Entre el viernes 11 de marzo y el martes 5 de abril se exhibe en la galería del Taller Experimental de Gráfica de La Habana una interesantísima exposición de carteles que tiene un hilo curatorial muy bien definido: artistas mujeres que han hecho carteles a partir de las técnicas del grabado. La idea, nacida de la colección privada de Agapito Martínez y Eduardo Marín —ambos a cargo de la curaduría— se ha dado en llamar Gritos de mujer.

El Taller de Gráfica “se ha mantenido como bastión, resguardo y fomento de la estampación contemporánea cubana”.

La muestra surge como una de las numerosas iniciativas gestadas en el presente 2022; año que marca el aniversario 60 de la creación del Taller de Gráfica de la Catedral, como también se le denomina a esta importantísima institución que, a pesar de los vaivenes económicos que ha enfrentado la Isla en las últimas seis décadas, se ha mantenido como bastión, resguardo y fomento de la estampación contemporánea cubana.

La artista visual Yamilys Brito, actual directora del Taller, en reciente diálogo exclusivo con La Jiribilla dio a conocer —en primer término— la nómina de creadoras que conforman Gritos de mujer: Anyelmaidelin Calzadilla, Aziyadé Ruiz, Betzi Arias, Consuelo Castañeda, Daisy Carmona, Dania Fleites, Diana Balboa, Elsa Mora, Hilda Álvarez, Irina Cepero, Iris Fundora, Isel Jiménez, Jacqueline Brito, Jacqueline Maggi, Karolyn Sánchez, Leonilda González, Lien Carranza, Lilian Durán, Marysol de Armas, Nadezda Inda, Paulina Márquez, Pollyanna Fernández, Sandra Ceballos, Tania Bruguera y la propia Brito, en su calidad de grabadora.

La exposición muestra obras de veinticinco artistas, apunta Yamilys Brito, actual directora del Taller de Gráfica de la Catedral.

La muestra es muy diversa en cuanto a lo temático. La unificación se da a partir del universo femenino en la creación del grabado. Gritos de mujer es una colección muy especial, porque no se trata precisamente de diseñadoras, sino de artistas visuales que han realizado carteles, ya sea para sus propias exposiciones, o relacionados con el cine. Hay diferentes generaciones. Se incluyeron piezas que forman parte del archivo del Taller —como las de Daysi Carmona y Diana Balboa— y se han incorporado creadoras que aún se encuentran en plena formación, pero que poseen una gran calidad.

“Es increíble cómo en el mundo del diseño y de la gráfica emerge lo femenino”.

¿Cuántas creadoras son en total?

Veinticinco artistas; lo que sucede es que algunas tienen dos o tres obras. Gritos de mujer incluye unas cuarenta obras.

¿Qué puedes decirnos de estos carteles hechos por manos femeninas? ¿Cómo los valoras desde tu mirada de artista y de mujer?

Es increíble cómo en el mundo del diseño y de la gráfica emerge lo femenino. Este fenómeno puede constatarse a partir del uso del color, de la simbología, de las temáticas que ellas mismas seleccionan para representar.  Algunos son carteles eminentemente eróticos, otros de altísima sensibilidad y otros más políticos, pero en todos —¡en todos!— se respira esa sensibilidad propia de la mujer.

Tenemos, por ejemplo, un cartel de Jacqueline Maggi de 1969 que es una de las primeras obras que realizó en el Taller y que habla del tema antimperialista. Ahí se observa ya un trazo que constituye un avance de lo que, posteriormente, sería su obra gráfica y escultórica. Ya en ese cartel se vislumbra su marca, su estilo.

¿Qué se tiene previsto luego de Gritos de mujer para celebrar los 60 años del Taller?

El Taller es una institución que, por su propia historia, ha sido extremadamente activa. Incluso en medio de la pandemia que hemos vivido y sufrido todos, no cerró completamente sus puertas.

Comenzamos el 2022 con una exposición titulada Pruebas de taller, de Rafael Zarza, que es uno de los fundadores del Taller y quien desde 1962 hasta hoy se mantiene estrechamente vinculado a la institución. Con esa muestra quisimos homenajear a Zarza, Premio Nacional de Artes Plásticas (2020), un creador que ha desarrollado una impresionante obra gráfica.

Luego tuvimos Libros libres, que estaba programada para que coincidiera con la Feria Internacional del Libro de La Habana, pero al aplazarse esta decidimos hacer la muestra que ya teníamos organizada. Esa exposición incluyó libros de arte diseñados por artistas del Taller, viñetas e ilustraciones. Nos prestaron el mobiliario del Palacio de Lombillo, el cual le dio mayor prestancia. Fue bellísima, porque juntó a veteranos con jóvenes estudiantes de la Academia de Artes de San Alejandro y de la Universidad de las Artes.    

“El arte cubano —a través de la gráfica— se ha acercado al arte pop”.

