Formas y conceptos en juego: el cartel de la 28ª Feria del Libro

Dayma Crespo Zaporta
20/12/2018

Cada vez la posmodernidad se vuelve más arrolladora en términos de velocidad, nos ahorra la sorpresa absoluta y nos brinda adelantos seductores de los eventos y productos culturales que hemos de consumir a posteriori. Tanto es así que cada filme cuenta con un tráiler, cada lanzamiento de una marca demanda numerosos advertisements y la Feria Internacional del Libro de La Habana lanza su cartel oficial con más de dos meses de antelación al suceso per se.

Este tipo de iniciativas no solo funciona a nivel promocional, sino que prepara al receptor de dicho acontecimiento (de alcance mundial), en un periodo en el cual La Habana deviene puerto seguro para el fomento de la cultura literaria. A menudo acostumbramos exigirle al público un elevado nivel de preparación, a decir de los más eruditos, “necesitamos un público avezado, capaz de entender la magnitud de los hechos artísticos y culturales de los que están siendo testigos”. Sin embargo, solemos precipitarlos al suceso, sin brindarles la presentación inicial y las herramientas para desmontarlo. De ahí que la presentación oficial del cartel de la 28ª Feria Internacional del Libro constituya un logro.

Fotos: Naskicet Domínguez Pérez
 

El mismo declara la dedicatoria del evento al 500 aniversario de la fundación de la Villa San Cristóbal de La Habana y al 60 aniversario del Triunfo de la Revolución, fechas cerradas que llenarán de júbilo nuestro patio durante el venidero año 2019. Bajo el lema ya aprendido de “Leer es crecer”, la Feria está dedicada al talentoso intelectual cubano Eduardo Heras León, quien ostenta los premios Nacional de Literatura 2014 y Edición 2001; y a la República Argelina Democrática y Popular, nación con la cual mantenemos relaciones de carácter bilateral. La cita tendrá lugar en su sede habitual, el Parque Histórico Militar San Carlos de la Cabaña del 7 al 17 de febrero, momento del año en el cual la dinámica capitalina toma un cariz diferente e invita a la lectura desenfrenada y reflexiva.

La convocatoria de participación parte de la Cámara Cubana del Libro, instancia que deja clara la voluntad del esperado evento de exhibir, comercializar y promover lo que más vale y brilla de la literatura cubana e internacional. La cita se compone de un programa inmenso y dinámico de presentaciones de libros, talleres, conferencias y mesas debates; momentos de intercambio necesario entre el público y los autores y/o intelectuales de renombre.

Las declaraciones oficiales respecto al avance e iniciativas del evento parten de la licenciada Sonia Almaguer Darna, Directora de la Cámara Cubana del Libro y Directora General de la Feria Internacional del Libro de La Habana; así como del responsable del cartel promocional de esta FILH 2019, el diseñador industrial Edgar Gómez Díaz. Parafraseando a este último, la concepción gráfica de esta edición de la Feria denota la relación inherente entre La Habana y la literatura.

 

Las bases conceptuales parten del entendimiento de la capital en cuanto a “espíritu del lugar”, categoría del universo patrimonial que nos funciona para asumir a esta ciudad como el punto de encuentro de muchos literatos y el escenario de numerosas historias.

Las premisas fundamentales o exigencias gráficas de la convocatoria eran lograr la concreción de los siguientes elementos de una manera coherente e ideal: modernidad, familiaridad, celebración, cubanía y popularidad. El autor de este cartel declara los resortes impulsores del mismo y la manera de concebirlo en términos de referencia y objetivo carácter comunicacional de la idea “curatorial”:

Se muestra La Habana a través de su arquitectura, su colorido característico (partiendo del amarillo ocre, como uno de los colores fundamentales de las fachadas de las antiguas casas señoriales de La Habana de intramuros) y edificios icónicos que han sido escenario fundamental de la literatura del siglo XIX y XX. Sitios indiscutiblemente ligados a la literatura, como el Morro a la referida Mi bandera o la Catedral de La Habana a Cecilia Valdés; otros como El Vedado ¿cuántas historias no habrá cobijado? ¿Cuántos autores habrán escrito bajo los techos del Hotel Nacional? Todos estos íconos reconocidos de La Habana se interrelacionan con el logotipo del evento, haciendo un todo único gracias al uso consistente del recurso de la línea y convirtiendo en personajes los edificios, los libros, las nubes, el mar, el sol…

Desde la visión del diseño se partió de una tipografía Gotham en diferentes versiones, a la cual se le adicionaron serifes en la denominación del evento, para connotar el eclecticismo habanero no solo presente en las edificaciones. La selección tipográfica garantiza una buena lectura gracias a amplios ojos y su geometricidad. Se utilizó el recurso de la línea para construir los íconos y así garantizar una visualidad homogénea, fluidez y un bajo peso visual para garantizar el impacto cromático del fondo amarillo; también se empleó el recurso del plano de color para jerarquizar las formas icónicas.

Sin más, la cita está hecha. Solo nos resta ser partícipes, en la búsqueda de un crecimiento intelectual extremadamente necesario en tiempos de esquizofrenia posmoderna y acuciante pérdida de asideros. La literatura siempre puede mostrarse como un ancla…