Homenaje a Carilda

Arístides Vega Chapú
29/8/2018

Ha muerto Carilda Oliver Labra y uno, que la conoce bien, sabe que no es cierto, sino más bien una jugarreta de las que ella acostumbra a hacerle a sus amigos y que muy pronto aparecerá, cuando ya la actividad haya comenzado y ella pueda con el rítmico sonido de sus tacones ganar la mirada de todos que se pondrán de pie para recibirla con el aplauso con que las personas, fuera cual fuera su profesión, nivel y edad, sabían tributarle a la Poeta.


Con ella viajé, a finales de los 80, a Santiago de Cuba y fui testigo de cuánto era querida en esa ciudad.
Foto: tomada del perfil de facebook del autor
 

La primera vez que vi a Carilda,  fue en la calle Medio, recién me había establecido en Matanzas y aunque había pasado varias veces por Tirry 81, no me había atrevido a tocar la puerta. Las personas notaban su presencia y se detenían para aplaudirla. Nunca antes, ni después, he visto esto suceda con nadie.

Con ella viajé, a finales de los 80, a Santiago de Cuba y fui testigo de cuánto era querida en esa ciudad y cualquier otra, pues luego, en momentos distantes y por varios motivos,  coincidimos en la ciudad del Yayabo, en Holguín, en Santa Clara y en Pinar del Río, geografías en las que reinó de igual manera. 

Pero lo que más quisiera resaltar hoy, sobre todas las cosas, era su vocación por estar al tanto de lo que escribían los jóvenes. ¿Sería ese el motivo por el cual nunca envejeció?

En los 80, cuando éramos muy jóvenes y nada conocidos como poetas, nos abría las puertas de su casa para disfrutar de las tertulias más auténticas y amenas de cuantas he participado. Teresa Melo, León Estrada, Nelson Simón, Heriberto Hernández, Bertha Caluff, Alfredo Zaldivar y muchos otros jóvenes poetas de entonces, fuimos recibidos siempre con un respeto y cariño que solo años después supe valorar.

Ahora empiezan a reproducir la noticia que nunca hubiera querido escuchar  y recuerdo imágenes que ella protagoniza, tal y como si estuviesen sucediendo en este instante. Hay una que especialmente regresa siempre, el día que fue a conocer a mi hija Salma, recién nacida. Después de mirarla una y otra vez me dijo: Esa es la poesía. Salma es la poesía, lo demás es una ilusión.

Mantengámonos atentos al repique de sus tacones para aplaudirla una vez más.