Hernán Rivera Latelier, minero, escritor y poeta chileno compartió en la XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana sus “Instrucciones para llegar desde la nada al Premio Nacional de Literatura”, durante el espacio “Encuentro con…”, en la sala Abelardo Estorino del Ministerio de Cultura.  

Las novelas de Rivera Latelier se ambientan en la pampa nortina; el desierto de esa zona protagoniza la mayoría de sus historias. Sobre cómo llegó a la literatura, quizás por azar o destino, habló en el panel. Contó que desde niño se ganaba la vida vendiendo diarios; le alcanzaba para comer, incluso para ir al cine. A los 19 años emprendió un viaje de mochila por Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Argentina. De esas culturas nutrió lo que sería su estilo narrativo. Escribía poesía, dijo, “sin saber siquiera que escribía metáforas”.

Hernán Rivera Latelier en La Habana.

Cuando hablo del desierto, agregó, hago referencia a mi viejo que murió de silicosis; de la gente que falleció en las masacres, de las injusticias sociales, laborales y morales que se cometieron contra los trabajadores de las salinas de la Pampa. “En ese lugar, la soledad y el silencio aplastan como la pata de un elefante”. 

“En ese lugar, la soledad y el silencio aplastan como la pata de un elefante”.

En 1988 Rivera Latelier publicó su primer libro Poemas y pomadas, una autoedición de 500 ejemplares que vendía puerta a puerta, en los bares y cafés. En 1990 salió a la luz Cuentos breves y cuescos de brevas. Cuatro años después emerge la novela que lo catapultó a la fama La Reina Isabel cantaba rancheras. Desde ese entonces, comentó en el encuentro, “su vida dio una vuelta de carnero”. 

A partir de ahí ganó centenares de premios y reconocimientos hasta alcanzar en el 2022 el Premio Nacional de Literatura de su país. Confesó que se acostumbró a ganar concursos. “Participaba en uno, ganaba, me compraba una máquina de escribir. Faltaba el pan, vendía la máquina de escribir, y eso se volvía un ciclo”.

Rivera Latelier (el primero a la izquierda) obtuvo en el 2022 el Premio Nacional de Literatura de Chile.

Sobre Cuba, dijo que hasta el aire lo inspira. “Aquí huele a música. En este país hay publicados tres de mis libros y tengo preparado otro volumen para su posterior difusión”. Según adelantó a los presentes, está en proceso de reescribir dos novelas cortas, que nacieron durante la pandemia: Balada para John Kennedy y Quémame los ojos. Además, regaló y firmó ejemplares del título Fatamorgana de amor con banda de música, propuesta que Ediciones La Luz pone en manos de los lectores en la Feria del Libro. 

“Aquí huele a música”.

Rivera Latelier lleva 45 años como escritor, de ellos, 15 sin que nadie lo conociera. Fue el desierto el que lo conquistó y lo llevó a ser poeta y desde ese entonces, intenta llevar su prosa a todos los rincones de Latinoamérica. Por esos motivos, aprovechó el encuentro para leer parte de su catálogo de minicuentos y una selección de poesía, esa que describe, sin necesidad de estar presente, los rasgos más auténticos del norte de Chile.