Es sin dudas la Jornada Cucalambeana uno de los espacios artístico-culturales más consolidados y representativos de la cultura cubana, caracterizado por su irradiación comunitaria; sobre todo, por extender sus celebraciones a casi la totalidad de las comunidades de procedencia rural existentes en la Isla. Es el evento supremo del campesinado en Cuba; fue el propio “Indio Naborí” quien la bautizó de esa manera en el año 1980.

La Jornada Cucalambeana, un evento que reúne lo más representativo de la cultura popular, espiritual y material de la tradición campesina cubana.

Convertida en el coliseo por excelencia de la creación e imaginario de cientos de artistas, familias y agrupaciones tradicionales a través del cultivo de diversas manifestaciones del arte, cada año los amantes de estos géneros se reúnen en Las Tunas para propiciar el intercambio y la confrontación de saberes y conocimientos heredados por décadas.

Durante varios años esta fiesta se celebró con carácter nacional en El Cornito, Las Tunas. Al pasar el tiempo no se dejó de realizar el gran guateque, en cada una de las ediciones fueron agregados nuevos elementos hasta convertirla en un evento que reúne lo más representativo de la cultura popular, espiritual y material de la tradición campesina. Cada año sobre esta fecha celebramos con regocijo y beneplácito la Jornada Cucalambeana, cumpliendo así con el sueño de Naborí, Justo Vega, Raúl Ferrer, Onelio Jorge Cardoso, Adolfo Alfonso, María Teresa Linares, Argeliers León, y Pablo Armando Fernández, entre otras personalidades que han trascendido con relevancia en la cultura cubana.

Con el decursar de los años, la Cucalambeana se ha convertido en un fenómeno de gran participación comunitaria. Imágenes: Del autor

Lo cierto es que con el decursar de los años se ha convertido en un fenómeno de gran participación comunitaria. Recordemos que fue en el año 1964 cuando comienza a gestarse la idea de una fiesta representativa de la cultura campesina y así generar un espacio donde se homenajeara de alguna manera la figura de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo “El Cucalambé”, primer objetivo en cada celebración. En aquel entonces Jesús Orta Ruiz “El Indio Naborí”, José Ramírez Cruz y Manuel Fernández fueron los precursores de tan atinada pretensión al tratarse de una de las figuras más relevantes del arte literario en Cuba, no solo del siglo XIX sino de todos los tiempos. Al instaurar en 1966 la Semana Nacional Cucalambeana y designar a Las Tunas como su sede permanente, se consolida oficialmente el evento.

También por primera ocasión en ese mismo año comienza a desarrollarse una de las actividades más populares y preferidas por el público, la esperada selección de la “Flor de Birama”, celebrada en aquel entonces en la emblemática Plaza Calé. Mientras en 1968 se instituye el Concurso Nacional “Cucalambé en décima”, donde Ángel Augier, José Antonio Portuondo y Raúl Ferrer como integrantes del jurado, conceden el premio al reconocido poeta Adolfo Martí Fuentes. Además, no fue hasta 1974 que se realiza el Primer Encuentro de Poetas Populares Hispanoamericanos, auspiciado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y la Casa de las Américas. Al hablar de momentos y fechas cumbres no podemos dejar de mencionar cuando en 1977 se le confiere el Premio “El Cucalambé” a los relevantes poetas Chanito Isidrón y Leoncio Llanes; y el estreno de la obra teatral Ya comienza a madurar la guayaba, inspirada en la vida del Cucalambé, escrita y dirigida por el dramaturgo Paco Alfonso.

La fiesta campesina constituye un espacio para conocer la idiosincrasia y cultura de Cuba y otras naciones mediante rimas, controversias, tonadas, bailes y la investigación en torno al arte de improvisar en versos.

Desde el año 1970 hasta nuestros días El Cornito se ha convertido en la sede principal de las iniciativas y actividades diseñadas para el evento cucalambeano. Ese mismo año se celebró el Primer Festival de Música Campesina; mientras en 1971 se decide extender las áreas de representación hacia otros puntos de la ciudad, como a los parques 26 de julio, y Vicente García, así como la Calle Colón, entre otros.

Si bien Las Tunas ha sido bautizada como la madre absoluta de la Jornada Cucalambeana, no es menos cierto que en la actualidad es un fenómeno cultural de toda Cuba.

En el año 1976 se funda la Brigada Artística “Cucalambé”, con la participación de cientos de representantes del arte y la cultura campesina. Se celebran competencias de bailes tradicionales, así como de instrumentistas e improvisadores, y se imprime una mirada y un sentido mucho más integral de lo que representan el arte y la cultura de estirpe rural. En 1986 se logra extender su esplendor cuando por primera vez se generan las celebraciones de las Cucalambeanas en todas las provincias del país, con la ANAP como fiel aliada para lograr tal propósito. En 1998 se alcanza la realización de más de ciento cincuenta Cucalambeanas de base. En la actualidad los festejos llegan hasta cada cooperativa y comunidad campesina existente en la geografía nacional.

