Espíritu AHS

Yunier Riquenes García
25/10/2018

Escuché una vez que un joven cantante, famoso, quería ser un chico AHS. Sentía que había en esa organización un espíritu para el arte joven. Él era / es un artista famoso.

AHS es más que un nombre, más que un lugar. Para los que viven en cualquier parte de Cuba, para los que sueñan y aspiran a escribir, bailar, pintar.

AHS es más que un nombre, más que un lugar. Foto: Internet
 

Ser AHS identifica, remueve. Que lo digan los raperos, los rockeros, los proyectos que nacieron alternativos. Pero resulta que, ni aun así, logramos que la pelea por existir se naturalice entre nosotros. ¿Por qué tanto miedo a lo alternativo?

AHS te brinda una plataforma. No es perfecta, pero cuando cumples 36 años te das cuenta del circuito de becas, premios y espacios que dejarás atrás y que no tienen similares en otras organizaciones.

AHS pueden ser los muchachos de pelo largo, los que dicen a veces y de manera soberbia lo que piensan. Pero apuestan por el arte y su país, quieren encontrar nuevos caminos.

AHS es búsqueda constante: de estéticas, de referencias, de caminos.

Al cuerpo de la AHS entran y salen rostros. Unos llegan y fundan espacios que otros continúan o abandonan.

AHS es continuar con el verbo encendido. Criticar, sí, para refundar, para hacer mejor y llegar a más gente.

Los muchachos de la AHS no pueden ser ni complacientes ni irreverentes sin sentido.