Hasta mayo venidero se exhibe en Collage Habana —hermosa galería enclavada en el céntrico y concurrido Boulevard habanero— la exposición Fabulaciones de la piedra a la PC, muestra que incluye piezas de veinticinco escultores contemporáneos cubanos.

Pedro Pablo Oliva. De la serie El buen café: “Almuerzo sobre la hierba. Homenaje a Édouard Manet”, 2018. Bronce. 26 x 40 cm de diámetro.

Si algo caracteriza a esta muestra es la gran variedad de estilos, lenguajes y maneras de asumir la escultura, que va de lo más convencional a lo más experimental. Es un rápido paneo por esta manifestación que, como se sabe, es muy compleja por su propia esencia: necesidad de amplios espacios, elevado costo de los materiales, dificultad en la transportación, entre otros muchos factores. De ahí que me gusta decir que el escultor tiene que amar mucho lo que hace para enfrentar tales retos, que no son nuevos, pero en el contexto cubano —de gran estrechez económica— se convierten, casi, en un freno a la manifestación.

De izquierda a derecha: Meira Marrero, museógrafa, e Indira Carrillo, curadora.

Cargada de preguntas, conversé —en diálogo exclusivo con La Jiribilla— con dos especialistas que han tenido bajo su responsabilidad la realización de este proyecto: la museógrafa Meira Marrero y la joven curadora Indira Carrillo, a quien preguntamos:

¿De qué marera realizaste la selección?

Fabulaciones de la piedra a la PC es un proyecto que se inició el año pasado, cuando estábamos proyectando las exposiciones para el transcurso del 2022.

La exposición de esculturas responde a que notábamos una ausencia de esta manifestación en el circuito expositivo nacional y es una manifestación que indudablemente tiene un recorrido importante en el contexto cubano, pero no ha sido lo suficientemente atendida, según consideramos. Es por ello que pensamos oportuno, durante la XIV Bienal de La Habana, presentar una muestra de esculturas que no pretende ser ni retrospectiva ni antológica, pero que sí procura visibilizar el quehacer de estos artistas. Algunos de estos creadores son reconocidos como escultores; sin embargo, consideramos importante involucrar a artistas jóvenes que incursionan en diferentes manifestaciones y que, también, le han dedicado atención especial a la escultura.

Osneldo García. “Chingaíto III”, 2001. Forja en frío. 114 x 185 cm.

La selección estuvo dada por el universo diverso que queríamos visualizar. Se trata de artistas algunos de ellos consagrados, como Osneldo García, Eduardo Roca Salazar (Choco), Pedro Pablo Oliva y José Villa Soberón —este último un escultor emblemático— y, junto a ellos, conviven seis creadores muy jóvenes vinculados al Taller de Villa Soberón que, también, se han interesado por la manifestación y aprenden constantemente del ejercicio de Villa, pero igualmente aportan muchísimo desde la frescura y la experimentación en busca de nuevas soluciones, recursos y soportes y, a su vez, discursan sobre temáticas muy particularizadas.

José Villa Soberón. “Nube”, 2021. Acero corten. 180 x 64 x 78 cm.

También decidimos apostar por creadores que, de cierta manera, intentan —quizás sin pretenderlo— fusionar varias manifestaciones. Por ejemplo, tenemos a Duvier del Dago, un artista que, considero, de cierta forma transgrede los límites entre manifestaciones. La obra de Duvier es una expansión del dibujo, pero a la vez lo lleva a la escala tridimensional —es un tejido y la vez es un objeto porque son faroles lo que nos está presentando. O sea, es una intención de tratar de involucrar a diversas aristas, diversas miradas hacia la manifestación. Asimismo sucede con Lisandra Ramírez Bernal, que nos propone una obra instalativa, pero con un carácter objetual y didáctico. Está Choco y la intención con él, precisamente, era darle una distinción a esa mirada que él hace del grabado aplicada a la escultura. En la expo incluimos una pieza suya realizada en madera y revestida en colagrafía, técnica que lo caracteriza y de la que se considera un maestro. Sin duda, Choco es un artista sumamente integral que, después de mucho andar entre la estampación y la pintura, ha depositado su mirada y sus manos en la escultura.

Eduardo Roca Salazar (Choco). “Rogación de cabeza”, 2018. Escultura colagráfica en madera. 71 x 54 x 37 cm.

