Firmeza: voluntad, confirmación, entereza, constancia, decisión…

Estrella Díaz
30/4/2020

Exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes, de La Habana, significa, entre otras razones, que la obra de un determinado artista posee la dimensión y el espesor estético suficiente como para merecer tal distinción: ese es el caso de Marta María Pérez, destacada creadora cubana que ostenta un largo recorrido dentro del mundo del arte y quien desde el pasado 12 de marzo exhibe una muestra antológica titulada Firmeza.

Marta María alterna su vida entre México y la Isla y es graduada de la prestigiosa Academia de Artes San Alejandro (1979) y del Instituto Superior de Arte, ISA (1984). Ella, incansable experimentadora, se apoya en sí misma y emplea su cuerpo para narrar una personal e íntima historia.

Entre La Habana y el DF tendemos un puente imaginario y, gracias a las nuevas tecnologías, establecemos un diálogo con la artista, queriendo conocer, en primer término, ¿por qué el sugestivo título de Firmeza?

“Ese título pertenece a una de las obras presentadas en la muestra y me pareció un concepto muy categórico que expresa voluntad, confirmación, entereza, constancia, decisión… y de esa forma quise concebir y presentar la exposición: con esas convicciones he trabajado siempre mi obra.” 

Firmeza, exposición de Marta María Pérez en el Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana.
Fotos: Cortesía de la artista

 

Firmeza reúne 57 fotografías tomadas desde 1983 hasta hoy, ¿cómo fue el proceso de selección?, ¿con qué criterio se realizó la curaduría que tengo entendido recayó en la joven y talentosa especialista del Museo, Laura Arañó?  

“Desde que el Museo me cursó la invitación para hacer esta exposición, pensé en que era el momento idóneo de concretar una antología de mi trabajo y sacar a la luz un grupo de obras —no muy conocidas— que pertenecen al trabajo de mi tesis de graduación del Instituto Superior de Arte (ISA), hasta las piezas más recientes. El propósito es que las nuevas generaciones conozcan más ampliamente mi obra y mi evolución como artista.

Tuve la gran suerte y placer de trabajar con Laura en este proyecto y, desde el primer momento, mantuvimos una comunicación excelente que constituyó un aporte mutuamente enriquecedor. Desde el principio, visualizamos la muestra muy claramente para que se lograra ese objetivo de dar esta panorámica de mi obra haciendo una selección muy puntual y precisa de las piezas a presentar. Creo que Laura ha demostrado —no sólo con esta muestra sino con otras muchas anteriores— la capacidad creativa de su trabajo y la seriedad con el que lo emprende”. 

Proceso de montaje de la exposición Firmeza.
 

La muestra incluye unos diez videos, ¿qué tiene la imagen en movimiento que la ha hecho, quizás, alejarse un tanto del obturador? En otras palabras, ¿siente hoy que el video es una mejor herramienta comunicacional que la fotografía? 

“He estado trabajando en los videos desde el 2011 y la necesidad del uso de ese medio surge del desarrollo del propio trabajo. Nunca antes me interesé en usar ese medio, pero la idea surgió de manera natural, pues se mantiene la estética formal y conceptual de la obra fotográfica. 

Son  acciones que transcurren muy brevemente, en silencio, captando el mismo impacto visual de las fotografías, manteniendo la atemporalidad  —aunque estén en movimiento— en espacios indefinidos que pudieran asociarse al pensamiento mismo, con las mismas características del uso de escasos elementos y recursos como en la fotografía. Considero que los videos son una extensión de mi obra fotográfica”. 

Se ha dicho que “emplea la cámara como instrumento para documentar una acción plástica”, ¿cómo interpreta esta afirmación?, ¿está de acuerdo?  

“Nunca me he considerado fotógrafa. Provengo de las artes plásticas y nunca estudié fotografía y esa formación me ha ayudado a construir mi obra. Efectivamente, es la documentación de acciones que realizo y que quedan registradas a través de la fotografía pues son realidades que no existen y que construyo con elementos muy precisos que enriquecen el concepto de lo que me interesa decirle al espectador. En todos los casos, son elementos y objetos que yo misma construyo o recreo gracias a mi formación como artista de la plástica”.

¿Cuál considera que es el legado o la lección que se dicta desde Firmeza? 

“Esta muestra es la oportunidad de dar a conocer mi obra de manera lineal,  precisa y sin saltos abarcando treinta y siete años de mi carrera con orgullo y mucha firmeza”. 

