Guillén en la memoria

Elaine Caballero Sabugueiro
18/7/2019

Los tambores iniciaron el encuentro previsto para rendir homenaje a Nicolás Guillén, este 16 de julio en la Calle de Madera. Cuando pensamos en el Poeta Nacional, viene a la mente quiénes hemos sido a través del tiempo y ante el mundo. Como nación somos sinónimo de ese concepto de “color cubano” defendido por quien fuera el primer presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Foto: Ofelia Sandar Valles
 

A Guillén se le recuerda con poesía, música y satisfacción. Es el mejor homenaje que podemos ofrecerle en el aniversario 117 de su natalicio y en los 30 de su muerte. Como colofón de la jornada de actividades desarrollada durante esta semana se presentó, en el espacio de El Libro del Mes, el texto de su autoría La paloma de vuelo popular, publicado por la editorial Sensamayá, de la fundación que lleva su nombre.

La doctora en Ciencias Filológicas, Denia García Ronda, deja constancia en el prólogo de la relación entre el título del libro y un verso de la “Elegía a Jesús Menéndez”: “En un poemario que se escribe, casi en su totalidad durante la dictadura de Fulgencio Batista, no puede ser casual”, explica la investigadora.

El poeta se encontraba exiliado en Buenos Aires, luego de su paso por varios países; en la capital argentina, ve la luz por primera vez esta obra, solo tres días antes del triunfo revolucionario en Cuba. En sus páginas se observa una marcada intención de reflejar, mediante la palabra escrita, el momento que se avecinaba para la Mayor de las Antillas.

La añoranza de encontrarse lejos de su tierra natal es notable. Es Guillén el hombre que sufre y ve en la poesía un camino para aliviar las asperezas de la vida. Cada experiencia lo marcó de manera única. Así lo reflejan los versos de La paloma de vuelo popular: “En México me cerraron la puerta que da al país/pero señor toqué dos veces y nadie me vino abrir. /Pero señor, señor mío/ pero señor/ pago el calor con calor/ con frío, el frío (…)”.

Comprometido con una obra de carácter social y auténticamente cubana, su mérito es el de reflejarnos tal y como somos, sin tabúes ni miedo al qué dirán. Guillén siempre habló en plural y supo tomarle el pulso a la sociedad de su época, para brindarnos destellos de identidad y recordar que a los cubanos nos escoltan, por tradición, dos abuelos, uno blanco y otro negro: “los dos se abrazan/ los dos suspiran/ los dos las fuertes cabezas alzan”.

En estos tiempos dominados por la rapidez y la pronta desmemoria, es preciso tener presente, como país, que desde el exilio en un primer momento hubo un Nicolás Guillén que nos dibujó mediante la más melódica poesía. Brindó otro sabor, otro ritmo y otra manera de entender este género literario para confirmarnos, una vez más, la lírica que corre por nuestras venas.