Estudios sobre Versos libres en la década del 80
Deslumbrados por la grandeza poética de Versos libres y su condición de selva, por la profunda imbricación entre forma y fondo, los críticos y académicos, en la década del ochenta, no tardaron en darse cuenta de la necesidad de llevar a cabo un estudio propiamente de la lengua en el poemario.
“El sentimiento en Martí es romántico (…) Pero bajo ese despeñamiento de la pasión, hay un conceptismo que responde a la solidez del pensamiento del poeta”.
Un primer paso en este largo y complejo camino vino a constituir el estudio de María Talavera “Aproximación lingüística a Versos libres”. [1] La investigadora emprende el estudio de las variantes y borradores de los textos del libro, lo que le permite “penetrar en la génesis de la obra misma y sorprender en aquella algo más que un método de trabajo, a saber: la reafirmación de una voluntad artística”.[2] Es decir, trata de describir algunas de las principales tendencias que definen estilísticamente a tan connotada creación martiana. Intenta demostrar la lógica de tanta variación y tanto apunte, camino concertado de un pensamiento, pensamiento trascendente que encierra toda gran poesía. Pues dichas modificaciones “son pruebas del marcado interés de Martí por el perfeccionamiento de su obra y, en particular de los Versos libres, aunque ello parezca contradecir, en primera instancia, algunas de las valoraciones dadas por el autor en el prólogo que debía acompañarlos en su publicación” [3] El estudio de los campos semánticos, su peculiaridad y riqueza dan la medida de la intensidad y naturaleza de las preocupaciones temáticas de Martí, donde el hombre es eje cenital.
La complejidad y maestría del poemario siguió convidando atenciones que, luego de recorrido el campo desbrozado hasta aquel momento por otros estudiosos, profundizaban aún más en la condición hirsuta del cuaderno. En esta línea se ubica el trabajo de Carmen Suárez León “Los Versos libres: un cesto de ortigas encendido”.[4] La autora, tras mostrar su asombro ante la singularidad del poemario martiano, subraya el carácter transgresor del mismo dentro de los grandes movimientos literarios y estéticos. Y adentrándose en su paisaje afirma: “Porque el Maestro libra en su verso encarnizadas ‘batallas de ideas’ que generan, por su modo de disponerse y acumularse, visiones poéticas de verdaderos torneos conceptuales.”[5] Con lo que apunta una de las características que explica el grado de elaboración de los poemas y su difícil acceso. A partir de este momento la ensayista toma como muestra emblemática del libro póstumo el texto “Mi poesía”, manifestación expresa del complejo proceso de la creación poética para Martí. Inmersa en las insólitas peculiaridades del poema, elabora diversos razonamientos por medio de los cuales conecta la lírica martiana con la poesía de vanguardia:
Y luego se describe la fiesta de la llegada de la poesía —ese estado creativo que le permite producir al poeta—, en que “cráneo y pecho”, es decir, emoción y razón, se aprestan para celebrar el tránsito de la amada. Como podemos apreciar, el poeta apela a un equilibrio de emoción y razón que se sitúa en una óptica de creación modernísima, que va incluso más allá de su momento, en el que la poesía absolutizaba cada vez más el costado subjetivo de la realidad.

En el anhelo de develar el complejo binomio tradición–transgresión surgen ideas puntuales como la siguiente:
El sentimiento en Martí es romántico: tal vez es el límite de las posibilidades de la exaltación del sentimiento. La pasión con que se exponen los conflictos, la gravedad y la seriedad con que lo hace, son románticos; los tamaños martianos son románticos. Pero bajo ese despeñamiento de la pasión, hay un conceptismo que responde a la solidez del pensamiento del poeta (…) que es capaz de sostener tanta emoción sin conmoverse, sin aflojarse ni agrietarse (…) El pensamiento martiano es capaz de integrar poéticamente desmesuradas emociones con conceptos de alta objetividad. Es esta rara tensión de lo objetivo y lo subjetivo[6] lo que le da tanto poder a la “visión martiana”, que logra convertir en una imagen muy lírica, y muchas veces cinematográfica, la enconada batalla de ideas y sentimientos.[7]
“El pensamiento martiano es capaz de integrar poéticamente desmesuradas emociones con conceptos de alta objetividad”.
Entre 1985 y 1991 fueron publicados en las revistas especializadas de nuestro país varios ensayos del crítico e investigador Emilio de Armas, que conformarían su tesis doctoral “La modernidad de los Versos libres”.[8] Aunque dichos estudios vieron la luz en diferentes años, creo necesario comentarlos de conjunto, por formar parte de un único libro, y en función de la logicidad y la síntesis en mi propio ensayo.
Al releer con interés el trabajo “Bien: yo respeto” y el proceso de composición de los Versos libres” [9]de 1985, pudimos comprobar que el ensayista se refiere a algunos elementos que conforman la historia de la recepción del poemario:
1ro- “Pronta admiración de varias de las principales figuras de la poesía en lengua española” luego que el libro vio la luz en 1913.
2do- Que el estado de ineditez en que quedó el libro ha dado lugar a numerosas controversias, aspecto que vincula con su juicio de que Versos libres ocupó un sitio principal en la estimación de su propio autor.

