Historia y cultura: estrategias de progreso

Giselle Zamora Chacón
19/7/2018

Redes sociales, cultura e historia, una importante tríada que marcó las opiniones del Taller de Cultura y Sociedad, como parte del XXIV Encuentro del Foro de Sao Paulo.

En el debate se expresó la necesidad de que las nuevas generaciones conozcan del pasado, fundamental para lograr su compromiso con la patria, y defiendan los ideales que los identifican. Asimismo, se enfatizó en que la política forma parte de la cultura, por lo que las redes sociales están llamadas a ser una alternativa ante los actuales y futuros desafíos.

Foto: Internet
 

Los gobiernos de derecha han impuesto un freno al desarrollo de los pueblos en nuestro continente, de ahí que el Taller concediera a la historia un carácter primordial como estrategia hacia el progreso.

Algunas opiniones coincidieron en la carencia de una base cultural que organice socialmente a los jóvenes. Son ellos los más susceptibles a corromperse a través de los medios de comunicación.

La intelectual Graziella Pogolotti expresó: “En esta batalla emprendida por el enemigo se debe aprender a manejar las herramientas adecuadas, elaborar una plataforma conceptual práctica que nos permita batallar con más fuerza”.

Las intervenciones coincidieron en que Latinoamérica sufre una crisis esencialmente de valores; el imperio busca desmantelar los Estados e imponer su retrógrada política capitalista.  ¿Qué es la democracia?, ¿para qué necesitan los gobiernos el poder?; estas fueron algunas de las  interrogantes desencadenadas durante el debate. Las respuestas quedaron claras: el poder es imprescindible para hacer las cosas bien a favor de los pueblos, donde la democracia sea la solución a la injusticia.

En el nuevo contexto mediático, la imagen adquiere importancia gracias a los signos y significados que contiene. En consonancia con ello, las redes sociales deben desempeñar una función en la promoción de la cultura y el conocimiento de la historia, desde una perspectiva contemporánea y audaz. Se recalcó la necesidad de que el trabajo cultural inicie en la escuela, con un personal capacitado para asumir los retos actuales de la enseñanza, empleando métodos modernos y atractivos que eleven la preparación de los jóvenes.

Concordaron criterios en torno a que la cultura es una herramienta esencial para lograr el cambio; sin este elemento no puede haber revoluciones. Es necesario enfrentar un capitalismo que busca transformarnos en consumidores, aislarnos de la realidad y alienar nuestro pensamiento.

Para crear conciencia y contribuir a la movilización ciudadana, se enfatizó en la necesidad de acudir a los que nos antecedieron. Figuras como el Poeta Nacional Nicolás Guillén ocuparon el espacio de estas afirmaciones, por su profunda capacidad para la comunicación en defensa de la cultura nacional.  En  una época donde nos abruma el consumismo, el arte, y en especial la poesía por su capacidad de síntesis, son una vía para abordar los  problemas, pues resulta una verdad dirigida al corazón de los hombres.

La paz continúa siendo amenazada; se diversifican los medios de ataque y se multiplican los conflictos regionales. Ante este escenario, se deben tomar alternativas para crear conciencia y espíritu de lucha. Es un hecho que los pensamientos están vueltos solo hacia el hambre, pero se debe mirar también hacia la cultura, luchar para que esta no se separe de la vida. Cuba ha desarrollado la experiencia de los instructores de arte, idea promovida por Fidel, quien nos enseñó que el pueblo debe ser creador, fundamentalmente  en una patria chica donde se lucha por la integridad. El instructor es un profesional que contiene saberes. Son facilitadores de la promoción de la cultura y hace al pueblo partícipe y creador. Al mismo tiempo, existió igualdad de criterios en cuanto a la necesidad de robustecer la Casa de las Américas como institución que extienda la cultura hacia el pueblo.

“A veces se tiende a minimizar la importancia de la cultura. No es posible salvar la revolución si no se salva la cultura”, expresó Roberto Fernández Retamar. Por su parte, Ignacio Ramonet aludió a la idea de no poseer una visión pesimista de la batalla comunicacional y enfrentar con inteligencia los nuevos retos que se presenten. Puso de ejemplo las victorias electorales, que en ocasiones han sido logradas gracias al correcto trabajo en las redes. Ramonet abogó, además, por la promoción de la cultura a través de las nuevas tendencias, donde imperan las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Abel Prieto, Ministro de Cultura, refirió: “Fidel sabía la importancia de la Internet para las nuevas generaciones, que era un arma que se debe emplear para ganar en temas de cultura. El mejor antídoto frente a la realidad actual es este”. Reconoció el optimismo de las intervenciones  y las ideas abordadas en el taller como asidero para lograr el triunfo.  

Una de las propuestas estuvo encaminada a convocar un encuentro de escritores y artistas. Igualmente se planteó relanzar el pensamiento ético de Che, símbolo de relevancia mundial.

Con la convicción de que la historia es una plataforma del futuro, se concluyó el taller. Se asumió como consigna que la juventud no debe ser solo el futuro, sino también el presente. “Debemos resistir y hacer lo necesario con firmeza e inteligencia”, palabras de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz que definen la esencia del evento, donde se abogó por una Latinoamérica más próspera y culta.