Hart, el resplandor de lo perdurable

Omar Valiño
12/6/2020

Con la venia de mis compañeros, de entonces y de ahora, y la solícita ayuda de Eloísa Carreras, reivindico mi firma de esta página para homenajear a Hart en su natalicio 90.

 

En 1996, poco tiempo después de electa la dirección nacional de la Asociación Hermanos Saíz en aquel consejo de todo el país que resultó un congreso sin ese nombre, me fue encomendada la redacción de un pequeño texto para acompañar el otorgamiento de la condición de Miembro de Honor de dicha organización a Armando Hart Dávalos. Fue la primera vez que se otorgó dicho reconocimiento, y aconteció el 20 de diciembre de 1996 en la sede del Ministerio de Cultura:

Vivir, compartir junto a un contemporáneo obnubila, en muchas ocasiones, el reconocimiento necesario. Reconocimiento que no viene a ser aquí sinónimo de título o condecoración, sino de trazar las reales coordenadas del hombre en la historia. También a veces las batallas cotidianas opacan el resplandor de lo perdurable.

Creemos que es el caso de Armando Hart Dávalos. Más allá de su cartera de ministro —en la cual cumple ahora veinte años y por lo que solamente merecería este homenaje—, Hart forma parte de esa estupenda e imprescindible estirpe de revolucionarios cubanos del siglo XX sin la cual la obra de la Revolución sería impensable. En esa su Revolución, la de 1959 y la de ahora, ha encabezado, al menos, dos de sus fundaciones verdaderamente simbólicas y trascendentales: el proyecto educacional, con aquella mítica Campaña de Alfabetización, y buena parte de la concepción y puesta en práctica de la política cultural cubana objetivada de manera notable en el Ministerio de Cultura, de la cual ha sido su abanderado más consecuente.

Con seguridad, ello bastaría. Sin embargo, su papel —alejado del clásico cuadro cumplidor de tareas— rebasa con mucho esas enormes responsabilidades, insertándose —con su pensamiento— en los aportes conceptuales y de la praxis que conforman el acervo cultural y político de la nación cubana, en cuyos principios se descubre una vocación universal y un humanismo raigal.

Por formar parte de esa familia que reúne a Mella, Rubén, Roa, Pablo, el Che, Fidel, Carlos Rafael, más que por su decidido accionar a favor de la AHS, es que entregamos a Armando Hart Dávalos la condición de Miembro de Honor de nuestra organización.

Le deseamos, compañero Hart, muchas felicidades.

 

*Fue publicado sin título y sin firma por Eloísa Carreras en su Biobibliografía de Armando Hart Dávalos (1990-2000), p. 230.