De la serie Un camino oscuro, 2013.
 

Ausencias presentes, fue una muestra exhibida en La Habana durante una de las ediciones del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, ¿considera que esa exposición fue un punto de giro dentro de su trabajo?  

“Lo fue desde el punto de vista formal porque la exposición se componía solamente de obras en video y una video/instalación —formato que he trabajado en varias ocasiones— porque me interesa incorporar objetos reales a la idea o cosa que selecciono muy puntualmente de acuerdo con el concepto: básicamente, han sido muebles que conviven y enriquecen la acción”. 

José Bedia, Manuel Mendive, Santiago Rodríguez Olazábal y usted forman una suerte de “cuarteta” en el sentido de que, con miradas diferentes, centran sus respectivas obras en íconos relacionados con las culturas de origen africano, ¿puede que exista alguna íntima (o misteriosa) conexión entre ustedes? 

“Además de la admiración que siento por ellos y por sus respectivas obras, creo que lo que nos une es la cultura cubana que, como sabemos, se compone de tantas raíces que nos han servido para desarrollar nuestras obras con puntos de vista muy personales”. 

La crítica especializada ha dicho que es “la primera mujer en la historia del desnudo fotográfico cubano que posee una mirada autorreferencial”, ¿está de acuerdo con esa afirmación?, ¿qué puede tener de beneficioso o de peligrosa esa categorización?  

“El uso de mi cuerpo es la base de mi obra —desde y con— un cierto sentido autobiográfico, pues soy YO, así con mayúsculas, quien puede expresar exactamente lo que me interesa decir. Usar una modelo cambiaría totalmente la perspectiva conceptual ya que hago interpretaciones de cuestiones muy personales, pero que a la vez son, básicamente, humanas. Soy mujer y por tanto es el cuerpo de una mujer el que se expone, pero nunca con un interés de género”. 

Desde su graduación, en 1984, del Instituto Superior de Arte (ISA), ha mantenido, más o menos, la misma línea temática y el mismo concepto de tocar temas de las diferentes manifestaciones religiosas ya sea de las religiones de origen africano o la santería, ¿no siente que es hora de dar un salto e incursionar en otros asuntos?, ¿qué la hace mantenerse fiel a esa tendencia?   

“Exactamente veo mi obra como una línea recta y continua: creo que se ha ido depurando hacia la espiritualidad misma más allá de las cuestiones religiosas”.  

Trabajo con el equipo del Museo Nacional de Bellas Artes.
 

Desde muy joven ha estado relacionada con la Academia: primero se graduó de San Alejandro y posteriormente del ISA. ¿Qué herramientas formales le dio la escuela para, luego, romper con ellas y dedicarse a la fotografía si todo ese tiempo estuvo estudiando pintura?, ¿qué tiene la fotografía que la atrapó de tal manera? 

“Estudié nueve años y me gradué de la especialidad de pintura, pero tempranamente me di cuenta que no era el medio adecuado para mis intereses. En esos años, el vuelco que dio la enseñanza artística en el ISA con los nuevos profesores —artistas también— como Flavio Garciandía, José Bedia, Consuelo Castañeda, entre muchos otros, me permitió perfilar de otra manera mis ideas y no, precisamente, a través la pintura.

La nueva visión que nos aportaron esos maestros sirvió para renovar, desde todos los puntos de vista, la enseñanza que amplió el panorama conceptual de las artes plásticas, aunque —como dije anteriormente—, esa enseñanza ha servido para mi trabajo hasta el presente”. 

Desde hace varios años reside en México, ¿ese distanciamiento relativo de la Isla ha influido en su manera de hacer, en su forma de crear?  

“Me he sentido distanciada únicamente por no estar presente en lo que acontece en el arte en Cuba, sobre todo, con las nuevas generaciones. Pero, esa distancia ha sido exclusivamente geográfica porque siempre me ha interesado y preocupado estar presente, por compartir y participar en el panorama cultural cubano. Siempre que me convocan, ¡acudo!”.  

Hoy el mundo enfrenta una terrible pandemia y, por lo general, estas crisis a nivel planetario siempre influyen en la creación —me refiero a todas las manifestantes de las artes—. En su caso particular, ¿habrá algo de eso?   

“Esta situación, nueva para todos los seres humanos, creo que nos servirá para transformar profundamente nuestro pensamiento y, al final, creo que se verá reflejado no solo en la creación sino en nuestras vidas cotidianas desde todo punto de vista. Habrá que esperar.”