En Pinar no muere el metal

Evelyn Corbillón Díaz
26/3/2019

Diez de la noche en la ciudad de Pinar del Río. Adrenalina a flor de piel. La afluencia de un público mayoritariamente joven, pero en el que también se vislumbraban personas de más edad. Intensas noches a ritmo de metal y la satisfacción de disfrutar de presentaciones de muy diversas bandas nacionales y foráneas, fue la huella del XXIV Festival Pinar Rock, que recientemente concluyó en el territorio más occidental de Cuba.

El festival Pinar Rock es considerado uno de los más importantes y longevos eventos en la Mayor de las Antillas.
Fotos: Rafael Fernández Rosell

 

Un amplio programa de conciertos, marcado en esta edición por la asistencia de ocho agrupaciones de Alemania, Estados Unidos, Australia y México, vivieron durante cuatro jornadas los amantes del género aglutinados —como en los últimos tiempos— en el terreno de fútbol de la local Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca.

Hasta Ciudad Bolívar, en el municipio de Sandino, también llegaron los protagonistas del evento que, por tercera ocasión consecutiva, tuvo carácter internacional y aspira en años posteriores a sumar mayor cantidad de bandas de diversos puntos del orbe.

Jeremy Harris, de Australia; las agrupaciones aztecas IRA, Savanthy Eucariont; PRO FE CIA y Coatl, ambas de EE. UU.; y las alemanas Precipitation y AllWillKnow; combinaron sus actuaciones con los cubanos Tendencia, Combat Noice, Albatross, Mephisto y Rice and Beans.

“Acudimos a bandas longevas de Cuba, que llevan más de 20 años en la escena y tienen sobrada experiencia”, aseveró Sergio Ernesto Puentes, coordinador de la cita e integrante de Tendencia, grupo a cuyos 25 años estuvo dedicado Pinar Rock.

“Estamos muy contentos con todo lo que pasó. El Festival se trasladó hace unos años a la Universidad, donde se pueden reunir muchas más personas; tenemos un sonido más fuerte, más grande y hemos hecho ya un megaespectáculo”, indicó.

Considerado el más longevo del país en el rescate del género, el foro tuvo una agradable particularidad, pues sus participantes acudieron a importantes sitios de la urbe, como es el caso de la sala de Oncohematología del Hospital Pediátrico Pepe Portilla; y el proyecto sociocultural Con amor y esperanza, dirigido a niños y jóvenes que padecen Síndrome de Down.

Fue ese un intercambio de canciones, risas, bailes, abrazos, poesía… todos fusionados en la sensibilidad de los rockeros, lo que constituye un bonito recuerdo para infantes, padres, médicos, enfermeros y artistas.

“Con los pequeños enfermos, definitivamente se quebró mi corazón; pero me dio gusto haber contribuido, tal vez, a dibujarles una sonrisa”, destacó emocionado Noel Rivera, tecladista de PRO FE CIA.

“Estoy contentísimo de haber estado en el Festival. Pinar del Río nos abrió las puertas hace dos años, invitados por Tendencia, y hemos hecho ya una tradición. El año anterior estuvimos también y siempre que nos inviten, vendremos. (…) He vivido diferentes culturas, la mexicana —nació en esa vecina nación— y la estadounidense. En Cuba me he sentido como en una familia, y en Pinar del Río la gente te da tanto calor que lo transmiten y te hacen sentir en casa”, añadió.

“El secreto es el amor que sentimos por este tipo de música, por la unión de las bandas y por el rock que hacemos en la Isla, por el metal cubano. Y por regalarle a ese público, que fundamentalmente es seguidor de Tendencia, otras bandas, pues lo merece”, explicó Sergio Ernesto Puentes.

Integrantes de la banda de rock Jeremy Harris, de Australia, durante el festival Pinar Rock, en Pinar del Río
 

“Por eso tratamos de hacer un mejor evento cada año, y siempre quedamos complacidos por la acogida de la gente.

“Hemos crecido muchísimo desde los comienzos, en que hacíamos el Festival con dos o tres bandas nacionales, casi todas de Occidente. En esta edición tuvimos representación del municipio de Sandino, y de las provincias de Holguín, Matanzas, La Habana y la sede”, puntualizó Sergio.

Para José Ernesto Mederos Valdés, director de Tendencia y fundador de Pinar Rock, la manera en que su grupo ha girado por el mundo también ha contribuido a que la gente se interese por la mayor isla de las Antillas y apoye su rock.

“Gracias a eso existen tantas bandas que quieren venir a Pinar. El festival es como un hijo del proyecto Tendencia.

“En sus inicios fue una manera de buscar un espacio en el cual pudiéramos promocionar el rock en estos predios y convertirlos en un lugar preponderante dentro de ese tipo de música en el país”, sentenció.

Sobre la trayectoria de su agrupación, inconfundible por la mezcla del metal con elementos de la música afrocubana, aseguró que 25 años atrás era “muy difícil empezar un proyecto como este, ahora ya consolidado”.

“Tuvimos que atravesar por disímiles dificultades y romper tabúes, esquemas culturales y extraculturales”, remarcó Mederos Valdés.

Hoy gozan de una identidad y sello únicos en el panorama sonoro a nivel mundial, de ahí el número creciente de admiradores en todas partes.

En lo que resta del actual calendario, seguirán materializando importantes metas, como la grabación de un nuevo fonograma y una gira nacional.

“Por personas como nuestros seguidores es que existen personas como nosotros”, concluyó Kiko, sobrenombre con el cual es conocido.

Nacido en 1995 y con una frecuencia anual, Pinar Rock constituye un espacio para posicionar al rock en todas sus modalidades dentro de la cultura cubana, detalló Puentes. Y, con igual entusiasmo, regresará nuevamente.

“Pinar del Río, durante más de 20 años, ha sido una de las plazas más importantes del rock en Cuba, y realizar un encuentro de esta índole es muy importante para el fortalecimiento de la provincia”, añadió.

Especial de la ACN para La Jiribilla