La Compañía de Narración Oral Palabras al Viento celebró el 14 de abril su aniversario 19 y el día antes, sus integrantes festejaron los 15 años del Centro Cultural Casa del Cuento, en las inmediaciones de la holguinera Loma de la Cruz. En este espacio, antesala del ascenso a la emblemática elevación y donde potencian el trabajo comunitario, tiene su sede uno de los colectivos más importantes de su tipo en Cuba, dirigido por Fermín López.

Estas razones hubieran bastado para el diálogo con Fermín, quien lidera la compañía desde su fundación y es el responsable —aunque todo se trabaje en equipo, asegura— del camino trazado por Palabras y de las búsquedas estéticas que han caracterizado su evolución, desde los primeros espectáculos donde primaba la narración oral en la forma más tradicional, hasta recientes puestas que dialogan con las posibilidades expresivas del teatro.

Palabras al Viento estrenó el 22 de abril, en la sala Raúl Camayd del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol, la obra Wasy, el fantasma del piano.

Palabras al Viento, además, no cesa de presentarse en diferentes escenarios y estrenó en 2022 los espectáculos unipersonales Por qué las lechuzas son así, protagonizado por Yeriber Pérez Peña, y Mágicamente Berta, por Blanca Isabel Pérez; así como La luna en el paño, a partir de un cuento del escritor y periodista Rubén Rodríguez. Por su parte, Blanca Isabel Pérez y el actor peruano Nerik Olalla presentaron La tregua, basada en la novela homónima de Mario Benedetti, como parte del espacio Iberocuento durante la XXVIII Fiesta de la Cultura Iberoamericana. Las obras Los músicos de Bremen, La orquesta y Fábulas de Cuba se encuentran entre las repuestas recientemente por este colectivo.

Si alguien creyera que esto es poco —que sabemos no lo es— dos sucesos más añaden actualidad al diálogo con Fermín López: Palabras al Viento estrenó el día 22, en la sala Raúl Camayd del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol, la obra Wasy, el fantasma del piano, una atractiva puesta a partir del cuento homónimo de la mexicana Soco Uribe, con dirección general y artística suya, y actuación de Rocío Pérez, Yordanis Sera y Yeriber Pérez.

La obra —que nos traslada a la Varsovia de inicios del siglo XIX, la de la niñez del compositor polaco Frédéric Chopin— cuenta con los diseños de Karell Maldonado, una de las alturas más celebradas de la puesta, y con la presencia en escena, al piano, de Abel D. Pupo Teruel, estudiante de segundo año de la Escuela de Música José María Ochoa de Holguín.

Una atractiva puesta a partir del cuento homónimo de la mexicana Soco Uribe.

Fermín mereció, además, el Premio Alberto Dávalos 2023 que otorga el Consejo Provincial de las Artes Escénicas y el Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol por una vida dedicada al arte escénico. Sobre el estreno de Wasy, el fantasma del piano y el trabajo al frente de la compañía, dialogamos con un artista que cree en la magia y la energía de las palabras.

¿Cómo llega Wasy, el fantasma del piano, de la mexicana Soco Uribe, a Palabras al Viento? ¿Qué posibilidades escénicas (o para la narración oral) te ofrecía este cuento?

En nuestro viaje a México en 2019 conocimos a Soco Uribe. Nos pareció una mujer sensible y la vimos llorar de emoción al escuchar nuestras historias. Ella no regaló entonces “Wasy…”, el cuento que escribió para su nieto. Nos pareció un cuento sencillo y a la vez complejo por tratar un tema tan difícil para nosotros los adultos, al mostrar a los niños la muerte. No obstante, la lectura me ofreció muchas imágenes y así comienza la motivación. Esas imágenes, a su vez, ponían ante mí una puesta distinta fuera de lo convencional.

¿Cuando lees una historia, qué tiene que tener para que encuentres en ella el punto de partida para un espectáculo?

La historia debe trasmitir a través de imágenes la magia de la palabra, y las energías deben mover en el narrador lo que necesariamente después debe moverse en los espectadores.

¿Cuáles fueron las principales dificultades en la adaptación de este texto?

Las dificultades estuvieron en la brevedad de la historia, que además tiene como referencia espacios reales y un personaje universal como Frédéric Chopin. Fue compleja también la selección de la música y su condicionamiento a los tiempos y ritmos de la puesta.