No solo son habaneros los que están participando en esta muestra…

Además de ser una muestra intergeneracional, quisimos que estuvieran representadas otras provincias cubanas. Contamos con creadores de Pinar del Río, Matanzas, Villa Clara, Sancti Spíritus, Santiago de Cuba, o sea, intentamos hacer un recorrido por el universo territorial de la Isla. En estos momentos, en Collage Habana coinciden tanto generaciones como geografías y todo ello aunado por el interés de hurgar en las posibilidades expresivas de la tridimensionalidad, o sea, es el volumen lo que los convoca.

“La escultura tiene un futuro prometedor, pero desde la institucionalidad hay que contribuir a su desarrollo”.

La escultura es una manifestación compleja por su costo, comercialización, necesidad de grandes espacios, entre otras muchas razones y a pesar de todos estos inconvenientes hay una persistencia por mantener la escultura. ¿Cómo ves la escultura joven en Cuba?

A raíz de la investigación que se realizó en torno a esta exposición, llegamos a la conclusión de que la escultura cubana tiene un futuro prometedor. Hay muchos artistas jóvenes que como parte de su quehacer están interesados en la manifestación, que implica mucha labor, mucho sacrificio, oficio; pero también son artistas que, desde su juventud, le están aportando a la manifestación, incluso, con el uso de las nuevas tecnología.

La exposición se llama Fabulaciones de la piedra a la PC porque intentamos partir del material primigenio, el original: la piedra, que el hombre intentó tallar y darle forma, hasta la PC porque no se puede obviar el desarrollo tecnológico. Muchos artistas se valen de estos recursos, o sea, hacen sus proyectos en el ordenador y, luego, los materializan en el plano artístico con el empleo de materiales y también de ayudantes. La escultura es un arte que requiere de muchas manos y aunque haya un escultor que es el artífice de la idea, también es un proyecto colaborativo que requiere de una mano de obra amplia. Creo que la escultura tiene un futuro prometedor, pero desde la institucionalidad hay que contribuir a su desarrollo. Esta exposición es apenas un anuncio, una advertencia, en el sentido de que se debe atender un poco más la escultura cubana.

Lisandra Ramírez. “Go to play”, 2021. Resina, loza e impresión fotográfica. 200 x 200 cm.

¿Un llamado de atención?

Exactamente y esperamos que instituciones mayores, como el Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, que auspicia las Bienales de La Habana, incluyan en sus itinerarios propuestas más frecuentes de escultura porque, realmente, lo amerita.

Duvier del Dago. De la serie: Domestic Things, 2019-2020. Metal, cristal, poliéster, seda artificial, tornillos, cáncamos y luz UV. Dimensiones variables.

Vivimos una época signada por las nuevas tecnologías. ¿Cómo imaginas la escultura del futuro?

El arte tiene que mantenerse atemperado a los nuevos tiempos. Hay que tratar, sin perder el oficio, de ir incorporando las facilidades o los recursos que nos brinda la tecnología. Abogo por el oficio, por la tradición, pero por otro lado estoy convencida de que debemos favorecernos de las bondades que nos traen los nuevos medios.

Quiero destacar algo: en la exposición hay apenas una pequeña muestra representativa de la escultura en Cuba, pero hay creadores importantísimos que, inevitablemente, han quedado fuera por razones de espacio o por compromisos personales que han tenido. Por ejemplo, estoy pensando en Eliseo Valdés, que es toda una cátedra dentro del movimiento escultórico cubano y que trabaja con la tecnología. Sus últimas propuestas las ha realizado a partir de proyectos de esculturas en 3D y eso nos está hablando de que, evidentemente, estos creadores están muy a tono con los recursos y con lo que está sucediendo actualmente.

Kadir López. De la serie Signs: “Goodyea”, 2018. Técnica mixta sobre metal y neón. 191,8 x 61 cm.

La escultura del futuro me la imagino valiéndose de estas gratuidades que nos aporta el desarrollo tecnológico, pero debe de perdurar el oficio, el trabajo directo con el material, la dedicación, que es lo que hace un artista verdaderamente integral. Es vital que convivan ambas aristas y que se pueda sacar lo mejor de estas dos variantes.

Duniel Alemán Díaz. Éxodo, 2022. Resina de poliéster. 70 x 35 x 27 cm.

