El salchichón del movimiento

Gonzalo Hernández
22/8/2017

Muchas veces, mientras conversaba con mis amigos en la barbería, o en el parque, yo veía pasar personas con un saco más extraño que el carajo al hombro; primero en un sentido, y luego en el contrario. A esas personas se les veía a la legua que iban reventadas, por el peso del matul. A mí aquello me tenía mal, pues no le encontraba explicación ni a jodía. Hasta que una mañana cojo y le pregunto a Minguí, que ese sí se las sabe todas, y me aclaró que el problema es que eran enfermos de escoliosis cargando “el salchichón del movimiento”, una medicina inventada por Iván Ferrate.

¡Le zumba la carabina! Usted sabe que cuando una persona coge escoliosis se pone medio escorada, con un hombro más alto que el otro, y el remedio que Iván les mandaba a quienes lo iban a ver era el siguiente: les decía: “Mira, coge por ahí para allá, hasta casa de Cirilo Mederos, y dile que de parte mía te dé el salchichón del movimiento, entonces lo cargas en el hombro que no tienes tumbado y me lo traes hasta acá”. El famoso salchichón del movimiento no era otra cosa que un saco con diez ladrillos adentro y la boca amarrada, de una forma muy curiosa, que Cirilo preparaba y guardaba, pero que era de Iván. ¡Hay que tener mala entraña para mandar eso, porque Cirilo vive como a diez cuadras de casa de Iván! No, y lo peor es que cuando el infeliz enfermo llegaba adonde Iván, este le decía: “Ahora me coges el salchichón de nuevo, vas y se lo devuelves a Cirilo, de parte mía también”. Se caía de culo la bestia esa de Iván diciendo que así se les emparejaban los hombros a las personas, por el peso del salchichón, y también juraba por su madre que había curado a muchos. ¡Verdad que hay gente que no tiene gandinga!