La XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana rinde tributo a los centenarios de la poetisa Fina García Marruz y del espeleólogo e investigador Antonio Núñez Jiménez. Coloquios, paneles, conversatorios y presentaciones de libros homenajean la vida de ambas figuras imprescindibles en la historia de Cuba.

“Cuando se habla de Fina es muy difícil separarla de Cintio. He sido un ferviente lector de ambos escritores y ahora parece que los conozco de toda la vida”, aseguró Alfredo Zaldívar Muñoa, poeta, ensayista y fundador de Ediciones Vigía, durante un coloquio dedicado a la poetisa en la sala Eusebio Leal del Colegio San Gerónimo.

Fina García Marruz, una de las voces más relevantes de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Foto: Tomada de Granma

“Los ensayos y artículos de Fina son lecciones de cómo motivar al lector, sobre todo al lector virgen desorientado como lo era yo antes de conocer su obra”, consideró Zaldívar. “Cuando quiero mostrar qué es una nota de contracubierta busco algún título de Fina, que son auténticas obras maestras”.

El escritor agregó que a pesar de la sencillez de la Marruz, su timidez no le permitió acercarse más a la poetisa. “No recuerdo la primera vez que nos vimos, pero no olvidaré esa ocasión en la que conversé con Fina y Cintio, a finales de los 80 en una biblioteca matancera, en un coloquio dedicado a Cintio. Ahí fue que nació la amistad de ambos escritores con Ediciones Vigía”.

En el panel se habló de la relación de Fina García Marruz y la revista Orígenes, publicación en la que la autora da a conocer sus primeros ensayos críticos y poemas significativos. “La obra de Fina inicia una mirada a la década del 30; por ejemplo, en sus Poemas (1942) se vislumbran algunos núcleos temáticos que con posterioridad abordará su obra, como el diálogo místico entre el hablante y el cosmos, entre el ser aparente y la esencia lejana”, comentó, por su parte, Leymen Pérez García, destacado poeta y editor cubano.

El ensayista y crítico literario Omar Pérez rememoró la primera vez que se encontró con Fina y Cintio en la antigua sede del Caimán Barbudo. Destacó la calidad del ensayo de Fina acerca de La Edad de Oro recogido en uno de los tomos de Temas martianos. Para Pérez, Fina García Marruz fue un referente de buenas prácticas.

En esa búsqueda de la esencia propia de la poesía, Fina García Marruz legó una obra de amplio contenido espiritual y humano.

Josefina de Diego Marruz, escritora, hija del poeta, narrador y ensayista cubano Eliseo Diego y sobrina de Fina, presentó el libro Un rumor apenas, de Ediciones Extramuros, un compendio de conferencias de su tía y su padre.

“Siempre digo que recuerdo a mis padres y a todos mis seres queridos que ya no están conmigo todos los días de mi existencia, no necesito una fecha para hacerlo. Pero en el caso concreto de mi padre, desde que murió, me he dedicado a ordenar su papelería, su biblioteca y a divulgar su obra”.

Los panelistas coincidieron en que, en esa búsqueda de la esencia propia de la poesía, Fina García Marruz legó una obra de amplio contenido espiritual y humano. “No solo la calidad de su prosa revela tempranamente a una de las mayores escritoras, sino que su intensidad expresiva y su fulgurante agudeza crítica están presentes en toda su obra”, refirió Pérez García.

Fina García Marruz fue una de las voces más relevantes de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Sus aportes resultan esenciales para la lírica del idioma español y para el conocimiento de la historia literaria de España y América.

Integrante del núcleo fundador del grupo Orígenes, participó en la creación de varias publicaciones periódicas hasta fundar, junto a José Lezama Lima y su esposo Cintio Vitier, entre otros, la revista Orígenes en 1944, la cual jugó un importante papel en el rescate de la identidad cultural cubana.

La obra poética de Fina García Marruz cuenta con tres líneas temáticas fundamentales: lo cubano, la memoria y lo expresamente católico, que constituyen las aristas visibles de su poética. Sus ensayos hablan de la obra literaria de grandes figuras de las letras del idioma español como sor Juana Inés de la Cruz, Gustavo Adolfo Bécquer, Rubén Darío y Francisco de Quevedo.

Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1990, el Premio Pablo Neruda en 2007, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2011 y el Premio Federico García Lorca en 2012.