El poder de la imagen

Luis Rey Yero
16/3/2021

Por estos días Sancti Spíritus, al centro del país, constituye un hervidero de exposiciones con significativos valores ideo-estéticos en medio de la pandemia. Un sinfín de variantes temáticas, morfológicas y conceptuales se agrupan en las propuestas artísticas. Diríase que se han tomado por asalto los espacios galerísticos de la añeja ciudad colonial rompiendo la monotonía de un paisaje urbano recurrente dentro del ir y venir de parroquianos que, cubriendo parte de sus rostros, descubren el poder de las imágenes audiovisuales que se les brindan. Hay para escoger, aunque a todas las une un denominador común: la reflexión polisémica que añade valor agregado a sus cuidadosas facturas.

“Continuidad”, de Rafael González. Fotos: Cortesía del autor
 

En la Sociedad Cultural José Martí, se aprecia una muestra dedicada al Maestro con el llamativo título de Martí de todos. En ella se ofrecen visiones personales de cómo se puede identificar al hombre que es el alma espiritual de nuestra nación. Llama la atención la pieza de Rafael González, quien con el título de “Continuidad”, personaliza la hoja de un machete identificada por una moneda a relieve que exhibe el rostro de Martí, cual si fuera una metáfora de lucha permanente por mantener nuestra nación. Con dinero también se exhiben, una al lado de la otra, dos monedas: una norteamericana con el rostro de uno de los fundadores de esa nación y la otra cubana con la imagen de Martí y la inscripción de Patria o muerte, bajo el título saturado de ironía: “Contigo en la distancia”, remembranza de la canción, de Luis Ángel Cruz.

Está la instalación sin título de Juan Carlos Hernández conformada por el Martí que se alimenta espiritualmente con la sustancia barrosa (¿alusión a la bíblica creación humana con barro?), que se destila permanentemente a través de una antigua piedra de filtrar agua colocada encima de su cabeza. Se intenta registrar la impronta de la nacionalidad cubana de un modo interactivo con el espectador, quien puede jugar con múltiples variantes desde la perspectiva de quien permanece vivo y siempre presente con sus prédicas de actualidad ideológica.

Sin título, de Juan Carlos Hernández.
 

Desde la sencillez expositiva del lenguaje naif se ubica la obra de María Rodríguez con su “Presencia martiana”. Es un Martí estilizado, custodiado por la palma -esa simbólica planta de la que llegó a decir que son como novias que esperan- junto con la inicial bandera cubana en noble gesto de recordación de quien brindó todo por la patria.

Un tanto más atrevida es la propuesta del Martí negro, de Iosvanny Suárez, quien lo describe con todos los atributos de los cultos sincréticos afrocubanos y el pelo ensortijado en un intento por exponer la simbiosis de nacionalidad a partir del mestizaje cultural con el sugestivo título “The color changes, will the history change?”.

“The color changes, will the history change?”, de Iosvanny Suárez.
 

En esta variopinta exposición hay una pequeñísima escultura blanda diseñada con la técnica del tejido amiguramis titulada “Aferrado”, de Elena Arévalo, donde se observa a Martí sentado sobre una moneda cubana de un peso, en alusión a los reajustes monetarios actuales.

Y en la recién reparada Casa del Joven Creador, sede de la AHS en la provincia, se exhibe la muestra colectiva Penthouse con una visión plurívoca del arte contemporáneo. Resulta atractiva una instalación en forma de columna vertebral magnificada cuyas vértebras se van transformando en cabeza martiana, creada por Darel Martínez con el título “Ideología”. De nuevo se reitera la alusión a Martí como sostén espiritual de la nación.

 “Ideología”, de Darel Martínez.
 

El graduado reciente en la Escuela Profesional de Artes Plásticas de Cienfuegos con la máxima calificación, Ricardo Ramírez, especializado en grabado, muestra un linóleo donde prima la visión barroca al cubrir totalmente la superficie bidimensional con figuras que insinúan la labor permanente dentro de un aquelarre de alusiones sobre la enajenación de los productores materiales. En esa especie de horror vacui las figuras se entremezclan con ruedas alegóricas que asechan a la cadena humana en un torbellino sin fin.

Otro grabado, de José A. Rodríguez, ofrece un punto de vista opuesto, al manejar los recursos del minimalismo y la simplificación de los componentes figurativos. Se trata de una visión lírica sobre la condición humana de la pareja. Bajo esa misma óptica minimalista Juan Carlos Lage propone un dibujo a tinta enigmático protagonizado por un hombrecito que cabalga sobre un ave que intenta alcanzar su seguro refugio en la cúspide del simplificado globo terráqueo.

José A. Rodríguez ofrece una visión lírica sobre la condición humana de la pareja.
 

Y no podía faltar la voz femenina. Maiday Martínez, expresión genuina de defender la visión de la mujer en el contexto social actual exhibe fotos e instalación que protagoniza la sexualidad como vía de empoderamiento. Un urinario, contrapuesto a la versión masculina de Duchamp, se ha diseñado para la mujer, deslegitimando la propuesta de “La fuente” del transgresor francés. Con cierta sorna, la joven expone en su propuesta una visión del mundo diferente al falo centrismo imperante al retar a aquellos que obnubilan a la mujer.

Maiday Martínez contrapuntea con el urinario de Duchamp.
 

Y siguiendo el ritual del artista que inquiere sobre su origen ancestral se ubica Alexander Hernández Chang, al tomar la imagen de su madre de ascendencia china en un espacio simbólico dado por el uso consagratorio del color y el proceso de permanente indagación coronado por el girasol tropical, que siempre gira en busca del Sol naciente. Chang mantiene su ser en la encrucijada de dos culturas que al encontrarse en suelo cubano se alimentan de nuevas sustancias nutritivas.

Alexander Hernández Chang inquiere sobre sus ancestros chinos.
 

La insigne Galería Oscar Fernández Morera de la provincia mantiene en exhibición las exposiciones Natura, de Omar Fernández (Cuti) y Jugando con el azar, de Luisa María Serrano (Lichi). La primera está conformada por una serie de grabados y la segunda, ya comentada en este espacio, son dibujos elaborados con tinta o creyón. Por estos días se ha podido disfrutar de dos mundos que coexisten en el imaginario popular: la del Cuti, que apela al panteón de los cultos sincréticos de origen africano, y la de Lichi, que aborda motivos del azar recurrente llevados a la cartulina.

En fin, la Sociedad Cultural José Martí, la Casa del Joven Creador de la AHS y la Galería de Arte Oscar Fernández están a disposición del público que puede disfrutar de las diversas propuestas que se les brindan, junto con muestras colectivas que se exhiben del movimiento de aficionados en la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí, de la ciudad espirituana. No hay dudas, el poder de la imagen resulta evidente con tantas opciones visuales.