Enero: martiano, científico y de investigación

Indira Hernández Alonso
15/1/2020

“La libertad y la inteligencia son la natural atmósfera del hombre, y ahí se va por la ciencia verdadera a la equidad humana”, reza la frase que, a propósito del Día de la Ciencia cubana, guió el acto celebrado en el Centro de Estudios Martianos (CEM) para premiar la investigación científica acerca de la obra de su autor: José Martí.

A propósito del Día de la Ciencia cubana, fue homenajeada la trayectoria de personalidades dedicadas
a la promoción de la labor del Apóstol. Fotos: Radio Enciclopedia

Allí fue homenajeada la trayectoria de varias personalidades dedicadas a la promoción de la labor del Apóstol, quienes recibieron el reconocimiento Con todos y para el bien de todos, que tomó su nombre de ese discurso en el que, en 1891, enfatizó la importancia de dicha “fórmula triunfante” para Cuba.

Fue premiada la labor de figuras como el director de la Oficina del Programa Martiano, Eduardo Torres Cueva; de Enith Alerm Prieto, directora del Memorial José Martí; Omar Valiño, director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí; Yosuam Palacios, director del Museo Fragua Martiana; la doctora Ana Sánchez Collazo y la artista Zaida del Río, entre otras.

El Día de la Ciencia cubana se celebra en la Isla desde 1990. La fecha fue escogida para recordar las previsoras palabras pronunciadas por Fidel el 15 de enero de 1960: “El futuro de nuestro país tiene que ser, necesariamente, un futuro de hombres de Ciencia, un futuro de hombres de pensamiento…”.

Durante el acto se concretó un anhelo, lleno de esfuerzos: la llegada al Centro de Estudios Martianos de ocho páginas inéditas del expediente de José Martí en su último año de bachillerato en Filosofía y Letras, en el Instituto Goya, en Zaragoza. La entrega estuvo a cargo del actor y pedagogo Agustín Montano, de la Casa Martí, de Zaragoza, quien declamó versos del héroe cubano y expresó su orgullo ante semejante tarea a la directora de la institución, la doctora Marlene Vázquez Pérez.

El actor y pedagogo Agustín Montano.

Martí llegó a Zaragoza tras abandonar Madrid, en busca de mejor clima para sus males, arrastrados desde los duros días de trabajos forzados como preso en las canteras de San Lázaro de La Habana, donde había sido enviado con 17 años.

La ciencia en José Martí constituye una fuente imprescindible para los que investigan, los que enseñan y los que administran; deja claro el porqué y el cómo se debe transitar el camino hacia la vida plena en la patria donde nos tocó nacer.

Coincidentemente, también en enero celebramos el natalicio de nuestro Héroe Nacional, quien escribió su primer artículo periodístico científico a los 22 años de edad, desarrolló la tesis de que los poetas son profetas de la ciencia y tomó, como director de órganos de prensa, acertadas decisiones sobre la divulgación científica.

La visión martiana de la ciencia puede ayudar a los científicos de hoy a alcanzar el punto culminante del proceso de investigación: la generalización de los resultados. Muy útil sería concretar la idea martiana de que “la ciencia amena se va haciendo amable; como que amenizar la ciencia es generalizarla”. Para el Maestro: “En la política de América, es riesgosa la idea de política del continente, porque con dos corceles de diferente genio y hábitos, va mal el carruaje. Pero la ciencia es toda una, y conviene todo lo que junte a los pueblos”.

Entonces, cuando se revelan estas relaciones, se hace ciencia y se honra la memoria del gran pensador, convertido asimismo en uno de los más grandes divulgadores de la ciencia en el siglo XIX. Además, la ciencia, según la visión martiana, no solo puede quedarse en encumbrados artículos, porque nos acercamos demasiado a la mitología griega.

Hoy, los estudios contemporáneos sobre ciencia, tecnología y sociedad muestran un creciente interés por concebir al hombre como centro de estas actividades, haciendo evidentes los valores culturales que subyacen, como lo hizo José Martí en su época y lo legó para todos los tiempos.

El Apóstol simboliza un paradigma de la divulgación científica para adultos y niños, y su concepto de la cultura, integradora de lo artístico-literario y lo científico, continúa rompiendo esquemas. Que esta visión coherente de la ciencia sirva entonces para celebrar un enero martiano y científico, lleno de merecidos homenajes a quienes promueven su obra.