Gilberto, ¡te queremos!

Ana María Domínguez Cruz
18/7/2018

Le queremos, sí. A Gilberto Santa Rosa, al apodado Caballero de la Salsa, se le quiere mucho en Cuba. Miles de personas se lo demostraron en la noche de este lunes 16 de julio no solo con su presencia en el concierto que ofreció en La Habana, sino también con la voz compacta en sus coros, en carteles que expresaban admiración y cariño, en el aplauso incesante y en la sinceridad que emana del disfrute placentero cuando se tiene ante sí talento y carisma.

 Fotos: Jorge Villa
 

Por primera vez llegó a Cuba el cantante puertorriqueño, invitado por su amigo Isaac Delgado, quien se le sumó en la interpretación de uno de los temas en el segundo concierto en el país, antecedido por su presentación en el Festival Josone Varadero Jazz&Son. “Ojalá nos volvamos a ver, Cuba”, expresó mientras improvisaba.

Celebra Santa Rosa 40 años de vida dedicados a la música con su gira 40 y Contando, en la que se insertan los dos conciertos ofrecidos en Cuba. “Y pensar que por querer que una chica me prestara atención fue que yo empecé a cantar. Al final, nunca me hizo caso pero me regaló mi carrera, y se lo agradezco infinitamente”.

Como parte del programa de su gira, el Caballero de la Salsa marcha hacia Ecuador, y sin duda se lleva el caluroso recibimiento de los cubanos y la satisfacción de encontrar en ellos una fidelidad absoluta a su trabajo.

En La Habana, el concierto regalado fue precioso. Media hora después de la anunciada, la banda que lo acompaña comenzó a tocar y el boricua irrumpió en la escena, saludando a todos los que allí estábamos: “A los de atrás, que más lejos están, que apenas los veo, las gracias por venir, de verdad”. Y desde el primer acorde y hasta el último, Santa Rosa ni agua tomó.

Dos horas sin detener el disfrute, con su limpia voz, el baile elegante y sencillo de un ritmo que acompaña a los cubanos en todas sus festividades y la sonrisa abierta, alegría contagiosa.

No hubo fallos de sonido. El audio estuvo a la altura de quien bailó, cantó, tocó las pailas e invitó a los asistentes a corear 20 temas de su repertorio, tan conocidos como "Déjate querer", "Conciencia", "Vivir sin ella", "Sin voluntad", "Por más que intento", "Derroche", "Lo grande que es perdonar", "La soledad", "Que alguien me diga", "Perdóname", "La agarro bajando", "Conteo regresivo", "Mentiras", "Un montón de estrellas", "Amor mío, no te vayas", "Qué manera de quererte" y "Lluvia".

 

Es un artista de principio a fin. Gilberto Santa Rosa se adueña del escenario y no teme. Suda, claro, suda al bailar, al cantar, al entregarlo todo, pero nada afea sus movimientos en escena, sus interpretaciones, su regodeo con los músicos y con el público.

“Llevo 40 años cantándole al amor y al desamor. Muchas de mis canciones, las más tristes, son las que muchas parejas clasifican como su canción, y me da gusto eso, saber que la gente conoce y quiere mis canciones. No sé qué tenemos los latinos que nos encanta sufrir por amor y cantarle a eso”, expresó el Caballero de la Salsa.

"Canto a La Habana" fue el último tema, el que nadie se esperó. Ya había respondido a la petición de ¡otra!! otra! y sus músicos habían quedado solos en la escena. Sin embargo, volvió y le regaló al público el coro "La Habana no tiene comparación".

Y no la tiene, no la tendrá si sigue siendo un punto de destino de muchos artistas reconocidos a nivel mundial. La alegría es inmensa cuando se puede tener así, tan cerca, a cantantes y músicos en general que son tan admirados y elogiados por el público y la prensa. Los cubanos todos lo agradecemos infinitamente.