¡Viva Cuba! Fueron las primeras palabras de la mexicana Eugenia León cuando salió al escenario de la sala Covarrubias del Teatro Nacional el sábado 30 de abril.

Vestida de largo rojo sangre y con botas negras, fue dueña de una hora y media de canciones, de recuerdos, de coros compartidos, de aplausos y vítores, de algunas lágrimas y de emociones sinceras.

“Eugenia hizo de la velada, más que todo, una oportunidad para reafirmar nuestro apego a la nación que nos vio nacer, nuestra certeza de libertad.

“Que me lleve la tristeza antes que sentir rencor”, afirmó en franca alusión al tema que cantaría después de la autoría de Enrique Bunbury. “Que nos lleve la tristeza antes que sentir rencor, antes que sentir odio… Los que odian no tienen otra cosa que odio. En este país lo que sobra es amor”. Entonces Eugenia hizo de la velada, más que todo, una oportunidad para reafirmar nuestras identidades, nuestro apego a la nación que nos vio nacer, nuestra certeza de libertad.

La artista mexicana fue dueña de una hora y media de canciones, de recuerdos, de coros compartidos, de aplausos y vítores….

Un homenaje necesario y merecido a Agustín Lara, un tributo a César Portillo de la Luz y un estremecimiento de espíritu al interpretar La Paloma con los versos de la composición original del español Sebastián de Iradier y Salaverri y aquellos añadidos por su cuate Fino, fueron momentos especiales del concierto.

Le dedicó Piensa en mí,de los hermanos Agustín y María Teresa Lara, a la inolvidable Chavela Vargas; levantó a no pocos de sus asientos al recordar a Rocío Durcal cuando popularizó el tema Como tu mujer, de la autoría de Marco Antonio Solís y fue majestuosa al interpretar Yo vengo a ofrecer mi corazón, del argentino Fito Páez, a dueto con Kiko Ruiz (cantante del grupo María Alejandra y Cubanía).

Eugenia León junto a Kiko Ruiz.

Bailó Eugenia. Se desplazó de un lado al otro con elegancia, con glamur. Zapateó, se regodeó y fue sublime. Nos llevó de la mano por diferentes regiones de su país para deleitarnos con ritmos autóctonos, arreglos y composiciones originarias.

Caótica belleza, del colombiano Esteman; No sé cómo irme, Vámonos, Te hubieras ido antes y Luz, de sus coterráneos Rafael Mendoza, José Alfredo Jiménez, Luciano Luna y Marcial Alejandro, respectivamente, integraron el repertorio que, a oídas conocido, el público pudo identificar, pues no hubo programa entregado y por ello, ofrezco mis disculpas si no menciono algunos títulos.

“Eugenia León es grande, desde su talento y su humildad. Cuba cuenta con ella y ella la defiende”.

Lamento que no se haya filmado lo acontecido en esta segunda ocasión de quien recibiera el Grammy Latino a la Excelencia Musical en 2016 en Cuba. Realmente hubiera sido necesario para que, a través de la Televisión Cubana, llegara a todos los hogares en algún espacio previsto para ello.

Este concierto fue un regalo como parte de las actividades culturales colaterales a la 30 Feria Internacional del Libro. Confesó la León su placer y su alegría por ser invitada especial en el país donde ha encontrado tantos referentes musicales y una fuente inagotable de inspiración. “Amo a Cuba, los quiero. ¡Viva Cuba! ¡Viva México!”. Y salió envuelta en reclamos del público que anhelaba una canción más, una al menos. Volvió al escenario, tomó de las manos a sus músicos (Flavio Meneses, Fernando Mendoza, Jesús Sánchez y Rosino Serrano) y se abrió el pecho en dos para agradecer tanto cariño.

Durante el concierto, “nos llevó de la mano por diferentes regiones de su país para deleitarnos con ritmos autóctonos, arreglos y composiciones originarias”.

No podía demorar más porque debía retornar a México en breve para ofrecer un concierto al día siguiente junto a Tania Libertad y Guadalupe Pineda con el repertorio del álbum Primera fila, galardonado con un disco de oro. Pero sabemos que volverá, y tendremos una canción más, y una más, y otra.  

Eugenia León es grande, desde su talento y su humildad. Cuba cuenta con ella y ella la defiende.

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