Homenaje en la casa natal del poeta inmenso

Elaine Caballero Sabugueiro
2/7/2020

Los hombres de pensamiento afirman que la poesía es la primera casa del ser humano, su remanso de paz, el sitio donde no existe pasado ni presente, y que siempre se encuentra abierto para nuevas formas de conocimiento, para nuevos silencios, en otras palabras: la poesía es un destino para crecer de la manera más sublime.

Fotos: Cortesía de la autora
 

El poeta habanero Eliseo Diego demostró la veracidad de la sentencia anterior. Con sus versos supo llenarnos de felicidad, de humanismo, así como de amores, nostalgias y luces, desde un lirismo estremecedor de principio a fin.

Justo el día del centenario de su natalicio, este 2 de julio, varias personalidades de la cultura cubana se dieron cita en las afueras de la casa natal del poeta, en La Habana Vieja, para develar una tarja como parte de las actividades realizadas a propósito de la efeméride.

 

María Josefina (Fefé), una de las hijas de Eliseo Diego, estuvo presente, acompañada por el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, en el momento en que quedó al descubierto la tarja con las siguientes palabras: “En esta casa, antiguamente Compostela No. 56, nació el 2 de julio el gran escritor Eliseo Diego, hijo de la habanera Berta Fernández-Cuervo y el asturiano Constante Diego. Aquí el padre de Eliseo tuvo su mueblería, la Casa Borbolla que fue, además, importante centro de reunión de artistas de la plástica y de escritores. Cuba le rinde homenaje al poeta en su centenario”.

 

De igual forma, en la placa aparece un fragmento de un poema del autor de Los días de tu vida (1977), donde se refleja el don para la literatura que desarrolló en su aplaudida y reconocida trayectoria profesional: “Que mi cuerpo tampoco duerma, que vigile, que vele mi vuelta. Porque yo también volveré, volveré a mi ciudad vigilante”.

“Los cien años de mi padre se cumplen en momento de gran angustia y tensión, pero eso no ha impedido que se celebre la fecha de muy variadas formas”, afirma Fefé en sus palabras de tributo a Eliseo.

“Desde que murió hace veintiséis años ―continuó en su intervención―, generación tras generación de jóvenes poetas, lectores e investigadores se han acercado a su obra con gran respeto y fervor. Amigos entrañables en otros países como México, Perú, Colombia, lo recuerdan en estos días en las plataformas digitales. En España publicaron, por primera vez, completo, su poemario En la Calzada de Jesús del Monte (…) también en Francia e Italia se han sumado a este homenaje, al igual que varias fundaciones culturales e instituciones académicas de los Estados Unidos”.

La también narradora confesó en el encuentro que su padre fue un hombre de profundas convicciones religiosas. A sus hijos los educó bajo los preceptos del amor y la armonía. Al respecto, Fefé añadió: “al ver esas manifestaciones de afecto hacia él, pienso que sembró bien, y dejó, además de sus poemas y escritos, un recuerdo cálido y amable entre los que lo conocieron”.

 

El hogar donde nació Eliseo Diego resultó fundamental en los inicios de su obra. Al mudarse de su primera residencia hacia Arroyo Naranjo, el poeta siguió visitando esta localidad de la parte más antigua de la ciudad, donde comenzaron a surgir “poco a poco, los versos que formarían parte de su primer libro de poemas. Así de importante fue esta casa”, expresó su hija.

 

Eliseo Diego se ha marchado hacia ese “otro reino frágil” (como llamaba a la muerte), junto a su esposa y dos de sus hijos. Mientras tanto aquí, en el mundo de lo finito, permanecen los latidos de sus palabras, de su quehacer artístico en una Isla que lo recuerda como el escritor de altos quilates que fue.