Juanito Camacho: Sentí que lo dieron todo

Guille Vilar
1/4/2016
Foto: Tomada de Internet
 

Analizar y valorar la música contemporánea en el complejo entramado de su evolución, representa toda una empresa que requiere del esmerado oficio de una rigurosa dedicación. Si bien es cierto que en nuestro país contamos con la presencia de jóvenes periodistas armados con la pericia y la sensibilidad necesarias como para sentirnos tranquilos de que la crítica musical se encuentra entre las manos de un relevo excepcional, hay un grupo de veteranos del sector, cuya obra encierra la sabiduría propia que les otorga esa añejada madurez que los distingue. Entre estos nombres imprescindibles se encuentran los de Humberto Manduley, Joaquín Borges-Triana y Juan Camacho (Juanito). En este último, además del dinámico y refrescante conductor de escuchados programas como Terapia, Ad Libitum, Collage y Disco Ciudad —todos originados en la siempre joven emisora Radio Ciudad de La Habana— encontramos al inquieto comentarista cuyas definiciones teóricas ayudan a consolidar nuestros puntos de vista en cuanto al devenir de géneros de especial relevancia, como es el caso del rock.


Juanito Camacho
 

Es tal el conocimiento acumulado en la experiencia de Juanito sobre el tema, que los propios músicos foráneos que nos visitan, no dejan de expresar su admiración ante tanta voluntad para apropiarse del hecho musical desde un franco aliento profesional, actitud revestida de una apasionada reverencia ante las dimensiones de la obra de grandes intérpretes. En tal sentido y para conocer de primera mano lo que significó el impacto de la presencia del grupo británico The Rolling Stones en Cuba, acudimos a él, en busca de sus impresiones sobre el memorable suceso, por medio de confesiones expresadas dentro de la mayor intimidad, pero sin abandonar jamás la oportuna opinión autorizada de uno de nuestros críticos relevantes.

¿Cómo te sentiste cuando se anunció la actuación de Los Rolling Stones en nuestro país?
Después de muchos rumores, y una vez confirmada, tuve la completa seguridad de que iba a ser una presentación fenomenal. No podían darse el gusto de ofrecer una actuación de oficio, de esas que ocurren de un día para otro en un mismo país. Esta era una oportunidad única. Sabedores ellos de la herencia musical de Cuba, aunque imagino que pudieran estar intrigados acerca de cómo los recibiría la gente que aquí conoce su obra. Tuve la total convicción de que iba a ser un gran concierto.

No podían darse el gusto de ofrecer una actuación de oficio, de esas que ocurren de un día para otro en un mismo país. Esta era una oportunidad única. Al ver los rictus faciales, la gestualidad, todo el desenvolvimiento escénico del grupo en general, el repertorio que escogieron… uno aprecia que actuaron con notable cuidado, pero que también le pusieron ganas, y hasta me parece que se podría afirmar que ellos también se sorprendieron.

Háblanos del encuentro personal que tuviste con ellos, con motivo de la recepción ofrecida por la visita del grupo a Cuba.
Mi objetivo principal era hablar con Ron Wood y, de hecho, pude conversar con él, pero fue el último con el cual interactué. A Mick Jagger le hablé acerca de su disco en solitario She´s the Boss. Él agradeció, pero creo que fue muy protocolar, porque es obvio que este diálogo era algo inesperado tanto para nosotros como para él. Sí pude expandirme con Charlie Watts y Keith Richards.

¿Cómo te sentiste durante el concierto?
Muy bien. En relación con la pieza que abrió, “Jumpin Jack Flash”, me pareció que trataron de recrear la coda a cómo era la grabación original con Brian Jones. Esa fue mi impresión, puesto que en otras ocasiones, eso no ha sido así. Me pareció fenomenal.

Al ver los rictus faciales, la gestualidad, todo el desenvolvimiento escénico del grupo en general, el repertorio que escogieron… uno aprecia que actuaron con notable cuidado, pero que también le pusieron ganas, y hasta me parece que se podría afirmar que ellos también se sorprendieron.El día anterior, el programa Disco Ciudad lo había dedicado completamente a Los Rolling Stones, y la tercera pieza que puse fue “Tumbling Dice”, del año 1972. De entre tantas canciones de su extenso repertorio, esta fue también la tercera que ellos tocaron en el concierto y no te lo puedo negar, me encantó. Fue una coincidencia mágica. Sin embargo, tengo una pequeña inconformidad con “Symphaty for the Devil”. Me parece, honestamente, que estando en Cuba, aunque trajeran el loop grabado sobre el cual tocó Charlie Watts su batería en vivo, podían haber hablado con percusionistas como Edgar Martínez y, sobre todo, con Yaroldi Abreu; sabrá Dios que es lo que se abría armado. Fue un detalle que se les escapó. Si estaban en Cuba, tenían que haber utilizado un percusionista. Yo recomendaría a Yaroldi.

