Se inauguró, este 13 de octubre, la 49 edición del Festival Cervantino en México. Cuba, país que asiste desde sus inicios a esta importante cita cultural del mundo, es en esta ocasión el país invitado de honor.

La obra en cartel que representa a Cuba en este evento, es una pieza del artista de la plástica Michel Moro, destacado humorista gráfico, al que una palabra le vale para definir su trabajo: idea. Con él tuvimos la suerte de conversar brevemente.

Según nos comenta, el cartel es la única pieza suya que estará presente en este Festival. Y qué presencia, pudiéramos decir que será el principal exponente cubano. Al respecto le preguntamos:

¿Cómo llegas a realizar esta obra? ¿Qué significa para ti?

Soy colaborador habitual de La Jiribilla con ilustraciones y humor gráfico. Gracias a su directora Rosa Elena Encinas, que pensó en mi trabajo y me propuso hacer la imagen para el cartel, me llegó esta oportunidad.

Para mí significa, esencialmente, representar a Cuba a través de mi trabajo, con una imagen en un festival cultural de gran alcance y, por supuesto, también que un público amplio la conozca y quizás algún día recuerde la firma de su autor.

“Creo que en el mundo actual es necesario un arte que se comprometa a ser crítico y consciente más allá de clasificaciones de género o de manifestación artística”.

Esta pieza puntual es una muestra de que el humor gráfico suele a veces trabajarse por encargo. ¿Cómo logra Moro hacer suya la idea, en este caso, de otro, y lograr ese entendimiento o esa certeza que se busca transmitir?

Sí, en muchas ocasiones el humor gráfico es encargado, o sea, el pie forzado es una idea o un tema inicial del editor para que sea transformado en una imagen con metáforas y puntos de vista novedosos.

Para lograr eso en mi caso es importante informarse, conocer sobre qué se dibuja y tratar de convertir una reflexión en una imagen que llegue a muchos con códigos visuales que activen otras ideas. A veces puede salir el trabajo final de una idea, a veces también de otra imagen.

Y esta obra fue un encargo absoluto. Rosa me explica y propone, y yo la creo exclusivamente para el cartel. La imagen habla de Cuba, pero intentando no caer en clichés.

Nunca pensé en un título, digamos que no tiene esa cadena; la imagen es libre y exclusiva para el cartel y la interpretación. 

A lo largo de su carrera como artista, Moro ha experimentado cambios en su modo de hacer. Al principio solía dibujar más; hoy, sin abandonar el dibujo, su obra es más “pintada” y el cambio se lo atribuye a la experimentación.

Es cierto; aunque no he abandonado el dibujo, ahora puede clasificarse mi trabajo como más pictórico. Es algo realmente reciente y es fruto de experimentar, de trabajar mucho sobre todo en la ilustración, y de intentar incorporar técnicas usualmente pictóricas como el acrílico y la espátula a la caricatura que ha estado marcada por el uso de la tinta y el dibujo.

Sobre sus referentes dentro de las artes plásticas contemporáneas refiere tener varios, tanto cubanos como extranjeros. Todos le aportan algo. ¿Lo que has tomado de ellos está presente en tu obra o te ha servido para componer el Moro individual e independiente?

Las dos cosas, y lo mejor es que los referentes se suman con el tiempo a partir de conocer y explorar más, permiten evolucionar y crecer en todo sentido.

Hace algún tiempo, también en una entrevista, comentabas que “el artista, y el intelectual en general, está llamado a ser el agente de cambio en la sociedad, el que pone el dedo sobre la llaga”. En estos momentos de pandemia, donde la política abruma y a veces hasta indigna, ¿cuánto aportas desde tu arte al pensamiento crítico y a la reflexión?

En estos momentos de pandemia he dedicado mucho tiempo y gran parte de mi trabajo a comentar e ilustrar las contradicciones y paradojas generadas a partir de esta crisis global.

Por supuesto, la política es punto de mira constante en mis sátiras, ya sea en pandemia o no. El humor gráfico y el dibujo satírico tienen un gran poder y es la capacidad de activar mecanismos de reflexión acerca de una situación o de un problema. Apunta a la conciencia, y cuando dibujo o hago una imagen entro por el sentido visual, pero el objetivo final siempre es el pensamiento.

Creo que en el mundo actual es necesario un arte que se comprometa a ser crítico y consciente más allá de clasificaciones de género o de manifestación artística, o sea, si es pintura, grabado o caricatura, creo que debe activar neuronas y romper inercias, de ahí su utilidad.

Tomado del sitio web del Ministerio de Cultura de Cuba

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