No es hasta 1975 que comienza a desarrollarse el Concurso Nacional en Décima Mural. Bautizado en la actualidad como Concurso de Décima Ilustrada, fusionado con el de Artesanía Popular y convertido en uno de los espacios de mayor participación a nivel nacional, está protagonizado por cientos de artistas aficionados al arte en la manifestación de Artes Plásticas provenientes de los colectivos plásticos de nuestras Casas de Cultura, por lo que se han descubierto hombres, mujeres y niños con aptitudes en las diferentes manifestaciones artísticas; familias enteras que con sus manos transforman fibras y maderas, que con recortarías de madera crean objetos útiles, decorativos y jugueterías. Ellos cultivan diversas técnicas que mantienen vigencia y continuidad, y han encontrado lugar también en otros espacios y eventos, como en la Feria Nacional de Arte Popular de Ciego de Ávila, así como en varias exposiciones colectivas nacionales e internacionales. Este se ha convertido en un movimiento trascendental, participativo e inclusivo que involucra a través de los llamados talleres de creación y apreciación a infantes y adolescentes, permitiendo así el necesario e imprescindible sentido de continuidad generacional en la transmisión de saberes y conocimientos para la preservación de la tradición.

Y si de fechas se trata es necesario mencionar el año 1995, pues fueron varios sucesos importantes los ocurridos en aquel entonces. Ese año sucede la primera edición del Concurso para Jóvenes Improvisadores “Justo Vega”, una de las actividades preferidas por el público participante. Pero también se celebra el III Festival de la Décima en el que se acuerda la realización alterna del encuentro, un año se celebraría en Las Tunas y otro en un país de Iberoamérica. Fue entonces, además, cuando se propuso al poeta Jesús Orta Ruiz como Premio Nacional de Literatura, distinción que obtuvo al año siguiente (1996).

“Si bien Las Tunas ha sido bautizada como la madre absoluta de la Jornada Cucalambeana, no es menos cierto que en la actualidad es un fenómeno cultural de toda Cuba”.

Y como sabemos, todo evento de envergadura y trascendencia cultural lleva consigo sus jornadas académicas, pues fue en 1979 el inicio de lo que hoy se conoce como Coloquio Iberoamericano de la Décima y el Verso Oral Improvisado, en aquel entonces nombrado Primer Simposio Literario, y presidido por El Indio Naborí. Organizado en la actualidad esencialmente por la Casa Iberoamericana de la Décima, de Las Tunas, a él acuden cada dos años investigadores, historiadores, intelectuales, escritores y cultores procedentes de Iberoamérica para compartir sus estudios investigativos relacionados con el comportamiento de dicha manifestación artística y su posible preservación en todos sus ámbitos de actuación. La existencia de este fórum ha propiciado el intercambio, el diálogo, la reflexión y la viabilidad de la décima y el verso oral improvisado en torno a su salvaguardia en diferentes contextos. Varias han sido las temáticas abordadas al respecto por destacados estudiosos del tema, donde destacan rubros como la vida y obra de relevantes figuras del género, como el propio Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el legendario Samuel Feijóo, Raúl Ferrer, Jesús Orta Ruíz, entre otros; mientras también se pueden encontrar temáticas referidas a procesos artísticos y culturales relacionados con la décima por parte de instituciones docentes, universitarias y culturales. Es común la presentación de libros y revistas, así como soportes digitales y audiovisuales; productos elaborados con el fin de visibilizar tan popular género tradicional.

La gala de la selección de la “Flor de Birama” es sin dudas la más concurrida y esperada por los tuneros y visitantes a cada edición.

Durante las celebraciones de la Cucalambeana es el “Catauro de la Décima” una de las opciones más perseguidas por los asistentes. El entorno donde se realiza es una de las razones que afianzan su preferencia entre los participantes, como catálogo pintoresco y de gran valor histórico por tratarse precisamente de las ruinas de la casa donde vivió Nápoles Fajardo con su esposa Rufina. Es el lugar por excelencia para intercambiar y promover la literatura y la décima en todo su esplendor. El núcleo central lo compone el Concurso de Décima Escrita “El Cucalambé”, donde participan centenares de escritores de Cuba y otros países, sobre todo hispanoamericanos. Mientras en los últimos años ha sido común la participación de grupos literarios territoriales de toda la geografía nacional como “A la décima”, de La Habana; “Espinel Cucalambé”, de Puerto Padre; “Décima al Filo”, de Guáimaro; “Yarey Sonoro”, de Velasco; “Escritores Rurales”, de Colombia, Las Tunas; “Toda luz y toda mía”, de Sancti Spíritus; “El club del Poste”, de Villa Clara, y “Viajera peninsular” de Camagüey, además de representantes de las Casas de la Décima del país (Pinar del Río, Limonar, Las Tunas).