“El trabajo diario busca compartir una verdad que está en nosotros: el amor a lo que hacemos”.

Quedaba la puesta en escena… ¿Cómo trabajaste esta parte? ¿Algún método específico con los actores? ¿Cómo empiezas a trabajar la concepción de montaje de la puesta?

Las imágenes que me brinda la lectura del cuento van propiciando la concepción del montaje. Se comienza un trabajo con los narradores que abordan el texto desde la improvisación hasta apropiarse del mismo, siempre partiendo de las potencialidades de cada cual. Según se avanza en el proceso se van aprovechando las aperturas que brinda la historia para otras manifestaciones artísticas, pero siempre respetando el discurso del cuento.

Me llama la atención cómo Palabras al Viento en las últimas puestas, sin dejar de potenciar la narración oral, se ha acercado al teatro y sus posibilidades, tanto en la escenografía y la concepción escénica como en el trabajo interpretativo. Encontramos una unión muy interesante entre la narración oral y el teatro, al punto de que las fronteras se desdibujan (como sucedió en Wasy, el fantasma del piano). ¿Estas búsquedas son intencionales? ¿Hacia qué caminos se enrumban en la trayectoria de Palabras? ¿Crees que pueden ofrecerte muchas más posibilidades en la obra?

La teatralidad abarca más allá del teatro puramente dicho y hecho, la narración oral es una especialización dentro del teatro. Es un hecho escénico y desde mi punto de vista están íntimamente relacionados. Uno enriquece al otro y viceversa. Para elaborar mi discurso escénico defino, y es perceptible, la técnica del teatro y la narración oral tratando que esa unión esté bien definida y respetada. Por supuesto, es una búsqueda intencionada y creo que enriquece, distingue y valida la estética de la compañía, ofreciendo un abanico de posibilidades y respondiendo, además, a las exigencias de los públicos y los propios artistas.

La obra nos traslada a la Varsovia de inicios del siglo XIX, la de la niñez del compositor polaco Frédéric Chopin.

Utilizas múltiples técnicas (desde el títere, el teatrino, las sombras chinescas, un momento inicial vinculado al mimo…) hasta diversos estilos de la narración oral. Incluso la música viene a condicionar el ritmo de la actuación en el espacio escénico. Todo esto conlleva retos, aprendizajes en la compañía. Coméntame un poco sobre esto.

Constantemente reto a mis artistas, pues hay que superarse. Existe un sistema de entrenamiento, con talleres, y una búsqueda constante detrás de cada técnica y estilo que se necesite trabajar, para lograr un producto espectacular y lo más acabado posible.

¿Cómo logras que Palabras al Viento nunca deje de trabajar, que los veamos incluso presentándose en varios sitios un mismo día? Los encontramos en un parque, una peña, una escuela, un hospital, un centro de trabajo, en otro municipio o provincia del país… Es como el viento, están en todos los sitios poblando los vacíos con palabras.

El desafío comienza en mí, encontrando motivaciones en medio de una realidad tan compleja, y luego contagiando a todos los que están en la compañía. El trabajo diario busca lograr compartir una verdad que está en nosotros: el amor a lo que hacemos.

Recibiste recientemente el Premio Alberto Dávalos a una vida consagrada a la escena… Pero queda mucho por delante. Cuéntame cómo recibiste el Premio y qué significa en tu carrera esta especie de compromiso que subraya el valor de tu trabajo.

El Premio Alberto Dávalos no me lo esperaba en este momento, pero está y lo recibo como una bendición que confirma un camino de mucho por hacer.

En Wasy, el fantasma del piano, las fronteras entre la narración oral y el teatro se desdibujan.

Proyectos, próximas obras…

Para lo que queda en este año 2023 pensamos reponer Confesiones (a partir de El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano) y Bodas de sangre (versión de la obra de Federico García Lorca), espectáculo para públicos de jóvenes y adultos. Nos gustaría que el próximo año, cuando estemos cumpliendo el 20 aniversario de Palabras al Viento, nuestro trabajo se presente más allá de Holguín, que existan espacios de intercambio y confrontación que nos permitan retroalimentarnos. También estamos soñando con un evento propio, donde se reúna lo más representativo de este arte en Cuba y parte del mundo.

Si lanzaras una palabra al viento ahora mismo, ¿cuál sería?

Gracias.

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