Finca Vigía, el hogar cubano de Ernest Hemingway

Grisell Fraga Leal / Foto: Archivo del Museo Ernest Hemingway
29/3/2021

Cuando el matrimonio Hemingway (Ernest y Martha, su tercera esposa) alquiló Finca Vigía en 1939, no imaginaron que el sitio se convertiría en un lugar tan importante a nivel internacional. Ubicada en la barriada de San Francisco de Paula, al suroeste de La Habana, se considera el único hogar estable del escritor norteamericano —con la escritura de propiedad a su nombre—, adquirido en 1940 con el dinero que le pagara la Paramount por los derechos de autor de su novela Por quién doblan las campanas en su primera versión cinematográfica.

Finca Vigía se conserva actualmente como si el escritor norteamericano Ernest Hemingway
todavía la habitara. Foto: De la autora

En este sitio vivió el autor de El viejo y el mar, desde el año 1939 hasta 1960, fecha en que sale de Cuba hacia España con la idea de regresar en un futuro no lejano; pero la muerte le jugó una mala pasada. Después de su fallecimiento el 2 de julio de 1961, su viuda Mary Welsh (cuarta esposa), cumpliendo su última voluntad, dona la propiedad para el pueblo cubano en un encuentro con el Comandante en Jefe Fidel Castro, y ambos deciden convertirla en el lugar donde se perpetúe su memoria, se conserven sus obras y pertenencias, y se dé a conocer a Cuba y al mundo la vida y obra del dios de bronce de la literatura norteamericana. Esto se hizo realidad el 21 de julio de 1962, cuando la instalación abrió sus puertas al público como Museo Ernest Hemingway.

Con su esposa Mary en la piscina de Finca Vigía. Foto: Archivo del Museo Ernest Hemingway

La casa fue construida a finales del siglo XIX por el arquitecto catalán Miguel Pascual y Baguer. Después pasó a ser propiedad del francés Roger Joseph D’Orn Duchamp, a quien Hemingway le renta el inmueble en mayo de 1939 y luego lo compra en diciembre de 1940.

Fue esta vivienda testigo presencial de grandes acontecimientos en la vida del escritor. En ella escribe The old man and the sea (El viejo y el mar) en septiembre de 1952, por la cual obtuvo el Premio Pulitzer en 1953. Al año siguiente recibió el Premio Nobel de Literatura; el 28 de octubre recibió la noticia y declaró a la Televisión cubana estar contento por ser el “primer cubano sato” en obtener este galardón.

Al preguntarle un periodista por qué vivía en Cuba, respondió:  

Vivo en Cuba porque amo a Cuba —eso no quiere decir que me disgusten algunos otros lugares— y porque aquí tengo privacidad cuando escribo. Si deseo ver a alguien, solo tengo que ir al centro de la ciudad (…) En Cuba encontré el lugar perfecto para escribir.

Encuéntrame en Ohio donde pueda vivir en una loma y estar a 15 minutos del golfo, tener mis propias frutas y vegetales todo el año, tener crías de gallo sin faltar a la ley y me voy a vivir a Ohio, si Mary, mis gatos y mis perros están de acuerdo.

En mayo de 1960 se produce el histórico encuentro con nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, durante el Torneo Internacional de la Pesca de la Aguja. Ambos compartieron y demostraron una admiración mutua, momento del que se tiene un amplio testimonio fotográfico.

Durante 21 años, esta personalidad destacada de las letras universales acumuló en su casa cubana objetos que constituyen una evidencia de toda su vida, logrando que su hogar tenga un ambiente único. Finca Vigía se conserva actualmente como si el escritor norteamericano todavía la habitara, y en ella conviven su fabulosa biblioteca, sus trofeos de caza, su música, obras de arte, objetos de uso personal y recuerdos.

La vivienda se encuentra rodeada de amplias y floridas terrazas que conducen a una torre de tres plantas, comenzada a construir en 1947 con el objetivo de albergar sus más de 50 gatos, sus útiles de viaje e implementos para la cacería y pesquería, dos de sus principales aficiones. En la planta superior se halla un estudio poco utilizado por el escritor; pero desde donde se puede observar toda la propiedad de más de cuatro hectáreas, en la que crece una exuberante vegetación tropical señoreada por los mangos y la palma real.

Cercano a la casa, un camino conduce hacia la piscina donde el escritor-atleta practicaba diariamente la natación y desarrollaba una intensa vida social. A la vera de la piscina, unas pequeñas lápidas blancas indican el cementerio de los perros de Hemingway, a la vez que constituyen antesala de una de las piezas más valiosas del museo y una de las más queridas por su propietario: el yate Pilar.

Por las colecciones que atesora, por haber sido el hogar más estable en su vida y el sitio donde creó su obra de escritor maduro, el museo de Finca Vigía es el más importante en el mundo dedicado a Ernest Hemingway y el lugar donde se conservan más objetos originales del literato.

Yate Pilar. Museo Ernest Hemingway. Foto: De la autora

Obras escritas por Hemingway en Finca Vigía (algunas publicadas post mortem):

Despacho del escritor. Museo Ernest Hemingway. Foto: De la autora

El Museo Ernest Hemingway es una de las instituciones patrimoniales más reconocidas del país, con una amplia programación cultural y un significativo trabajo comunitario. Se realizan de manera sistemática exposiciones transitorias, muestras, museos móviles, charlas, conversatorios, actividades para niños, jóvenes y adultos; así como concursos de pintura infantil, y talleres y eventos internacionales que se celebran cada dos años. Precisamente este año en que conmemoramos el 60 aniversario de la muerte de Papa (como le decían sus allegados), celebraremos la 18 edición del Coloquio Internacional Ernest Hemingway.

El museo, además, ofrece los siguientes servicios: visitas dirigidas, consulta especializada y servicio de filmación. Asimismo, cuenta con un Centro de Documentación en el que estudiantes y expertos pueden realizar valiosas investigaciones acerca de la vida y obra del escritor.

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