Son los espectáculos nocturnos las actividades más concurridas que se desarrollan en la Jornada Cucalambeana de Las Tunas: galas, espectáculos caracterizados por el colorido y emotivas presentaciones a través de exponentes del punto cubano protagonizadas por la danza, la música, declamaciones y demás manifestaciones de estirpe campesina. La gala de la selección de la “Flor de Birama”, celebrada cada primera noche, es sin dudas la más esperada por los tuneros y visitantes.

También se diseñan espacios para juegos tradicionales, para niños y adultos, los cuales atraen a gran cantidad de participantes y espectadores, y donde montadores de la zona hacen gala de sus habilidades y destrezas. Mientras, dentro de los juegos más gustados, se encuentran las corridas de cintas, carreras de caballos, montas de toro, derribo de terneros, pato enterrado, el palo ensebado, y el puerco ensebado, entre otros.

“La elaboración de platos tradicionales y bebidas típicas es otro de los espacios de estas fiestas que han ganado en popularidad y participación de exponentes”.

En los últimos años una de las áreas más concurridas ha sido la de las representaciones de los bailes tradicionales cubanos, donde es posible disfrutar de las ejecuciones de niños, jóvenes y adultos pertenecientes a las agrupaciones músico-danzarias de nuestras Casas de Cultura. Allí se muestran los bailes más reconocidos en Cuba provenientes de las comunidades portadoras, validados como tradicionales, por lo que se hace común encontrar un repertorio compuesto por zapateo cubano, el son, la caringa, el baile del gavilán, el papalote, el chivo capao, el papelón, el nengón, entre otros.

La elaboración de platos tradicionales y bebidas típicas es otro de los espacios de estas fiestas que han ganado en popularidad y participación de exponentes, alcanzando la cifra hasta de más de setecientos cultores, los cuales hacen gala de sus habilidades y creatividad en el arte culinario, sobre todo de estirpe campesina. Al culminar se reparten las muestras presentadas, deleitando así a cada asistente con la riqueza de la tradición cubana, por lo que se considera un espacio de sólidos sellos identitarios heredados y trasmitidos por generaciones.

Y si no fuera poco también la Cucalambeana en su historia ha creado un sistema de distinciones y reconocimientos, contribuyendo así a estimular el trabajo cultural, tanto de portadores como de intelectuales, investigadores y académicos dedicados a la preservación y salvaguardia de la cultura campesina en el país y otros lugares del planeta.

Entre los momentos más significativos se encuentra cuando en 1984 se instituyó el “Laúd Cucalambeano”, distinción mayor que se ha entregado a personalidades destacadas de la cultura como Justo Vega, Raúl Ferrer, Onelio Jorge Cardoso, Eloísa Álvarez Guedes, Adolfo Alfonso, Jesús Orta Ruiz y María Teresa Linares; mientras que en 1999 se entrega por primera ocasión a un extranjero, el destacado poeta mexicano Guillermo Cházaro Lagos. Recientemente, en el 2018, la edición LXI de la Jornada Cucalambeana se dedicó al aniversario 189 del natalicio de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, a las cuatro décadas del Sistema Nacional de Casas de Cultura y al Punto cubano, declarado por la Unesco en aquellos días Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Cada año la fiesta es dedicada a relevantes personalidades de la cultura cubana que junto al bardo reciben un sincero homenaje. También se persigue hermanar lazos con países seleccionados por la fuerza de la cultura que portan, entre los que figuran Colombia, Chile, España, Argentina, México, Costa Rica, Uruguay, Venezuela, y Puerto Rico, entre otros, lo que ha permitido alcanzar un profundo conocimiento del arte de improvisar en otras regiones del mundo

Después de dos ediciones de forma virtual debido a los embates de la COVID-19, este 2022 celebra de forma presenciar la edición 55 del evento más importante de las tradiciones culturales campesinas en la Isla, pues del 30 de junio al 3 de julio nos encontramos rindiendo homenaje al aniversario 193 del nacimiento del Cucalambé.

Y como siempre fue se celebra el jolgorio a través de actividades representativas de las diversas manifestaciones artísticas. En esta ocasión el Concurso de Improvisación “Justo Vega” cuenta con 12 aspirantes, quienes optan por los tres premios que otorga el comité organizador de la cita; mientras 41 son los candidatos al galardón “Cucalambé” en el apartado de décima escrita. También sobresale la calidad de la jornada académica, la cual tuvo su mayor propósito en rendir un merecido tributo al poeta cubano Jesús Orta Ruiz, no solo por tratarse del centenario de su natalicio el próximo 30 de septiembre, sino también por su dimensión hispanoamericana, quien fuera uno de los fundadores de las fiestas cucalambeanas.

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