Habana Concerto: una obra demandante

Estrella Díaz
15/6/2020

El pianista y compositor José María Vitier es un hombre de la cultura cubana que no necesita demasiadas presentaciones porque desde que, en 1975, se graduó del Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana, no ha dejado de crear: su trabajo para el teatro, la radio, la televisión y el cine lo sitúan en una posición de gran visibilidad que ha conjugado con una marcada excelencia y factura en su modo de hacer música.

José María (La Habana, 7 de enero de 1954) quien proviene de una muy culta cuna ─es hijo de los investigadores, poetas y ensayistas Cintio Vitier y Fina García Marrúz─ ha sabido, según los especialistas, resumir con elevado lirismo varios géneros musicales cubanos y los ha entremezclado con lo mejor de la tradición clásica europea.

 “Habana Concerto pretende conjugar aspectos de la tradición y el devenir sonoro cubano”.
Foto: Radio Habana Cuba

 

Desde hace varios meses Vitier ha estado completamente empeñado en la creación de una nueva obra, en formato sinfónico, en la que intervendrán entre cincuenta y sesenta músicos ─más tres solistas invitados─ y tendrá una duración aproximada de setenta minutos.

Luego de “intensas búsquedas”, aseveró en conversación vía correo electrónico con La Jiribilla que “encontrar un título fue un verdadero dilema” que aumentaba en la medida en que crecía la obra.

“El título definitivo es Habana Concerto. Se trata sin dudas de una obra sinfónica, pero convoca a tres solistas concertantes (flauta, violín y piano) solo que no simultáneamente, por lo que no es, técnicamente, un Triple Concierto. Pensé en ponerle Danzas Concertantes, pero tampoco se trataba de eso. También Concerto Barroco me seducía, pero el barroco, como influencia, aplicaba solo para ciertas zonas de la obra, no para todo el conjunto. La penúltima opción fue Concerto grosso, pero eso tenía otras implicaciones musicológicas. Finalmente, Habana Concerto fue el título escogido, porque La Habana es la motivación esencial que recorre toda la obra. Y se trata, en efecto, de un concierto en tres movimientos, cada uno de los cuales tiene un solista diferente. Cada movimiento conserva, a su vez, tres partes según el patrón del concierto clásico: Rápido-Lento-Rápido, y posee, en el contexto general, una relativa independencia”.

Según ha trascendido hay tres invitados: Niurka González (flauta), Javier Cantillo (violín) y Marcos Madrigal (piano). Coméntenos el desempeño de cada uno de ellos. ¿Feliz con el resultado?

“Una de las alegrías de este estreno es poder contar con intérpretes del más alto nivel. Niurka y Marcos son reconocidos ejecutantes de nivel internacional y merecido prestigio, además de amigos y cómplices inmejorables de mi música desde hace mucho tiempo.

El joven Javier Cantillo, al que he conocido recientemente, es un talento emergente que ya comienza a brillar como virtuoso. Aprecio en los tres un generoso compromiso con la obra. Hemos repasado detalles y compartido —personal o digitalmente— distintos aspectos de la ejecución. Creo que es una obra demandante técnicamente, pero sé que cuento con los intérpretes ideales y la música que sin dudas se ha beneficiado de este intercambio”.

Usted tiene bajo su responsabilidad la dirección musical general de Habana Concerto, pero además es un probado y excelentísimo pianista, ¿cuál es la razón o las razones por las que decidió no ejecutar usted el piano?, ¿bajo qué criterio seleccionó a Madrigal?

“Con Marcos Madrigal tengo una amistad personal y artística. Su relación con mi música data de mucho tiempo atrás y en innumerables ocasiones ha colaborado en mis proyectos, siempre de un modo decisivo. Al convocarlo una vez más lo he hecho, primero con la confianza en su intuición probada para entender mi música, sumado a la certeza de que las dificultades de la obra (que las tiene) y el poco tiempo para montarla, no serían un obstáculo para él. Artísticamente estoy tranquilo porque ya he comprobado que Marcos comprende a primera vista mis ideas musicales y me identifico siempre con su lectura de mi música. ¿Por qué no lo acometo yo mismo? Realmente, delegar en un intérprete tan confiable me ha permitido enfocarme completamente en los aspectos creativos de toda la obra, escribir con la soltura que da contar con un profesional virtuoso. Probablemente, en otras ocasiones podré asumir el rol del piano solista, pero en este estreno estoy disfrutando situarme completamente en la perspectiva del compositor”.

Como compositor usted siempre le ha dado un papel protagónico al piano, ¿es así en Habana Concerto?

“Efectivamente, en toda o casi toda mi obra, es evidente la presencia del piano, que es mi modo primario de expresión. Y en general mi música, para cualquier formato y con muy pocas excepciones, ha estado siempre ‘pensada’ desde ─y a través─ del piano. 

En esta obra, el piano tiene el rol protagónico en el tercer y último movimiento. En el primero y segundo movimientos, ese papel ─como ya expliqué─ corresponde a la flauta y al violín, respectivamente. Pero también en ellos empleo el piano, como parte del formato orquestal”.

Hace unos meses en entrevista exclusiva a La Jiribilla usted afirmó: “quisiera hacer una obra inteligible y que no reniegue de la contemporaneidad, pero que tampoco reniegue de la tradición”. ¿Considera que cumplió con esos propósitos iniciales?

“Podría decir que mi intención como compositor está plasmada en la obra de un modo que me satisface, pero tu pregunta solo la puede responder de un modo definitivo la propia música viva, cuando se haga realidad en concierto, y el público reciba la propuesta y se relacione con los códigos sonoros que la conforman. Para mí, la medida del propósito cumplido, será siempre la emoción que logre trasmitir.

Habana Concerto pretende, en efecto, conjugar aspectos de la tradición y el devenir sonoro cubano, así como convocar recursos estilísticos de lo culto y lo popular, de lo tradicional y lo contemporáneo. Es un reto ambicioso, pero no nuevo para mí. Te he hablado de la excelencia de los solistas, pero debo añadir que el estreno estará a cargo del talentoso Maestro José Antonio Méndez, al frente de su joven y entusiasta Orquesta del Liceo de La Habana. Eso es un dato a favor de mi confianza”.

En lo personal, ¿qué ha significado para usted hacer esta obra dedicada por entero a La Habana?

“Este proyecto nació a partir de un encargo de obra que recibí de la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE) con el objetivo de promover la creación musical asociada al Aniversario 500 de la fundación de La Habana, acontecimiento que celebramos en noviembre del pasado año. El asunto no podía ser más inspirador porque, además, era un proyecto personal y un modo de resumir ideas que llevaban tiempo en mi imaginación.

Ciertamente ya había compuesto música motivado por la ciudad, sobre todo canciones y música incidental para cine, pero deseaba ampliar el foco e intentar un homenaje más abarcador. Así que el encargo llegó en el momento justo. Desde el primer momento tuve claro que un concierto en homenaje a mi querida ciudad, pasaba emocionalmente por mi mundo afectivo y me imponía el deber de intentar un tributo a aquel que ha puesto su vida y su corazón al servicio de La Habana: por eso Habana Concerto tiene y tendrá siempre una dedicatoria muy especial al doctor Eusebio Leal, historiador, reparador y soñador en jefe de La Habana que tanto amamos.”