lo que “tiene salida” en el mercado, aun sabiendo que puede estar distorsionando los valores de un grupo humano.

Pero el Diseñador
es el reverso de la ignorancia:
el Diseñador quita las hojas
secas
y la ignorancia corta las raíces

Esta ignorancia no es ajena a la instrucción. Alguien puede tener instrucción y no ver más allá del brillo de sus zapatos. Ese es el tipo de fenómenos que convierte al diseño en costo y no en inversión; que prefiere reproducir, antes que desarrollar; que tiene una única manera de decir algo, sin aprovechar la riqueza del lenguaje y de las diferentes salidas para comunicar.

Pero bien, es fácil hablar de la ignorancia; difícil es construir sabiduría.

La Sabiduría, explicó nuestro Martí, es la cúspide de la prosperidad, la que él colocó en lo común de la naturaleza humana.

Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.
Pero, en lo común de la naturaleza humana,
se necesita ser próspero para ser bueno.

No se refería tan solo a la prosperidad asociada al éxito y buena suerte en la vida, a tener aquello que una persona quiere y necesita, ya sea en el plano material, en el plano espiritual o en ambos. Se refería también al conocimiento que permite pensar en uno y en los otros, en la sabiduría que nos libera de ataduras, que permite evolucionar, innovar, transgredir la quietud, mover el horizonte.

El diseño y la conceptualización de un modelo económico y social

Esa sabiduría martiana, tan vigente, ha sido recurrente en el llamado del Presidente Raúl Castro a la construcción de un modelo social socialista “próspero y sostenible”. Un llamado que a la vuelta de varios años todavía no ha tenido todo su rendimiento económico desplegado.

Deberemos diseñar próximamente en escenarios que emergerán de lo que se ha denominado la nueva conceptualización del modelo económico y social cubano. 

Sin embargo, está claro que deberemos diseñar próximamente en escenarios que emergerán de lo que se ha denominado la nueva conceptualización del modelo económico y social cubano. Escenarios que sin duda alguna colocan retos al sistema de instituciones y empresas cubanas, y al diseño en particular, toda vez qua ha de abarcar la producción, distribución y consumo de bienes para el mercado nacional e internacional.

Los principios que sustentan la conceptualización de este modelo económico y social reconocen la diversidad de formas de propiedad y de gestión, hacen énfasis en la educación, la salud, la ciencia, la tecnología e innovación, la cultura y la comunicación social.

Este modelo coloca una interesante visión de la prosperidad y la define como la capacidad de progresar a nivel colectivo, familiar e individualmente, en lo económico, social y cultural, con bienestar en la vida personal, social y en el trabajo. Que permita trazar perspectivas alcanzables en la materialización de proyectos de vida dignos.


Foto: Cortesía de la ONDi

Ahora bien, para lograr esta visión próspera y sostenible, la base económica del país debe tener crecimientos acelerados, con lo cual será necesario:

Estas nuevas perspectivas que se discutirán próximamente en un amplio ejercicio democrático, plantean retos a solventar en un corto plazo por la infraestructura existente en buena parte de los sectores económicos del país. Retos en los que los diseñadores tenemos la responsabilidad de asumir:

