Gloria Cubana: el primer piano sonero

Sigfredo Ariel
4/9/2018

La primera agrupación de son que incluyó el piano de manera permanente fue el Sexteto Gloria Cubana de Feliciano García, fundado en El Cerro en 1925. Al menos, fue el de “Teté” Ovando el primer piano sonero que asomó en un disco. En las academias de baile y estaciones de radio, donde sextetos y septetos alternaban con orquestas, el piano se habrá sumado antes, y luego muchas veces a la instrumentación del son, con naturalidad, como había sucedido o sucedería con la corneta, la trompeta, el cornetín, e incluso el clarinete y el saxo: no es descaminado suponerlo, pero no queda más remedio que, para no errar, atenernos a las grabaciones que tenemos a mano. [1].

Según las muy socorridas investigaciones de Jesús Blanco, la primera formación del Sexteto Gloria Cubana fue la siguiente: Hilario Machado, voz prima y tres; Augusto Lamar, voz tercera y guitarra; Ramón Verona, contrabajo; Inocente Betancourt, bongó; Teresa Teté Ovando, piano, y Feliciano García director y voz prima. En 1928 se incorporó el trompetista Alfredo García.[2]

La misma fuente señala que, en 1916, Feliciano y Teté formaron un dúo vocal trovadoresco que, al parecer, no llegó al disco. Indica Cristóbal Díaz Ayala en su colosal Discografía de la Música Cubana que en una de las grabaciones del Sexteto Gloria Cubana (Abom aré) figura un saxofón alto. A mi amigo peruano Gino Curioso Solís debo el haber escuchado a este sexteto y una imagen de la prensa que avisa la venta de sus primeras grabaciones. Donde dice en el anuncio: “La agrupación sonora con piano, ¿no se habrá deslizado una errata al querer decir «la agrupación sonera”?

 
Publicidad comercial de 1929. Fotos: Cortesía del autor
 

De los escasos discos editados por el Gloria Cubana solo he escuchado “Los marineros”, grabado el 30 de enero de 1928, para la firma Victor, que termina con el estribillo: “Fuego en bahía, marinero/ fuego en bahía”, con el cual concluye, también Errante por el mundo voy, de Felipe B. Valdés, del Sexteto Nacional, impreso en 1927 para la casa rival, Columbia[3]. En otras páginas he comentado lo frecuente que eran los intercambios o apropiaciones de estribillos —“montunos” que alternan coro y guías— entre agrupaciones de la época, aunque me parece evidente, a juzgar por el resto de la letra, que “el original”, si es que se puede llamar así, es el de Gloria Cubana, aunque se haya grabado unos meses después.

“Los marineros” es un son que posee la estructura acostumbrada en los años 20 — largo y montuno—. El piano hace una pequeña introducción al inicio donde usualmente aparecería el tres, y se mantiene en segundo plano durante el largo, donde se canta la letra dos veces. Luego, en la parte central, el piano se encarga del puente que da paso al “montuno”, segmento en el que se escucha en otras dos breves ocasiones, como queriendo aflorar del conjunto, lo cual hace suponer que, en actuaciones no limitadas por el escaso tiempo de una placa fonográfica, el piano podría haber tenido una participación más extensa, como la habrá tenido el tres en sones “de nunca acabar”. Frank Emilio recordaba que cuando comenzó a tocar en emisoras de radio en la década de los treinta, los septetos Cuba y Yara tenían el piano incorporado de manera permanente:

“El son me gustaba mucho, y una vez los de la Sonora Matancera me invitaron a tocar un número con ellos en la cmgb La Voz de Oro […] En otra ocasión tuve el privilegio de tocar con el Septeto Nacional en la cmcj: eran los primeros en popularidad. Ignacio Piñeiro lo dirigía y era el contrabajista, mientras Alfredito Valdés y Bienvenido León hacían el dúo. Era fabuloso.”[4]

Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro en la emisora CMCJ, 1937
 

Hacia 1935 ya el Septeto Miquito contaba con piano, a cargo de “El Chino” Dihigo, sustituido poco después por Enrique Rodríguez “Diablo Rojo”. Este grupo daría origen al Conjunto Casino, que mientras existió, fue una de las formaciones musicales más solicitadas de Cuba.

También, en los años 30, se fundó en La Habana el Septeto Carabina de Ases que tenía a Lino Frías como pianista, quien unos años más tarde, y por largo tiempo, integraría la Sonora Matancera.[5] Antes, o la vez que pertenecía a la formación Carabina de Ases, Frías tocaba en las orquestas —charangas— de Joseíto Fernández y de Raimundo Pía, hasta que en 1940 se incorporó al insurgente conjunto de Arsenio Rodríguez. Entre las obras que compuso Lino Frías —que no fue un autor prolífico—, se recuerdan “Mata siguaraya”, por Benny Moré o Celia Cruz, y “Ya no tienes corazón”, bolero-chá que la orquesta Aragón grabó en 1957 con arreglo de Rafael Lay.

Tracks

1. SEXTETO GLORIA CUBANA Los Marineros 1928

2. SEXTETO NACIONAL Errante por el mundo voy 1927

3. ORQUESTA ARAGÓN Ya no tienes corazón 1957

Notas:
 
[1] El elenco de los grupos de son de los años veinte, e incluso de la década posterior, sobrepasó casi siempre el número de seis músicos y, cuando la trompeta se instaló de manera fija, en etiquetas de discos, notas de prensa y programas de bailables aparecían anunciados como sextetos. Basta para comprobarlo revisar los discos del Habanero y el Nacional, nombrados aún «sextetos» cuando ya contaban, con las trompetas de Félix Chappottín, el primero, y de Lázaro Herrera El Pecoso, el segundo.
[2] Jesús Blanco: 80 años de son y soneros en el Caribe, Ed. Trópikos, Caracas1992.
[3] Esta pieza fue grabada, también en 1927, pero para la Victor por el Sexteto Habanero y la etiqueta aparece Guillermo Castillo como autor. Esa versión, en la parte del montuno, incluye un toque de bembé.
[4] Mayra A. Martínez: Frank Emilio, aprendiz y maestro, Cubanos en la música. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1993.
[5] Integraban el Carabina de Ases, además del pianista Lino Frías: Félix Chappottín, trompeta; Nilo Alfonso, contrabajo; Florencio Morejón, bongó; Bienvenido Granda, voz prima y Mariano Osamendi, segunda voz y director. (Jesús Blanco: Ob. Cit.)