En el Escambray vive el teatro

Roxana Soto del Sol
12/11/2020

Opening: Escenario

Amanece en la Macagua, comunidad montañosa perteneciente al municipio villaclareño de Manicaragua. El día es menos húmedo y frío de lo esperado. Aunque resulta imposible ignorar que la tormenta tropical Eta atravesó el centro de Cuba, que la Covid-19 también llegó a las lomas y que Estados Unidos de América —cuyo gobierno arrecia cada día más el bloqueo financiero contra la Isla— desarrolló unas convulsas elecciones; el Grupo Teatro Escambray (GTE) celebró, este 6 de noviembre, 52 años de existencia.

A 52 años de vida, este grupo permanece absolutamente vivo en el las tablas cubanas.
Fotos: Arelys María Echevarría Rodríguez

 

La situación… gelatinosa, tal como la historia que recibe al público en este cumpleaños del GTE. Todo listo para empezar la puesta en escena. Casi todo. “Se bloqueó la pizarra”, informan los asistentes técnicos. “¿Cómo? ¡Sin luces no es lo mismo!”, responde Rafael con su vozarrón, ahora con unos decibeles de más por el asombro. Pero ya se sabía desde un inicio: este año es de supervivencia y adaptación.

Corren las cortinas. Comienza la obra Gelatina y, como siempre, Escambray irradia su propia luz.

 

Acto I: Personajes

Solo siete actores mantienen hoy al grupo vivo, aunque a ratos se confunden imaginándose doce como hasta hace unos meses. Samuel David Rodríguez Menejías, uno de ellos, rectifica el número y se justifica:

“no me acostumbro”.

La obra Gelatina, escrita hace 13 años, renace una y otra vez de mil formas distintas.
 

“Desde que empezó la pandemia, nos quedamos en el campamento con actividades controladas, mientras los artistas de territorios más alejados como Cienfuegos presentaban funciones en sus portales y en las redes sociales. Lo llamaría instinto: ante la ausencia de varios compañeros y un panorama para nada optimista, resultaba necesario impedir la extinción del teatro. Hemos recuperado y reinventado nuestro repertorio”, asegura Rafael González Rodríguez, director del conjunto.

El Grupo Teatro Escambray se extiende a cada rincón de los parajes montañosos.
 

Hace casi un año, Héctor Luis Reboso Cruz, actual protagonista de Gelatina, llegó a Escambray. Desde entonces, se viste de Yosbany, el protagónico que, según comenta, le ha permitido crecer como persona y profesional. Su historia en el campamento de la Macagua inició hace más tiempo, cuando solo era un aspirante; pero ya se sabía amante del teatro, especialmente del que nace en esta serranía.

Por eso reniega del adolescente ingenuo que encarnó hace minutos y repite el parlamento: “‘no quiero la muerte ni en el teatro, solo quiero descansar de la inutilidad de mi vida, el personaje vacío en que me han convertido’, quiero más”.

 

Acto II: Guion

La obra en cuestión, escrita hace trece años por Rafael, parte de la fractura que representó para el grupo, en aquel entonces, recibir a recién graduados de la Escuela Profesional de Arte Samuel Feijóo.

Rafael González Rodríguez, director general del Grupo Teatro Escambray.
 

De una conversación introspectiva con aquellos noveles actores surgió este clásico del repertorio del GTE, donde “aflora el conflicto generacional cubano que, aunque modificado, renace una y otra vez de mil formas distintas”, insiste González Rodríguez. Explica el dramaturgo:

Yo no pertenezco a una generación dogmática y estricta, sino a una que observa y aprende de los jóvenes; incluso de esos que pareciera, a veces, que tienen la consistencia de la gelatina: no sé cómo agarrarlos, ocuparían cualquier recipiente donde los coloquen sin importar la forma. Percibo esa situación ‘gelatinosa’ en la que la sociedad se encuentra cuando una generación comienza a negar a la anterior y viceversa. De esto trata, y por esto se llama Gelatina.

Escambray irradia su propia luz en el lomerío.
 

Y entre teatro, anécdotas y nombres imprescindibles se celebra otro aniversario en esta mágica altura; donde, a la actriz Daniela Barrios, el sube y baja de más de cinco años de trayectoria aún no le quita las ganas de encarnar distintas vidas sobre el tablero; donde siete muchachos no renuncian al placer de llegar a comunidades intrincadas para hacer arte accesible y democrático; donde Samuel —enfatiza— ha sabido usar la vida.

 

Closing: Crítica

“Escambray ocupa un lugar importante dentro del movimiento internacional del nuevo teatro. Sembró un paradigma que permanece absolutamente vivo en el seno de las tablas cubanas, en su relación con el público: salir a buscarlo, estimarlo y convertirlo en el productor de los contenidos”, expresó Omar Valiño Cedré, estudioso del GTE y actual director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.

En la Macagua, se han formado profesionales del teatro a nivel internacional.
 

Desde el 6 de noviembre de 1968, el GTE se extiende a cada rincón de estos parajes montañosos. Tal vez después de Eta vendrán otras tormentas, surgirá otra pandemia, otro demócrata o republicano ocupará la Casa Blanca, pero… aquí, en la cima, es cuestión de instinto: al teatro Escambray no se le apagarán los días.

ACN