Inocencia: Redimensionar lo simbólico de una fecha

Ana María Domínguez Cruz
26/11/2018

¿Cómo era?, le preguntaba el joven actor.

Como tú, le respondió. Y solo así entendió que, imprimiéndole la pasión y la energía propias de su edad, el personaje sería creíble, cual joven que, como él, estaba lleno de bríos y no pudo echar a andar con sus sueños.

Fueron ocho los maldecidos por el azar, por el absurdo, por la decisión fatal de querer dar un escarmiento a toda costa, aunque la razón fuera tan pueril. Fueron ocho, y se sabe que uno de ellos ni siquiera estaba en La Habana cuando la “injuria” se cometía. Fueron ocho las vidas truncadas por la injusticia y, más allá del suceso que se cuenta en los libros de historia, confluyen muchos otros que, no del todo conocidos, merecen ser analizados.


Escena de la película Inocencia. Fotos: Internet

 

El cineasta cubano Alejandro Gil cumple una deuda consigo mismo que data desde 1992, cuando fue invitado a participar en la serie documental Historia del arte militar en Cuba. Todavía recuerda la vehemencia y el amor con el que Eusebio Leal, historiador de la Ciudad, expuso los acontecimientos del 27 de noviembre de 1871, y desde entonces quedó seducido por la idea de convertir ese pasaje de la historia en un audiovisual. El primer paso fue el documental Inocencias, y con él se dio cuenta de que podía hacerse más… Un largometraje o incluso una serie.

Casi tres años después de una acuciosa investigación y trabajo de conjunto con el guionista Amilkar Salatti, ve la luz la película Inocencia, cuya proyección especial tendrá lugar este 27 de noviembre, antes de ser presentada en concurso en el 40 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana y, en febrero, en calidad de estreno.

No es la primera vez que Gil se detiene en un suceso histórico para recrearlo, a partir de su visión personal, en una obra de tamaña envergadura…

Es que la sed de búsqueda me hizo ver que los senderos no tienen final, que el horizonte aún hay que buscarlo. Tenemos la necesidad de redimensionar lo simbólico de una fecha en sí. Me parece que hacemos jornadas que mueren en la fecha específica, ya luego se olvida. Necesitamos que los símbolos lleven sobre sí la identidad nacional, la consecución de valores por destacar. Sucesos como este deben revisitarse, analizarse, estudiarse… la Historia es un ente vivo y siempre tiene las puertas abiertas para los curiosos. Se entrelazan muchas lecturas en torno a un mismo hecho…Y no podemos mirar el futuro sin conocer el pasado…

¿Cuánto de ficción y cuánto de realidad en esta película?

Toda película que intente aproximarse a la historia tiene que tener una verosimilitud documental lo suficientemente robusta como para alcanzar la utilidad propia de hacer un filme de envergadura, y no quedarse solo en la anécdota. Pero sucede que se conoce poco sobre estos acontecimientos. Existe un desconocimiento porque no se habla del hecho en toda su magnitud en las escuelas y, también, no se puede dejar a un lado el hecho de que se trata de vidas cercenadas a muy temprana edad. Por eso hay que ficcionar alrededor de crear un espíritu sobre los jóvenes.

Es uno de los acontecimientos de nuestra historia que más aristas tiene, muchas subtramas. La coyuntura histórica social del momento te permite ver todo el despropósito de aquel suceso tan tremendo. Fue necesario profundizar en los textos escritos al respecto, que son muchos.

Quizá, este es el hecho de mayor simbología en Cuba, pues ya sabemos que existe el monumento en La Punta, dos en el Cementerio de Colón, las jardineras en el Parque Central, las ruinas del cementerio de Espada, el parque de Infanta y San Lázaro, la calle 27 de Noviembre, pero es un suceso poco conocido en su totalidad. Merece una redimensión de su carácter simbólico, y esa es la mayor fortaleza de la película.

Intento dialogar con el espectador de hoy, y por ello la película está protagonizada por jóvenes y dedicada a los jóvenes. Todos, sin embargo, tenemos mucho que ver con la película, porque nos veremos en la representación de lo que fue, de lo que pudo ser, y de lo que poco sabemos al respecto. Mirar hacia el futuro desde el pasado es la premisa, y lo hacemos.

Hacer una película de época es difícil…

Sí, el cine de época es difícil, costoso. El 27 de noviembre, como lo ha dicho Eusebio Leal, es una fecha luctuosa, en la que hay que andar con la cabeza gacha y en silencio. Debemos tratar de salvar una serie de acciones en torno a esa fecha cuando se revisa el acontecimiento, la sensibilidad es enorme.

Hacer una película capitalina en La Habana actual, manipulada y asaltada por la modernidad, se antoja entonces un problema. Tuvimos la fortaleza de contar con la ayuda de la Oficina del Historiador para contar la historia.

Hice el casting con Yaremis Pérez, una actriz joven, profesora de la Escuela Nacional de Arte, con quien se pudo reunir a este grupo de jóvenes para la película. Luis Manuel Álvarez, Carlos Alberto Busto, Reinier Díaz Vega, Ricardo Saavedra Quintero, Amaury Daniel Millán, Omar González Rolando, Ángel Ramón Ruz Pérez y Justo César Valdés interpretan a los estudiantes fusilados.


"Yasmany Guerrero es el protagonista, y es un punto importante en el filme
porque asume el personaje de Fermín Valdés Domínguez"

 

Lo ideal era que ese grupo tuviera una poética narrativa en común, que lograra una comunicación con el espectador, que ayudara a la exposición dramática.

El grupo es maravilloso, todos crecieron durante el proceso de realización. Muchas sesiones de ensayo, y una evolución constante porque la mayoría no ha hecho cine. También coexisten con otros actores de primera línea como Héctor Noas, Rafael Ernesto Hernández, Yadier Fernández, Fernando Hechavarría, Yailene Sierra, Omar Alí, Osvaldo Doimeadiós, René de la Cruz y Caleb Casas.

Yasmany Guerrero es el protagonista, y es un punto importante en el filme porque asume el personaje de Fermín Valdés Domínguez, de quien apenas se sabe que era el mejor amigo de José Martí, pero su historia es muy interesante, y quiero incentivar la curiosidad en torno a él.

Años después del injusto fusilamiento, Fermín, amigo y compañero de celda de las víctimas, quiere demostrar la inocencia de aquellos jóvenes, y se le presenta la oportunidad de revelar la verdad oculta.

¿Quedaste satisfecho, desde tu visión, con esa redimensión necesaria del simbolismo de la fecha para Cuba?

La película quiere dar en la justa diana del concepto sentimental, emotivo que se desprende del suceso histórico. Que llegue la obra a las escuelas, pero más allá la urgencia de transitar por la Historia en toda su magnitud.

Se hizo con mucho amor, con mucha entrega. Casi tres años solo pensando en el proyecto, y aún seguimos pensando en él. Ese amor se tradujo en la complacencia que me ha dejado, el realizador se debe al público, y espero que sea quien diga la última palabra. Yo estoy satisfecho, hay fortalezas que superaron mis expectativas. Le agradezco mucho a mi equipo de trabajo, del cual forma parte el fotógrafo Ángel Alderete, el director de arte Aramís Balebona, la diseñadora de vestuario Lis Álvarez y el productor Carlos de la Huerta… y a la Historia misma, por develarnos tanto.