La celebración de NG La Banda

Rafael Lam
8/4/2020

Ante la pandemia del coronavirus NG La Banda no pudo celebrar en grande el aniversario 32 de su estreno en el teatro Bertolt Brecht. Se trata de la orquesta que inaugura el Boom de la Salsa, que revolucionó totalmente la música popular con aquella Gira por los Barrios de La Habana, en días difíciles de noviembre de 1989. Hablamos a distancia, por teléfono me comunico con la casa de José Luis Cortés, en la zona de la playa de Jaimanitas.

José Luis Cortés, fundador y director de NG La Banda. Foto: Internet
 

¿José Luis cómo estás pasando esta difícil prueba de recogimiento?

Estoy refugiado en mi casita, protegiéndome, sabes que los que pasamos de 60 años tenemos que cuidarnos mucho más que los que tienen 20.

¿Cómo hubieras celebrado este aniversario 32 de NG La Banda?

Casi siempre acostumbrábamos hacer una fiesta grande para celebrar la dicha de haber hecho tanta música útil a los bailadores para los que se trabaja y se lucha. Te recuerdo que, en momentos muy difíciles, en la etapa del Período Especial, resistimos y dimos música para los bailadores; incluso en momentos en que el enemigo ponía bombas en los hoteles. Nosotros no dejamos de trabajar, de tocar, tanto para los cubanos como para los turistas. Momentos difíciles hemos pasado muchos, algún día habrá que contar la historia.

¿Vamos a recordar aquellos primeros tiempos de NG La Banda?

La primera presentación de NG La Banda fue en la Fábrica de Instrumentos de la Egrem; aunque esa no fue una presentación oficial. La oficial fue en la sala de los bajos del Café Bertolt Brecht. Después fuimos a presentarnos a los Círculos Sociales de la playa de Marianao. La primera presentación fue en el Julio Antonio Mella. Era una tarde fría y asistieron unas 43 personas; con los invitados, novias y familiares conformamos unos 90. No queríamos tocar, al fin nos convencimos, con la decisión de alzar una copa y brindar por el proyecto. De no triunfar en un año, nos retiraríamos. Pero, ¡¿quién te dice que la cosa se riega?!, los integrantes de la banda eran muy conocidos en Los Van Van, Irakere, Pachito y otras orquestas reconocidas y, al otro día la gente acude en masa. Tuvo que intervenir La Brigada Especial de la Policía. Comenzaba el Boom impredecible.

“Hicimos la música que la gente esperaba, una música para bailar y gozar”. Foto: Internet
 

¿El proyecto musical, el concepto aplicado por NG La Banda cómo se emplazó?

En principio, cuando nos entrevistaste para la revista Opina, en diciembre de 1987, dijimos: “Buscamos hacer la música cubana del futuro”.

¿Se cumplió ese objetivo?

La música no es una computadora que se programa y sale automáticamente. Al inicio los instrumentistas que interpretaban los metales estaban imbuidos de su origen: la orquesta Irakere, especialmente el jazz cubano. Esa no es la música ideal para que los cubanos bailen con toda sabrosura. En los carnavales de La Habana del verano de 1988, en un lugar llamado el Cajón, en el Malecón, los bailadores no estaban para el “figurao musical”, entonces yo, como director de la banda, bajo mi responsabilidad, me dije: “Aquí hay que cambiar de palo pa’rumba”, y así lo hicimos. Comencé a dialogar con el público, a amenizar aquella frialdad. Pedí al pianista tumbaos y montunos cubanos. La base rítmica estaba preparada: Peruchín en el piano, Miguel Ángel en los teclados, el Wikly en la tumbadora y Giraldo Piloto en la batería. Ahí comenzó todo. Unos tres meses después nos atrevimos hacer la Gira por los Barrios de La Habana. Antes lo había hecho Pablo Milanés, pero era la primera vez que una orquesta se atrevía a hacerlo.

¿Qué pasó entonces a partir de ese cambio?

Hicimos la música que la gente esperaba, una música para bailar y gozar; también hicimos una música con alto nivel técnico, tanto es así que fue muy difícil cogerle el “truco” a la timba que estábamos haciendo. Nadie se atrevió a imitarnos, en el exterior nunca han podido cogernos la “patente”.

(José Luis ríe abundantemente)

“Todos sabemos que en la música hay que ser sinceros, no se puede engañar a la gente”. Foto: La Demajagua
 

¿Mucha gente no entendió el concepto musical de NG, su atrevimiento en todos los sentidos?

El son, en su primera etapa, cuando llega a La Habana, tampoco fue comprendido por ciertas élites, lo consideraron atrevido, irreverente. Después se convierte en la música emblemática de Cuba. Te digo, la música es un reflejo de la sociedad, hicimos la música que, en ese momento exigían los tiempos. Cuando se haga la historia de la música del siglo XX, esa etapa final le pertenece a la timba cubana que inicia NG La Banda y, por la otra vertiente, el fenómeno de Buena Vista Social Club.

¿Tú personalmente quedaste satisfecho de todo?

Los músicos siempre estamos algo insatisfechos, queremos muchas cosas, no siempre tuvimos todo el apoyo que merecíamos; pero tengo que reconocer que el gran público siempre nos siguió.

¿Por qué crees que los siguió?

Todos sabemos que en la música hay que ser sinceros, no se puede engañar a la gente, la sabiduría popular no falla. Los que apoyaron y siguieron al Benny Moré no se equivocaron, y tampoco los que siguieron a Matamoros, Piñeiro, Arsenio, Pérez Prado, América, Jorrín, Aragón, Sensación. Tampoco se equivocaron los que apoyaron a Barbarito Diez, Miguelito Valdés, Celina, Abelardo Barroso, y a todos esos boleristas de victrola. Como dice el cantante de Los Van Van, el Lele hijo: “No hay fallo”. La gente no se equivoca.