Sé que cuando escuchaste la pieza “Gimme Shelter”, fue un momento muy especial para ti en el concierto.
Me puse muy mal, en el buen sentido. Es como que me fui del aire. Me puse lloroso, tenía un alto nivel de adrenalina en el cuerpo. Estaba positivamente muy cargado. Es como que viví la pieza.

Por otro lado estaba convencido de que Sasha Allen —quien no por gusto la habían elegido para ocupar el puesto de Lisa Fisher y sobretodo de Mary Clayton, en la grabación original que aparece en el disco Let It Bleed— iba a cumplir con creces este papel. Vigilé la gestualidad, no solo el canto. Me pareció que miró a Mick, pues sentí que estaba consciente del protagónico tan fuerte que le había tocado. Fue un momento tremendo, algo que no te puedo describir.

¿Cómo has sentido la repercusión del concierto por parte de las personas que se te acercan para hablarte del mismo?
Fue muy estimulante ver a personas como Kelvis Ochoa quien, cuando me vio aparecer, me dijo: “¿Bueno y qué…Dime qué te parece esto? Le respondí que una especie de pequeño Woodstock cubano. Al mismo tiempo, la atención que tú sientes que te prestan, no solo personas que te están interpelando, sino también quienes no te conocen, pero que están cerca y pendientes de algo que vas a decir. Y no se trata de una cuestión de ego, sino de que a veces uno no sabe del alcance, de la dimensión de lo que hacemos a diario y cuando llegan ocasiones como estas te quedas loco.

¿Qué consecuencias crees que tendrá para el arte de nuestro país, esta presentación de Los Rolling Stones?
Esto va a provocar estallidos creativos a diversos niveles. Verás como empiezan a aparecer los pintores, a visualizar cosas. Cómo los escritores —algunos de manera muy directa— harán citas; pero es muy probable que otros incluyan algún capítulo en una novela con el tema…Y no me parece desacertado, creo que sería maravilloso que exista un interés renovado y renovador entre personas que no seguían al grupo, por comenzar a investigar. Va a motivar una aparición de canciones. Habrá gente que empiece a pensar en cómo recrear, un poco al menos, algo de ese estilo tan básico, tan personal a la vez que no es nada fácil de reproducir.

Esto va a provocar estallidos creativos a diversos niveles. Verás como empiezan a aparecer los pintores, a visualizar cosas. Cómo los escritores —algunos de manera muy directa— harán citas; pero es muy probable que otros incluyan algún capítulo en una novela con el tema…Si le preguntas a los guitarristas que se creían —algunos de ellos— que lo sabían todo, sobre todo a aquellos que han tocado con escalas pentatónicas, a los que han trabajado con influencias de la guitarra de metal europea. Todo ese tipo de gente que trabaja con escalas rápidas, que no emanan de las esencias del blues, a toda esa gente les resulta grandemente difícil reproducir ese tipo de aproximación guitarrística de los Stones. Incluyo a los bateristas, a los menos disciplinados, a quienes les resulta difícil asumir esa manera de tocar, llámese como se llame.

¿Crees que los Rolling abrieron una puerta para la visita de otras agrupaciones foráneas?
Por supuesto. Es una entrada. Se pararon en el umbral: abrieron, entraron y salieron victoriosos. Y eso, por fuerza, tiene que quedar abierto. Pero ojo a lo que pudiera venir después, no podemos pedirle lo mismo en cuanto a nivel tecnológico. Creo que sería un craso error pensar que se va a ver un concierto de una dimensión similar, venga quien venga. Me imagino que cada cual se las arreglará para traer su magia, su poción mágica.

Quiero terminar este diálogo con la pieza que cerró el concierto: la mítica “Satisfaction”.
Claro que la disfruté mucho, pero, sinceramente, disfruté más otras canciones. Ellos habían declarado que a lo mejor se excedían con algún bis. De hecho, la pieza “You can´t get always what you want” ya era un bis al igual que la propia “Satisfaction”. Entonces, cuando terminaron, que se despidieron tan respetuosamente y vi que no había nada más, fue que sentí que lo dieron todo.