Diez cuentos pueden ser también ventanas a las entrañas de su autor y su época, a sus contextos, dolores, prejuicios y a la sensibilidad que palpita también en los campos y poblados.

Así me sucede con el libro Los antepasados, de Luis Saíz Montes de Oca, escritor que fue asesinado con apenas 18 años de edad en el terruño pinareño de San Juan y Martínez. Mucho le faltó por escribir a quien también cultivaba la poesía y el ensayo.

Este es un libro de valores, más allá de la literatura. Tal vez el más visible es que pone a disposición de los lectores parte de la obra creativa de un autor, que es conocido sobre todo por haber sido miembro de Movimiento 26 de Julio y ser asesinado, junto a su hermano de 17 años frente al cine de su pueblo el 13 de agosto de 1957. Muchas personas escuchan hablar de la Asociación Hermanos Saíz, organización de jóvenes escritores y artistas que fue inspirada en ellos, pero pocas se han adentrado en su literatura.      

“Diez cuentos pueden ser también ventanas a las entrañas de su autor y su época (…)”. Foto: Cortesía del autor

Con selección y prólogo del escritor Eldys Baratute, ganador de algunos de los premios literarios más importantes del país, esta obra comienza con el cuento “Deshonra”, escrito en marzo de 1954, y termina con “Los antepasados”, que es de agosto de 1957, apenas días antes de aquel disparo que apagó su vida.

En el primero hay sufrimiento, una familia que se rompió y hasta la muerte que impidió la llegada del perdón, lo cual se convirtió en una culpa capaz de asfixiar la vida propia. En el último también hay dolor, diferencias sociales, religión, constantes inferencias a los abuelos, ancestros, a una realidad que se muestra de diversas maneras, hay derrotas, dueños o patrones y venganza. Llama la atención la riqueza narrativa y aparente suavidad con que se narra tanta dureza, muestra de que el autor recorría ya un camino con más recursos técnicos y libertades.

Sería muy arriesgado hablar de evolución de un escritor en apenas tres años y cuatro meses a partir del análisis de solo 10 cuentos, pero leerlos con la conciencia de las fechas en que fueron concebidos nos permite establecer relaciones con la poesía, los ensayos y los acontecimientos de su vida. Hay temas recurrentes, como el amor, los prejuicios y ciertas denuncias sociales en formas de historias, tono ensayístico y versos.

“Muchas personas escuchan hablar de la Asociación Hermanos Saíz, organización de jóvenes escritores y artistas que fue inspirada en ellos, pero pocas se han adentrado en su literatura”.

En el libro que analizamos en esta ocasión, especialmente en cuentos como “Mi amante la tierra”, de diciembre de 1956, y el varias veces mencionado “Los antepasados” se percibe más cuidado del lenguaje, mayor uso de técnicas literarias y voluntad de riesgos en cuanto a lo formal y lingüístico.

Precisamos que “Mi amante la tierra” obtuvo una Mención Honorífica en un concurso del Liceum de Pinar del Río, realizado en abril de 1957. Es un relato diferente también por la similitud en la narración entre el amor que se puede sentir hacia la tierra y por una mujer, también la tristeza cuando la persona amada no es de uno o cuando la tierra que se anhela es de alguien más.

Otros de los cuentos son “Rómulo San Juan”; “La pecadora con los ojos vírgenes”; “Mis cinco dedos del pie izquierdo”; “Un extraño de azul”; “Y allá, en los pinos verdes”; “Los cielos desiertos de vida” y “Noticia póstuma”. 

De esta propuesta, publicada por Ediciones Aldabón en el 2021, resaltamos también el prólogo, que, en nuestra opinión, constituye el análisis más completo de la narrativa de Luis Saíz Montes de Oca, por la profundidad de las argumentaciones, la minuciosidad con que se detiene en los relatos, las referencias al medio histórico social de su autor, y a cómo pudieron influir en su personalidad y concepciones creativas experiencias, como los primeros amores de juventud, estudiar en la Universidad y entrar en contacto con un mundo artístico más grande y rico…

Eldys Baratute asegura que algunos de estos relatos pueden ser incluidos en cualquier antología de la vanguardia cubana, y expresa la existencia de lazos indisolubles de Luis con otros escritores de su generación: 

…y mientras leía sus historias pensaba yo en Luis Felipe Rodríguez, Lino Novás Calvo, Alcides Iznaga, Ernesto García Arzola, y en alguien que, aunque no publica su primer libro en Cuba hasta el año 1958, ya lo había hecho en México en 1945: Onelio Jorge Cardoso.

De quien mayor influencia se percibe en estas historias es precisamente de este último. No solo por el abordaje de temas inherentes al medio rural, sino por el tratamiento psicológico de cada uno de ellos, la denuncia al maltrato y los prejuicios hacia la mujer, la insistencia en mostrar varias capas sociales…, la construcción de personajes corales, representativos de cada una de las esferas de la sociedad, el reconocimiento de las costumbres, los vicios…, tratado todo desde una perspectiva psicológica, alejada de las tendencias descriptivas, epidérmicas, menos viscerales, que marcaron algunos relatos de la época.

Merece aplausos, además, la exquisita edición de este libro, a cargo de José Raúl Fraguela Martínez, oriundo también de San Juan y Martínez, aunque radicado en Guantánamo.

Otro elemento positivo es que la cubierta sea del joven artista visual avileño Liesther Amador, quien durante varios años fue miembro de la AHS, y que con una ilustración de su serie Tiempo muerto logra mostrar parte del espíritu de esta obra.

Es un libro que sugerimos de manera especial, por los valores literarios y el simbolismo detrás de sus letras. Recomendamos también buscar la poesía y los ensayos de Luis Saíz, y de su hermano Sergio, dos creadores que siempre deben estar muy vivos entre los miembros de la AHS y la juventud cubana en general. Una de las mejores maneras de hacerlo es a través de su literatura.