  1. Una cultura del detalle vs. Chapucería productiva (el “déjalo así… que está más o menos bien…”).
  2. Estado del arte de las tecnologías, servicios y productos vs. Desactualización (muchas veces nos sobrevaloramos y dejamos la actualización en estas materias detrás; o peor, colegas diseñadores optan por producir a pequeñas escalas y se desactualizan técnicamente en el estado del arte del diseño).
  3. Ahorro necesario vs. Fetiche de los costos (el diseño sigue siendo visto como un costo y no como una inversión, ¡tamaño error!, pues el diseño se anticipa a una realidad, define las cualidades del producto o del mensaje antes de desarrollar todo el andamiaje productivo, que es realmente lo más caro de un proceso de desarrollo).
  4. Calidad vs. Funcionalidad per se (hay que ver todos los ángulos del producto, no solo que funcione. Sentarse en una piedra tallada como silla puede cumplir su función, pero ello no significa que tenga confort. Una idea o un concepto desafortunado salido al mercado tiene un costo negativo para la empresa o para el modelo social cubano en el pensamiento social).
  5. Necesidades reales vs. Mercadeo barato (hay que desterrar del lenguaje de ventas la frase “eso tiene salida como quiera”, pues claro que si se trata de algo barato y de alta demanda muchas personas lo van a adquirir; no obstante, si ese algo dura poco, al final gasta más el cliente en reparaciones continuas y el Estado en repuestos).
  6. Pensamiento prospectivo y proactivo vs. Obsolescencia del pensamiento (visualizar posibles escenarios, proponer un enfoque estratégico e ¡implementarlo!, que es muchas veces la etapa en la que nos quedamos rezagados. Continuamente, en los más diversos sectores, nos tropezamos con excelentes ideas que nunca vieron su concreción).
  7. Todas la fuerzas productivas posibles (estatales, mixtas, cooperativas y privadas) vs. Fuerzas productivas estancas (ahora mismo se muestran, en las 22 exposiciones de la Bienal, proyectos de diseño ejecutados por la voluntad de esas pequeñas fuerzas productivas del diseño y de otros especialistas asociados a la producción, que demuestran que se pueden hacer cosas diferentes, de elevada calidad y demanda, uniendo a diversos actores).
  8. Profesionalismo vs. Intrusismo (ser cada día más profesionales es una forma de vencer la ignorancia de pseudos diseñadores o de decisores que gastan una parte importante del presupuesto para “desarrollo” o comunicación, en acciones o “pareceres personales” de poco rendimiento profesional).
  9. Promoción e Imagen vs. Potencialidades desconocidas (para una persona, decir su nombre y apellidos, vestir presentablemente y dialogar no es un gasto, es un signo de que existe y sabe cómo comportarse socialmente, incluso, es una manera de resaltar. Exactamente igual sucede con las empresas en las actividades de promoción e imagen, más necesarias aun cuando se quiere realmente impactar un mercado internacional).
  10. Producción nacional de excelencia vs. Importación barata (Cuba tiene potencial profesional e industrias suficientes como para sustituir importaciones con calidad. Un bastón para personas mayores, no puede demorar meses para hacerse y luego no tener una calidad homologable a la de los mejores bastones para ancianos. Estamos hablando de que para ese artículo, tan necesario en nuestra envejecida sociedad, solo se necesita un tubo, una plancha metálica, un regatón y un mango con un polímero elastómero inyectado, cuyos moldes se hacen en horas en una impresora 3D).
  11. Desarrolladores vs. Copiadores (Cuba tiene potencial profesional e industrias suficientes como para desarrollar sus propios productos, pero no es lo que a la larga sucede en nuestras industrias, muchas de ellas dedicadas a ensamblar. No podemos continuar con el facilismo de la reproducción o la copia, a costa de perder nuestra mentalidad desarrolladora, esa capacidad de ingenio que siempre distinguió al cubano).
  12. Alianzas y encadenamientos transformadoras vs. Alianzas dependientes (Cuba necesita de la inversión extranjera, pero no tan solo para obtener tecnologías, ampliar puestos de trabajo y producir un bien o un servicio. Ese bien y ese servicio deben incluir la formación del capital profesional autóctono y la creación de capacidades de proyectos para desarrollos de productos y servicios en Cuba, diseñados por equipos mixtos o de capital profesional ciento por ciento cubano).

Como se aprecia, los escenarios de un nuevo modelo económico y social que se nos avecina, tienen retos que solo con la conjunción de valores humanos y conocimientos profesionales podremos lograr conquistar, y digo conquistar porque esta hermosa profesión cuestiona, sí, pero convence con hechos, con la concreción de cosas que sirven para que la vida de la gente sea un poquito mejor.

La sabiduría

Para finalizar, quiero retomar la idea del comienzo: la sabiduría por sobre la ignorancia.

La ignorancia es fácil, como ya dije, incluso con instrucción. Es solo dejar de soñar y comienza la inmovilidad. Sin embargo, la sabiduría es como el aire, es tan grande que no se puede atrapar, pero al menos con empeño y tiempo se puede lograr algo concreto cada vez. Se puede aprender, por ejemplo, de los estímulos sociológicos que pueden cambiar conductas en el pensamiento social, tecnologías que llevan diagnósticos seguros a casa y descargan costos del sistema de salud nacional, o tejidos inteligentes que se modifican según el clima, el estado físico o el ánimo de la persona.

Por eso siempre les digo a mis alumnos y colegas: Un profesional es un eterno aprendiz…”. Creer que ya lo sabemos todo es una ingenuidad peligrosa, porque es el comienzo del estancamiento.

De nada vale saber de diseño si no lo puedes hacer realidad, si no les muestras a otros que el diseño está en cada arista de nuestros días.De nada vale saber de diseño si no lo puedes hacer realidad, si no les muestras a otros que el diseño está en cada arista de nuestros días, ya sea en los servicios que se reciben, en los objetos con los que nos relacionamos o en las ideas que se comunican.

Es por eso que el diseño es estratégico para un país y para nosotros, porque se parece a la vida.

Son días de Bienal de Diseño, y ver a tantos colegas juntos en diversos espacios de la vida cultural, mezclados con gente común que van a ver eso que se llama “diseño”, es motivo de orgullo. Es contribuir también a una  conciencia crítica por un mundo material e inmaterial mejor, ambos tan necesarios para reafirmar la credibilidad del bienestar social cubano.

Son días de sacar para la calle una muestra de diseñadores y diseños desarrollados con las más elementales formas productivas. Demostrar que es posible el diseño bajo cualquier circunstancia.

Son días de despertar propuestas proyectuales y académicas en las instituciones, las empresas, los profesionales y en nuestra gente.

Son días de podar la ignorancia, de quitarle sus hojas secas y sembrarles nuevas raíces.

Son días de Sabiduría.

Son días de Diseño en Cuba.

Aprovechémoslos.

Nota:
Conferencia magistral impartida en la I Bienal de Diseño de La Habana, mayo 2016.