Iniciando la segunda semana del venidero mes de abril inauguraremos una exposición titulada Pop a la cubana, que es una muestra representativa de cómo el arte cubano —a través de la gráfica— se ha acercado al arte pop. Tenemos un programa muy apretado que continúa con una exposición, en la galería del Taller, de artistas mexicanos que seguramente será una experiencia muy singular, pues el grabado azteca tiene muchísima fuerza en el contexto latinoamericano.

En junio se exhibirá una muestra en la Asociación de Artistas de la Plástica de la ciudad norteamericana de Boston. En estos momentos en Boston se está exhibiendo la parte cubana de este proyecto. Es decir, es una muestra de artistas cubanos miembros del Taller; un proyecto que forma parte de un intercambio entre nuestras instituciones, ambas con 60 años de creadas. Nace a través de la Asociación de Artistas Gráficos —nucleada alrededor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Janette Brosar, como presidenta, hizo las coordinaciones y hoy es una realidad. Esta muestra estaba planificada desde hace dos años, pero debido a la pandemia se fue posponiendo hasta que se logró materializar.

¿Cuáles artistas cubanos están en la nómina de este proyecto que se exhibe ahora en Estados Unidos?

Hay de distintas generaciones; todos miembros de la UNEAC y del Taller de Gráfica. Hay, por ejemplo, obras de José Gómez Fresquet (Frémez) y Lesbia Vent Dumois, ambos Premios Nacionales de Artes Plásticas, así como otros creadores consagrados y artistas muy jóvenes. 

¿Qué otras exposiciones habrá en el verano a propósito de los 60 años del Taller?

Tenemos una serie de exposiciones personales. Los reconocidos grabadores Norberto Marrero y Carlos del Toro celebran sus respectivos cumpleaños en septiembre y octubre. Vamos a hacer coincidir estos aniversarios de vida con sus muestras personales. Cerraremos el presente 2022 con una exposición colectiva por el aniversario 60 que sea representativa de lo que ha venido haciendo el Taller y que también sirva de homenaje a aquellos artistas que se han mantenido activos a pesar de las circunstancias.

Los últimos tiempos han sido muy complejos para el Taller debido a las grandes carencias materiales. Al cerrarse el mundo la afluencia de personas ha menguado. Todo ello ha obligado a una reducción de las dimensiones de los grabados, y muchos hemos tenido que experimentar sobre obras ya impresas, reciclándolas y usándolas como soporte para concebir una obra original. La realidad ha hecho que mengüe la presencia de artistas: es una triste realidad. Antes de la pandemia, podías encontrar aquí más de 25 artistas trabajando a la vez, y ahora no llegan a diez. Eso se siente, y el público lo ha notado.  

¿La relación entre el Taller Experimental y la mujer es realmente amplia?

Siempre pensé —y me asesoro con personas que han vivido más— que íbamos a ser discriminadas, porque el trabajo del grabado es muy fuerte y el nivel de exigencia siempre fue el mismo. Pero no. Aquí existe la filosofía de que “las mujeres somos las flores del Taller, aunque escasas”. Es una realidad el hecho de que el número de hombres ha sido siempre mayor, y eso obligó a que esas flores se enraizaran y dieran origen a otras.

“Todas han desarrollado una obra muy interesante y profunda”.

La diferencia numérica ha sido notable: una mujer por cada diez hombres. Ese ha sido el porcentaje, pero las mujeres que han pasado por este Taller son muy recordadas, porque todas han desarrollado una obra muy interesante y profunda. Puedo citar a modo de ejemplo a Ana Rosa Gutiérrez, Hilda Álvarez, Jacqueline Maggi, Zaida del Río, Flora Fong e Isavel Gimeno, artistas que posteriormente desarrollaron una importante obra como pintoras, hasta creadoras mucho más jóvenes que se han acercado después.

“Ese acercamiento de la mujer joven al taller es muy gratificante”.

Lo que más me alegra y satisface es que hay numerosas muchachas jóvenes que se vinculan con gran interés al mundo del grabado y que han estado en las últimas tres o cuatro exposiciones que hemos organizado desde el Taller: ese acercamiento de la mujer joven al taller es muy gratificante.

Para ti como mujer, ¿cómo han sido estos años al frente del Taller? Dime la verdad…

Sinceramente ha sido difícil imponerse. Mi ventaja es que muchos han sido alumnos míos cuando fui profesora en la Universidad de las Artes, y luego los he asumido aquí. Con otros ha ocurrido al revés: han sido mis maestros. Se ha creado una mecánica, una relación, muy armónica, y sobre todo, de respeto alumno-profesor.

Siento que ahora somos una familia, y en ocasiones los conflictos masculinos que antaño no tenían solución ahora se han suavizado: hemos hecho equipo. De hecho, desde el Consejo Nacional de las Artes Plásticas me han felicitado por haber logrado la cohesión. Ha sido complejo, pero lo hemos logrado.

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