Será difícil olvidar lo que nos dice esa primera imagen de la condición humana: la lucha contra el monstruo de las llamas, ante el cual parecen frágiles, diminutos, aunque son gigantes, héroes. Nuestro Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja, Fuerzas Armadas…

Se puede imaginar el ardor quemante. También las ganas de vencer, de no retroceder. Se llora de impotencia y amargura cuando el fuego no cede y oculta al amigo, hiere.

Manos y corazones amigos llegan desde México y Venezuela.

Y como la vida devuelve la vida que Cuba ha dado, manos y corazones amigos llegan desde México y Venezuela. La solidaridad es ese gigante amable, dispuesto. Y otros que también se crecen están en primera línea, en sus otras misiones. Y más gigantes, cubanos de ley, abren sus casas, ofrecen sus transportes, su comida, su sangre, sus bienes y saberes para ayudar.

Eso dicen estos días de quiénes somos en esta Isla, donde falta mucho, pero sobra lo esencial: humanidad. ¡Gracias por Cuba!

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