Emilio se refiere además a toda la difícil y dilatada labor, que asumieron los integrantes del equipo encargado de la realización de la edición crítica de la Poesía Completa de José Martí, del cual él formaba parte, con respecto a Versos libres, en proceso por aquel momento, dada las características del material y los originales, llenos de dificultades textuales, apreciables a la hora de transcribir los manuscritos, con “tachaduras y variantes de difícil desciframiento”. Y esboza, en apretada síntesis, las conclusiones de dicha investigación editorial, para luego acometer el estudio del poema “Bien: yo respeto”, que cuenta con un manuscrito original y un borrador en el Cuaderno de Apuntes 20, y diferencias atendibles respecto a su redacción última, muy útil, según el autor del ensayo, para adentrarse en el proceso de composición de los Versos libres.
En agosto de 1988 Emilio escribe el ensayo “Tres momentos en la modernidad de los Versos libres: ‘Pollice Verso’, ‘Canto de Otoño’ y ‘Estrofa Nueva’”.[10] El investigador comienza con una definición tajante: “Pollice Verso” es uno de los textos capitales dentro de toda la poesía martiana, para luego fundamentar tal aserto a través del estudio de sus ricas peculiaridades, que en muchos casos son elementos recurrentes entre los textos dentro de Versos libres, y particularmente de los poemas que en este ensayo el investigador jerarquiza. Referimos aquí por su importancia, varios de ellos:
—El poeta se dirige a un auditorio que parece asistir al desarrollo del texto como se asiste a un discurso. El poema se concibe como proyección de un metatexto, donde es frecuente percibir una voz que argumenta y convence.
—El concepto del deber y su valor práctico es un tema dominante en sus Versos libres, y clave de todo su pensamiento.
—La sobreabundancia expresiva.
—Los poemas se ofrecen a la manera de una grave meditación.
—En los Versos libres Martí logra un amplísimo registro y el texto se abre constantemente a la acción de su autor dentro de la sociedad.
—La concepción del universo como un todo, sujeto a movimiento ascendente, idea fundamental no sólo dentro del libro, sino también dentro del pensamiento martiano, a la vez que uno de los elementos principales que hablan de la modernidad de su poesía.
Según el investigador Emilio de Armas, “Pollice Verso” es uno de los textos capitales dentro de toda la poesía martiana.
De Armas afirma y demuestra con ejemplos palpables cómo Martí aprovecha a fondo las posibilidades poéticas que le brinda la analogía como recurso expresivo. Analiza el poema “Pollice Verso” con una mirada a un tiempo erudita y asombrada, su visión nunca pierde el misterio, la devoción que se experimenta ante las obras eminentes. Uno de los rasgos novedosos de este ensayo es el referirse, a través de un ejemplo, de los muchos que atesora el libro, a las circulaciones que se dan en la obra de Martí entre prosa y verso. Así refiere coincidencias entre ideas vertidas en “Lectura en Steck Hall”, pronunciada en Nueva York el 24 de enero de 1880 y el poema “Pollice Verso”. Emilio también nos revela el lugar que ocupa el cuaderno dentro de toda su obra poética, juicio de gran novedad en los marcos del ensayo: “Dentro de su obra poética, los Versos libres constituyen la manifestación más amplia de su complejo e integrador pensamiento, y en ellos encuentra expresión la revolucionadora síntesis de motivos éticos, sociales, políticos y metafísicos lograda por tal pensamiento.”[11]
“Dentro de su obra poética, los Versos libres constituyen la manifestación más amplia de su complejo e integrador pensamiento”.
En relación con el tratamiento de la naturaleza por Martí en Versos libres, de Armas ubica claramente la posición del poeta cubano y desentraña su diferencia con respecto al movimiento romántico: “La idea central (…) es la de reconocer las fuerzas naturales como gestoras de la creación artística, lo que no implica, en modo alguno, la idílica vuelta a la naturaleza postulada desde el prerromanticismo, sino un lúcido reconocimiento de la unicidad del Universo en sus manifestaciones más extremas y complementarias.” [12] Para terminar, el ensayista ensancha de un gran gesto el marco de su pensamiento y vincula los alcances estéticos de Martí, sus realizaciones espirituales, con la indeclinable modernidad de su obra revolucionaria, concatenación lógica y justa del devenir histórico y dialéctico de la mente, que, tanto en la poesía de Martí como en el ensayo a ella referido aquí, se manifiestan en el clásico equilibrio entre lo objetivo y lo subjetivo.
[1] María Talavera. “Aproximación lingüística a Versos libres” en Anuario del Centro de Estudios Martianos, n. 8, 1985, La Habana, p. 136 – 173.
[2] Ob. Cit. p. 137.
[3] Ob. Cit, p. 173.
[4] Carmen Suárez León. “Los Versos libres: “un cesto de ortigas encendido” en Revista Universidad de la Habana, n. 225, mayo – agosto de 1985, La Habana.
[5] Ob. Cit., p. 68
[6] Dicha peculiaridad es advertida y cuidadosamente estudiada por Emilio de Armas en sus diversos ensayos sobre Versos libres, que comentaremos en lo adelante.
[7] Ob. Cit, p. 72 – 79.
[8] Que tengamos noticia dicha tesis aún no ha sido publicada en forma de libro.
[9] Emilio de Armas. “Bien yo respeto”, y el proceso de composición de los Versos libres” en Anuario del Centro de Estudios Martianos (8) /227 /- 238, 1985, La Habana.
[10] Emilio de Armas. “Tres momentos en la modernidad de los Versos libres: “Pollice Verso”, “Canto de Otoño” y “Estrofa Nueva” “en Anuario del Centro de Estudios Martianos, n. 12, 1989, La Habana. p.p. 213 – 234.
[11] Ob. Cit, p. 225.
[12] Ob. Cit. p.229.