El eco de las sombras, un análisis de la Guerra Fría

Pedro de la Hoz
26/3/2021

Leí de un tirón Sombras de la guerra fría (Edit. El Perro y la Rana, Venezuela, 2020). No fue difícil, al contrario, sino un acto doblemente motivado y asumido con fruición. El análisis de uno de los procesos más álgidos de la historia del siglo XX, sobre el cual se han vertido ríos de tinta en su mayoría sesgados, siempre será tema de interés para quienes pensamos que aún quedan muchos aspectos por dilucidar y decantar y que ese pasado reciente no solo es un capítulo sin concluir ni cicatrizar sino también una saga que de alguna manera se proyecta y activa en la más palpitante actualidad.

Cubierta del libro Sombras de la guerra fría, del historiador Ernesto Limia. Fotos: Internet
 

La autoría de la empresa incitaba de igual modo a sumergirnos en las páginas de la obra. Ernesto Limia es hoy por hoy uno de los escritores cubanos que con mayor calado penetra en los entresijos de la historia. Lo ha hecho con la del nacimiento y despegue de nuestra nación, armado con las herramientas de la historiografía y otras ciencias sociales afines, y asistido por dotes narrativas y expositivas que a veces escasean en textos con similares propósitos. De ahí que insista en la calidad y calidez de su escritura y en su condición de escritor. Tanto en sus libros anteriores como en este, lo que cuenta vale en gran medida por cómo lo cuenta. Todo ello sustentado por una rigurosa y a la vez flexible capacidad para la observación poliédrica y la asociación integradora.

Limia sitúa dos fechas en los límites: 1929 y 1968. Parecieran convenciones pero no lo son. La primera marca la cristalización de la hegemonía estalinista en el estado soviético, que tendría consecuencias más allá de las fronteras del territorio euroasiático, y la crisis capitalista más aguda hasta entonces nunca antes conocida, la cual originó cambios instrumentales en el sistema. La segunda, el estallido de París, la rebelión juvenil en las principales urbes europeas, el desenmascaramiento de los horrores imperiales en Vietnam, la emergencia simbólica planetaria del Che, la masacre de Tlatelolco y la invasión a Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia. Eventos contradictorios que revelan procesos de suma y estremecedora complejidad, pero que no agotan los márgenes temporales. Es por ello que el escritor historiador hurga en antecedentes y prolonga la línea del horizonte hasta lo que ahora mismo está sucediendo como deriva de lo que aconteció.

Si llamo la atención sobre el poder asociativo de la narración es porque en ella radica una de las claves de la hondura del libro. La guerra fría suele encasillarse en estrictos términos binarios a partir de la partición del mundo en dos esferas de influencia luego de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. También suele repetirse como un mantra que el mundo bipolar terminó con la caída del Muro de Berlín, símbolo de la desaparición del campo socialista esteuropeo en el preludio de la desintegración de la Unión Soviética.

“La guerra fría suele encasillarse en estrictos términos binarios a partir de la partición del mundo
en dos esferas de influencia luego de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial”.

 

Limia nos recuerda que antes de la Segunda Guerra Mundial hubo una España republicana, donde se dilucidó la opción entre el progreso y la barbarie y el imperialismo ensayó su poder de destrucción masivo. Más adelante nos coloca ante los meandros para nada fácilmente navegables de los conflictos y conflagraciones que tuvieron como escenarios territorios asiáticos, africanos y latinoamericanos que desmintieron la lógica entre lo central y lo periférico en la sucesión de eventos de la época. En Vietnam, Argelia, Corea y Cuba se decidieron rutas esenciales a contracorriente en el devenir histórico del siglo XX.

En una muy pertinente reseña del libro, suscrita por Atilio Borón, el polítologo argentino sugiere a los lectores tomar nota de "la riqueza que encontrarán en este libro y la ayuda que les prestará para comprender las grandes vicisitudes de nuestra época, y los elementos de continuidad que enlazan cuestiones aparentemente tan disparatadas y distantes en el tiempo como los orígenes del fascismo en Alemania e Italia y la actual ofensiva restauradora del imperialismo en Latinoamérica y el Caribe; o el feroz anticomunismo de Churchill y los líderes europeos y norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial y la persistencia durante sesenta años del bloqueo a Cuba o las agresiones económicas en contra de la República Bolivariana de Venezuela. Anticomunismo y macartismo de larga gestación y antiguo arraigo que hoy se reproducen en las figuras de lóbregos personajes como Donald Trump, Mike Pompeo, Mauricio Claver-Carone, Marco Rubio, Ted Cruz, Ileana Ros-Lehtinen y otros de su ralea".

La repercusión del bipolarismo en la Revolución cubana es uno de los capítulos más reveladores del este libro. Cuba entre Estados Unidos y la Unión Soviética y la visión del liderazgo histórico de la Revolución, encabezada por Fidel Castro, para abrirse paso por sí misma y afirmarse como un referente auténtico y una posibilidad real. El pensamiento y la acción de Fidel afloran como una ejemplar lección de política y principios éticos. El esclarecimiento de episodios como la microfracción, la respuesta cubana ante los acontecimientos de Checoslovaquia, las contradicciones de la Ofensiva Revolucionaria de 1968 y las relaciones con los movimientos de liberación en América Latina ocupan una parte sustantiva que, me permito sugerir, pudiera ser punto de partida para que el escritor historiador aborde en un futuro inmediato un ensayo sistematizador acerca de la evolución de la realidad cubana en los años 60, etapa requerida de un análisis integrador a fondo, desprejuiciado y desmitificador desde las más diversas perspectivas y confluencias.

"Ni la guerra fría fue tan fría ni sus sombras dejan de proyectarse".
 

Ni la guerra fría fue tan fría ni sus sombras dejan de proyectarse. La sangre de los ciudadanos japoneses borrados por el holocausto nuclear, de los afroestadounidenses victimizados por el odio racial, de los vascos bombardeados en Guernika, de los palestinos baleados por los sionistas, de los estudiantes mexicanos tiroteados en la Plaza de las Tres Culturas, de los cubanos asesinados por los ataques terroristas procedentes de estados Unidos, sobrepasó el engañoso equilibrio del binarismo geopolítico. La guerra fría fue caliente, bien caliente en muchas partes del mundo y no deja de manifestarse en las víctimas de las actuales estrategias globales de dominación imperial.  

"Precisamos mirar al mundo con ojos nuevos, hacer ciencia y política sin narrativas apologéticas", afirma Limia al final del libro. Con ojos nuevos y pupilas alertas debemos leer esta formidable entrega que Limia deposita en nosotros con Sombras de la Guerra fría.