Varios amigos nos narran algunos de sus momentos con Fidel en intercambios que solían tener el encanto de la pasión. Hablan de su entusiasmo, el diálogo, la capacidad para convertir sueños en realidades, con total conciencia de la importancia de la cultura como alma de la nación.

“Cada sueño, cada paso, solía ser con el ímpetu y el encanto de la juventud”. Foto: Tomada del sitio web de la AHS

A estas alturas es imposible poner en duda su dimensión como hombre de pensamiento, amante de la literatura y el arte, autor de artículos y de piezas oratorias de gran profundidad. Impulsó y concibió la Revolución cubana como eminentemente cultural. En el centro de los esfuerzos y los sueños estuvieron siempre los jóvenes creadores. Nuevas oportunidades se abrieron para todos, como parte de un proyecto social que tiene entre sus protagonistas precisamente a muchachas y muchachos repletos de anhelos y la voluntad de volar entre libros y obras de todas las manifestaciones artísticas.

Cada sueño, cada paso, solía ser con el ímpetu y el encanto de la juventud, como parte de una Revolución que tenía como líder a un muchacho que apenas rebasaba los 30 años de edad. Así nacieron múltiples proyectos, el sistema de la enseñanza artística y toda la plataforma institucional de la Cultura, concebida eminentemente para servir.

Suele mencionarse con poca frecuencia que durante los intercambios del líder de la Revolución en la Biblioteca Nacional en junio de 1961, cuya última intervención es conocida como Palabras a los intelectuales, nació también la idea de crear una organización, movimiento o grupo que agrupara a jóvenes escritores y artistas. Eso a la vez serviría como homenaje a los poetas Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, asesinados el 13 de agosto de 1957 en el poblado de San Juan y Martínez, a la edad de 17 y 18 años, respectivamente.

Esa fue la génesis de la actual Asociación Hermanos Saíz (AHS), organización que agrupa a la vanguardia de jóvenes escritores, artistas e investigadores cubanos, surgida el 18 de octubre de 1986 en un encuentro nacional entre representantes del Movimiento de la Nueva Trova y las entonces brigadas Hermanos Saíz y Raúl Gómez García.

Dos años después, el 12 de marzo de 1988, aquel hombre de esperanza y barba intercambió con los miembros de su Consejo Nacional durante varias horas, sobre temas más allá de la literatura y el arte. Él mismo reconocía parte del espíritu en aquella jornada:

“No todo fue armónico todo el tiempo, ni era posible que fuera armónico todo el tiempo; surgieron algunas asperezas familiares dentro de esta reunión, pero contribuyeron a darle este carácter tan abierto, tan franco, tan sincero, tan espontáneo a la reunión, una reunión donde se han dicho muchas cosas, y donde se han dicho muchas cosas profundas, serias, muy serias”.

El investigador y ensayista Víctor Fowler, uno de los participantes, cuenta que Fidel parecía disfrutar mucho el encuentro, la profundidad del debate, la sinceridad, la hondura crítica y las propuestas. Ese día expresó que una organización como esta (la AHS) “se justifica ahora y siempre. ¡Ahora y siempre!”.

Es importante tener en cuenta que la generación presente aquel día era, en gran medida, la nacida en los primeros años de la Revolución.

“Nuevas oportunidades se abrieron para todos, como parte de un proyecto social que tiene entre sus protagonistas precisamente a muchachas y muchachos repletos de anhelos, y la voluntad de volar entre libros y obras de todas las manifestaciones artísticas”.

Fernando Rojas, actual viceministro de Cultura, quien se desempeñó como presidente de la AHS entre los años 1994 y 2000, expresa que el apoyo de Fidel fue decisivo también para concretar el sistema de becas y premios de la organización, el cual abarca todas las manifestaciones artísticas.

El otro intercambio fue el 18 de octubre del 2001, en el Primer Congreso de la Asociación, cuando analizó el contexto del país y a nivel internacional. El hoy ministro de Cultura Alpidio Alonso, quien fue electo como presidente de la AHS en esa ocasión, narra que el Comandante en Jefe estuvo desde la mañana de ese día hasta cerca de las tres de la madrugada del siguiente:

“Fue un honor tremendo concretar ese momento de diálogo tan hermoso, porque en verdad fue hermoso. Él estuvo tan familiar, tan… yo diría tierno con los jóvenes escritores y artistas ese día, que para mí es inolvidable.

“Recuerdo particularmente su conversación con Kiko (rockero, director de la banda Tendencia). El reconocimiento a la organización fue mayor a partir de ese momento.

“Se habló mucho de ese Congreso por lo que representaba la vanguardia artística. Había personas queriendo dividir, crear problemas en el país y tratando de utilizar a los jóvenes contra la Revolución. Fue especial hacer un Congreso que expresara de esa manera tan nítida y tan hermosa un diálogo franco y transparente entre la vanguardia artística joven y la vanguardia política como se dio allí, la comunicación que hubo…”.

Luego de ese cónclave se instauró el Pabellón Cuba, ubicado en el Vedado capitalino, como sede nacional de la organización.

Es inevitable mencionar también la creación de las Brigadas de Instructores de Arte José Martí el 20 de octubre de 2004. Uno deja de teclear durante algunos minutos, y la mente pasa, como en una pantalla, imágenes de aquel Quijote tan cubano junto a jóvenes escritores y artistas, siempre soñando con mucha espiritualidad a lo largo y ancho de Cuba. Debemos recordarlo siempre, como uno más de nosotros, un creador singular. Su voluntad, su pasión e inteligencia jamás envejecieron.

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