Perdió la vida sin que la muerte acabara totalmente con ella. Demoró más de la mitad de sus años en morir. Una parte de su cuerpo cesó cuando aquella barra de metal le atravesó la pelvis. El otro pedazo de su ser quedó fragmentado y agonizando en una asfixia que, años después, tendría el nombre de Diego Rivera.

Frida Kahlo tiene la fuerza y la fragilidad en sí. Renace y muere, siempre al mismo tiempo.

Se abre el telón. La personificación de la Parca narra pasajes de la vida de Frida. Se alternan casi al unísono una y otra: la muerte es Frida y Frida es la muerte.

Con motivo de los festejos de Mayo Teatral tuvo lugar la puesta Fantasía sobre Frida Kahlo, a cargo de Teatro de la Utopía. La Jiribilla conversó con Reinaldo León (RL), director de la obra, y Yuliet Montes (YM), también directora y actriz de la puesta.

Puesta Fantasía sobre Frida Kahlo, a cargo de Teatro de la Utopía.

¿Por qué recurrir a la fantasía para recrear la vida de Frida Kahlo?

RL: La fantasía constituye una manera de ver el teatro, que genera toda una dinámica de acercamiento a la conciencia del hombre, a través de lo imposible. Es una provocación a lo inconsciente y juega con una serie de elementos, recuerdos, memorias que pueden conducir a lecturas en diferentes niveles.

Es una fantasía porque toca resortes que pueden partir de una verdad histórica y mediante ella creamos una verdad teatral, dramática, épica. En este caso, la muerte asume el rol de Frida y es la muerte quien habla y ocupa su lugar.

“En Frida no se reúne una problemática, sino varias. Hay una estética del dolor. Hemos querido que esa posición filosófica ante el dolor se muestre”.

¿Qué motivaciones se hallan en una figura como Frida?

RL: Inicialmente mi interés no era Frida. Por otros trabajos fui recorriendo el mundo de Diego Rivera. Me adentré en la vida de un hombre cuyo pensamiento me importó muchísimo.

Con el tiempo llegué a Frida Kahlo. Ella es portadora de todo un ideario y posicionamiento de lucha por los principios de género, con ideas izquierdistas, expuestas desde mucha sinceridad. Diego siguió interesándome, pero Frida mucho más.

YM: La figura de Frida Kahlo es muy atrayente, por su historia personal de dolor. Nadie está exento de padecer dolores existenciales ni físicos. En ese sentido, explorar la vida de la artista mexicana es estudiarnos a nosotros mismos. En mi caso, estoy condicionada por mi propio dolor, pero sometiéndolo a mi voluntad sobre la escena.

También nos interesaba su capacidad como mujer de imponerse a la adversidad, su relación tormentosa con Diego, su posición política que, como artista, defendió.

Proceso creativo…

RL: En un momento en donde la pandemia era un reto, nosotros como grupo no queríamos parar. Empezamos una larga investigación que duró más de un año. El texto comenzó a nacer a partir de diferentes referencias de múltiples fuentes cinematográficas, noticias de periódicos, biografías.

La información crucial para el texto fue la noticia de que cuando muere Frida, Diego Rivera encierra todas sus pertenencias en un baño, sobre todo aquellas asociadas al dolor. Justamente 50 años después es que se abre y se fotografían esos objetos. Todo ello nos dio la coherencia para crear una historia que tuviera un interés para el público.

“Ella es portadora de todo un ideario y posicionamiento de lucha por los principios de género, con ideas izquierdistas, expuestas desde mucha sinceridad”.

YM: Por otra parte, el proceso de realización de los elementos se llevó a cabo en el espacio de tiempo que las condiciones generadas por el desafío de la pandemia nos impusieron, por eso, aprovechamos esta situación y no detuvimos la producción, realizada prácticamente en solitario. Adaptamos las circunstancias de la pandemia al trabajo.

Se hizo un estudio iconográfico sobre Frida, tanto de su persona como de su entorno. Al mismo tiempo que revisé su pensamiento a través de reflexiones en cartas y su diario personal. Esto me facilitó una conducta escénica, lo que provocó una cadena de acciones físicas dentro un marco estético. Para nosotros, la acción física en el escenario posee una naturaleza estética sin agredir la espontaneidad.

La puesta se centra en momentos dolorosos de la vida de la artista. ¿En qué medida la obra, recreada desde la fantasía, es fiel a esos sucesos de la realidad?

RL: En Frida no se reúne una problemática, sino varias. Hay una estética del dolor. Hemos querido que esa posición filosófica ante el dolor se muestre. También, hay una postura ante toda la controversia de que si su labor como pintora es realista o surrealista.

Frida es resultado de sí misma, de su propia trayectoria. A todo ello se mezcla la posición de una artista ante su relación amorosa. Cuando uno estudia a Frida se encuentra ante una vida fragmentada. Al leer su diario personal se percibe esa manera de existir después de la muerte. Como creador tengo el derecho de erigir una verdad que le interesa al público de hoy, sin traicionar la historia.

“En momentos en que Nuestra América vive ante fuerzas poderosas que pretenden seguir fragmentándonos, emerge un liderazgo por la unión. El teatro latinoamericano de vanguardia está inmerso en esta lucha. Mayo Teatral le está diciendo al mundo nuestra toma de posición por alcanzar la unidad continental”.

YM: No hemos pretendido interpretar a Frida Kahlo porque esto nos llevaría, en el plano creativo, a un naturalismo que no es nuestro interés, aunque hayamos partido de su propia existencia. Para la cultura mexicana es muy importante el culto a los muertos, y nuestra época está signada por la muerte asociada a una fragmentación del individuo.

Como parte de Mayo Teatral, ¿qué guardar de Fantasía sobre Frida Kahlo?

YM: En momentos en que Nuestra América vive ante fuerzas poderosas que pretenden seguir fragmentándonos, emerge un liderazgo por la unión. El teatro latinoamericano de vanguardia está inmerso en esta lucha. Mayo Teatral le está diciendo al mundo nuestra toma de posición por alcanzar la unidad continental. En el caso individual, para Teatro de la Utopía, es un honor y al mismo tiempo una responsabilidad como artistas.

RL: Es una obra que aún está en proceso. Hablando con amigos y especialistas hay una serie de elementos que serán revalorados, cambiados. Hace unos meses nosotros usábamos, dentro de la banda sonora, música que no era de Chavela Vargas. La incluimos porque la conexión de Chavela con Guillén y la cubanía es importante para concluir la puesta en escena.

El teatro ofrece la posibilidad de ser mejores. Debemos luchar por no perder esa oportunidad de tener al teatro como una vía para reconstruir y sanar al hombre, para perfeccionarlo de una manera armónica. En definitiva, el teatro es una utopía.

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