A veces la museografía no se tiene en cuenta y, cuando eso ocurre, el resultado suele ser desastroso. Esta es la opinión de Meira Marrero:

Así es. Hay ocasiones en que la museografía se pasa por alto y hasta de manera despiadada porque los curadores y los museógrafos son especialistas tan consagrados como cualquier otro. La museografía de esta muestra en particular ha sido un deleite porque hemos trabajado de conjunto y hemos estado de acuerdo en cómo queremos presentar lo que está ocurriendo actualmente en el movimiento escultórico contemporáneo cubano multidisciplinariamente y fusionar todas nuestras ideas, puntos de vista y objetos: curar y museografiar, el crear.

Frank González. Panal, 2022. Acero corten y resina de poliéster. 163 x 30 x 30 cm.

Los artistas convocados nos han dado la posibilidad de recrear en el espacio un catálogo de opciones multidisciplinarias para generar un abanico de posibilidades visuales, conceptuales, apreciativas, perceptivas, que le permitan al espectador involucrarse en la museografía, en la curaduría y en la intención de demostrar que la escultura cubana, desde la más tradicional —la piedra— hasta la PC, son fábulas que ocurren en la mente de los hombres, pero también se convierte en una hermosa realidad.

Mario A. Vega. Sin título, 2021. Resina de poliéster y acero. 82 x 47 x 31 cm.

Collage Habana tiene dos plantas. ¿Museográficamente con qué criterio colocaste las obras?

Desde que gestamos la muestra, ambas coincidimos en que el piso de arriba debíamos dedicárselo al Taller de Creación de José Villa Soberón. Todos los escultores que conforman la muestra son de altísimo valor artístico y creativo, pero en esta planta tenemos como la semilla del futuro. Aquí está el concepto más tradicional de lo que significa el maestro y sus discípulos, desde Rubens, Miguel Ángel, desde el Barroco al Renacimiento: todos los escultores responden a una escuela, talleres y ¡maestros! Y aquí mostramos una parte de nuestra escuela contemporánea, donde se están formando maravillosos escultores no solamente de factura sino de concepto. Son excelentes no solo como artistas, sino como pensadores, como intelectuales. A pesar de que son muy jóvenes tienen un gran bagaje y no abandonan la tradición que tiene que ver con el oficio. Esto es lo que consideramos más destacable por encima de cualquier cosa.

Como dije antes, la escultura empieza y termina en la obra.

Rafael Consuegra. “Paranoia”, 2021. Metal conformado. 96 x 108 x 30 cm.

Deduzco que este nivel de la galería es una reverencia a la pedagogía…

Definitivamente. Villa Soberón está haciendo escuela, incluso, antes de que este taller existiera, pero ha sido una gran suerte para las artes plásticas cubanas. Invito a las instituciones pertinentes a apoyar el trabajo de este taller, que está ubicado en la Habana Vieja, específicamente, en la calle Cuba, esquina a Teniente Rey. Es un sitio donde nacen maravillas —como las que vemos aquí—, pero requiere de mejores condiciones.

Aramís Jústiz. De la serie Criaturas: “Criatura mágica”, 2021. Acero inoxidable patinado. 75 x 58 x 14 cm.

Hacer una muestra de esculturas por su tamaño y peso es muy complicado a la hora de transportarlas; contar con un hermoso catálogo diseñado por Dieiker Bernal (de diez páginas) y con un audiovisual de Alejandro de la Torre (DeLa), es un verdadero lujo. ¿A quién hay que agradecerle una exposición tan cuidada?

Ha sido un reto colaborativo: los artistas, el Fondo Cubano de Bienes Culturales, Collage Habana, el Ministerio de Cultura, la Bienal, amigos… Todos hemos colaborado de alguna manera en el traslado de estas piezas que, como hemos dicho, algunas vienen de otras provincias cubanas. Ha sido un verdadero esfuerzo mancomunado.

Lidia Aguilera. Sin título, 2018. Ensamblaje de madera. 69 x 22 x 20 cm.

Si tuvieras que hacer una invitación para que visiten Fabulaciones… ¿cómo la harías?

En Collage Habana tenemos el diamante en bruto y la joya. Están invitados al recorrido que representa la escultura cubana contemporánea desde todos sus haceres, desde todas las maneras, de su factura y pensamiento; es la unidad de todas esas cosas. Los invitaría también a disfrutar del audiovisual con que concluye la muestra, que constituye el recorrido exacto de todos los escultores que están presentes en esta exposición en sus procesos creativos. Una exposición de escultura no es solamente la pieza que ve el espectador sino el recorrido hasta llegar a ella, que es disfrutable y sufrible. Pero, sobre todo, humano.

3