La vida de Karen Briggs ha estado llena de regalos. Encontrarse con el violín desde niña, fue uno de ellos; conocer la música cubana, otro. Según cuenta la artista estadounidense en entrevista para La Jiribilla, hace muchos años llegó a su puerta un hombre llamado Papo Conga. “Un nombre muy inusual. ‘¿Tú eres violinista?’, me preguntó. ‘Quiero que toques charanga conmigo’. No sabía qué era aquello, pero me dijo que no me preocupara, que él me enseñaba.

La violinista recorrió la Escuela Nacional de Arte para conocer el sistema de enseñanza artística cubano del que tanto le hablaba Herrera.

“Era un conguero con una personalidad muy dramática. Cantante, timbalero, y en su banda había otro violinista que también me enseñó a tocar música cubana. Mis brazos se volvieron fuertes. Había una canción que recuerdo particularmente, duraba más de 20 minutos y tenía que estar tocando todo el tiempo. Fue muy difícil al inicio. Los ritmos eran repetitivos, pero me acostumbré y empecé a querer esas sonoridades, y después, cuando estuve de gira con otros países y bandas, extrañaba mucho la música popular cubana. Por eso siempre he vuelto a hacerla”, cuenta la artista estadounidense al preguntarle por la música cubana.

Precisamente, tenía una deuda con las sonoridades de la Mayor de las Antillas y, gracias a la insistencia del pianista Nachito Herrera, visitó Cuba como parte de la Feria Internacional de la Música Cubadisco 2022.

“Venía caminando por el pasillo para esta entrevista y pensaba ‘Dios mío, si yo hubiera crecido aquí y hubiera asistido a una escuela en Cuba, estoy segura de que sería una violinista muchísimo mejor”.

“Todo el tiempo Nachito me decía ‘tienes que ir a Cuba, tienes que ir a conocer La Habana’. Pasó un año, dos, tres, la pandemia, hasta que por fin estamos aquí”, asegura la violinista durante un recorrido por la Escuela Nacional de Arte. Hasta allí llegó para conocer el sistema de enseñanza artística cubano del que tanto le hablaba Herrera. “Venía caminando por el pasillo para esta entrevista y pensaba ‘Dios mío, si yo hubiera crecido aquí y hubiera asistido a una escuela en Cuba, estoy segura de que sería una violinista muchísimo mejor”.

Al preguntar por qué piensa de esa manera, menciona la pasión que emana de cada uno de los músicos cubanos. “La razón fundamental para hacer este viaje era para rendir homenaje a la música y al pueblo de Cuba porque, sin ser latina, me han aceptado cuando toco su música. Hablo poco español, solo pocas palabras como tumbao, inspiración, tequila, y esta era una forma de rendir ese tributo”.

La violinista señala también la posibilidad de improvisación que tiene la música cubana.

Para Karen Briggs, la música de este país es siempre alegre. “Aun cuando sé que muchas de las letras no son necesariamente felices, la música cubana siempre me alegra, además de que es la única de las que toco con la que puedo hacer a la gente bailar. Me hace muy feliz tocar charanga y salsa. Hace muchos años aprendí esos ritmos en California y ampliaron mi repertorio y vocabulario musical. Me hizo crecer como profesional. La música tiene la capacidad de borrar las líneas divisorias que separan a los hombres. Este es el país 49 en el que he podido tocar”.

La violinista señala también la posibilidad de improvisación que tiene la música cubana. “Como violinista de jazz había improvisado un poco, tenía algunas experiencias, pero la música popular cubana tiene un rol de improvisación para el violín que yo nunca había visto antes. Eso me encantó. Al mismo tiempo que aprendía la música, conocí sobre el café, sobre los frijoles negros, sobre el pollo con arroz, sobre religión. Estoy muy agradecida por eso”.

“Al mismo tiempo que aprendía la música, conocí sobre el café, sobre los frijoles negros, sobre el pollo con arroz, sobre religión. Estoy muy agradecida por eso”.

Su vocabulario musical creció cuando conoció las sonoridades de esta Isla caribeña. “Hay muchas ocasiones en las que el rol del violín no está del todo definido. He tocado con muchos percusionistas, bateristas, y conocer la clave cubana me ha ayudado a identificar el papel de mi instrumento. Además, ese entrenamiento con la música cubana me dio mucha fortaleza en el brazo. Todo mi trabajo y lo que me define como ejecutante está en la forma en la que sujeto el arco”.

Karen Briggs tiene planes de venir, junto con Nachito Herrera, a La Habana en enero del 2023 para participar en el Jazz Plaza. Y aunque solo son propósitos, dice con seguridad que Cuba seguirá disfrutando por mucho tiempo de su música.

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